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Arqueología
En plena Sierra de Aznar, a unos kilómetros de Arcos, se erigía un monumental complejo hidráulico aterrazado al que daban vida numerosas edificaciones para el almacenamiento y distribución del agua. Aquellas monumentales construcciones distribuían el agua desde la parte alta de la cima en el actual Cerro del Moro a través de un circuito integrado, que sepamos, por una estructura cónica de captación de unos 400 metros, una gran piscina (lacus) de unos 5 metros de profundidad con capacidad para dos millones de litros y de la que emanaba agua a modo de suave cascada procedente de la misma cima, otra espectacular piscina muy similar en la otra parte de la ladera, varias piscinas de decantación y una fuente también grandiosa, además de varios tramos de specus o canales de distribución.
Un enorme espacio donde el agua adoptaba todo el protagonismo y que el equipo de Geodetección y Georreferenciación del Patrimonio Histórico que dirige Lázaro Lagóstena, profesor de Historia de la UCA, identifica con Calduba, la ciudad romana de la que hablaba Ptolomeo en el siglo II d.C., pero cuya funcionalidad equiparan a la de un santuario romano vinculado al culto del agua, “la Munigua de la Sierra de Cádiz”, sentencia Lagóstena, “pues hay muchos paralelismos con el yacimiento de Sevilla”.
Desde 2019 trabajan con esta metodología no invasiva en este entorno natural repleto de estructuras que identifican como parte de la importante ciudad de Calduba, que posiblemente estaría sometida a Roma y que luego pasaría a ser un municipio de derecho latino en época flavia, como ocurrió con Iptuci y la misma Ocuri. “Creemos que es Calduba, que tuvo que ser una de estas pequeñas ciudades de prestigio con un rol importante en el acceso y control de la serranía y basada en algún culto relacionado con el agua”.
Esto deja atrás otras hipótesis manejadas hasta ahora como que desde aquí se solo se abastecía de agua el acueducto que llegaba a Gades o al uso del agua con fines agrícolas, ganaderos o artesanales. Ahora, estos trabajos de la UCA los conducen hasta el agua como eje vertebrador vinculado a la funcionalidad cultural de este circuito hidráulico. “Esto parece responder a un plan arquitectónico concreto, a un modelo como el de Munigua o los itálicos de Praeneste y Tibur”.
Hasta el momento se habían localizado y limpiado en la zona hace ya años algunas grandes estructuras relacionadas con este complejo hidráulico, entre las que hay una gran cisterna, unas piscinas limares, algunas de las cuáles fueron incluso cerradas para que no fueran alcanzadas por el ganado, además de adecuarse un camino. Pero este yacimiento con protección arqueológica que todavía no es BIC no está del todo acondicionado.
Ahora, estos trabajos no solo ofrecen datos muy precisos de lo que ya se conocía, sino de otros edificios mayores y menores de diversa funcionalidad. Como novedad, añade Lagóstena, han documentado elementos arqueológicos inéditos como un fortín o praesidium tardorrepublicano en la zona más alta, que era una especie de puesto militar de época anterior; un tramo de acueducto en la ladera norte; un asentamiento secundario con zonas habitacionales de amplia cronología en la ladera sur y la identificación de la cantera principal de la ciudad”.
La Unidad de Geodetección de la UCA trabaja para ello desde 2019 y por fases en este yacimiento de Sierra Aznar con prospecciones superficiales, fotogrametrías aéreas y terrestres, análisis y tratamiento de datos LiDAR y prospecciones geofísicas con las que están extrayendo abundante información sobre las características arqueológicas y topográficas del asentamiento.
Entre los estudios en profundidad figura el del gran lacus o piscina ya a la vista de planta cuadrangular, cuyos muros están cubiertos con el típico opus signinum romano, y sobre la que se está trabajando con modelos obtenidos a través de escáner láser y fotogrametría “que está arrojando datos de enorme precisión volumétrica”, y que la hace casi única en toda la Bética.
En cuanto a la segunda fase en la que están inmersos están abordando el escaneo 3D de las principales estructuras emergentes y prospecciones geofísicas para complementar y mejorar los resultados obtenidos.
Herramientas de gran utilidad dada la densa vegetación y las dimensiones del espacio a trabajar y que ha permitido confirmar el aterrazamiento de toda la ciudad, “un elemento clave para comprender el circuito del agua entre las estructuras” que conformaban este enorme templo romano que de alguna manera rendía culto a uno de nuestros bienes más preciados, el agua.
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