Camilleri que estás en los cielos
Negro sobre negro
'La red de protección', la primera novela no escrita sino dictada por el autor, se revela como una obra llena de alegría donde todos los personajes brillan con fuerza
Cuando Andrea Camilleri (Porto Empedocle, 1925- Roma, 2019) escribió La forma del agua, la primera novela de su paisano el comisario siciliano Salvo Montalbano, tenía 64 años. Antes había sido guionista, director de teatro y televisión y profesor de Arte Dramático. Sin embargo, fue precisamente al alcanzar la orilla de la jubilación cuando volcó todo su talento en una saga que le ha hecho mundialmente famoso y que le ha convertido en referente para eso que se ha dado en llamar el spaghetti crime, del que forman parte autores de los que ya hemos hablado en esta página como Antonio Manzini, Marco Vichi, Luca D’Andrea o Sandrone Dazieri. Tras La forma del agua llegaron otras 29 novelas más que tuvieron como protagonista a Montalbano, bautizado así por Camilleri en homenaje a su admirado Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho, de cuyas fuentes también bebió para crear al personaje.
La última novela de la saga publicada en España por Salamandra y que lleva por título La red de protección tiene la particularidad que fue la primera que Camilleri no escribió sino que dictó. En un momento en que la oralidad está más de moda que nunca, con centenares de podcast y audiolibros a nuestra disposición, el autor siciliano no tuvo más remedio que recurrir a contar sus historias como si de un Homero moderno se tratara por culpa de una ceguera progresiva que se agudizó en los últimos años de su vida.
Sin embargo, quizá sea esta circunstancia la que hace a La red de protección tan divertida. Porque la obra cuenta con todos los ingredientes de los amantes de Montalbano pero, además, personajes como el telefonista Catarella, cuyos problemas con el lenguaje le siguen trayendo de cabeza; o el díscolo subcomisario Mimi Augello, cobran mayor protagonismo en una historia luminosa y suculenta, porque el buen apetito de Montalbano y la gastronomía siciliana podría decirse que son otros protagonistas del libro.
Un autor tardío pero imprescindible
Andrea Camilleri nació en 1925 en Porto Empedocle, provincia de Agrigento, Sicilia. Todos sus libros ocupan habitualmente el primer puesto en las principales listas de éxitos italianas. Es ahora el escritor más popular de Italia y uno de los autores más leídos de Europa, traducido a treinta y seis idiomas y con más de treinta millones de ejemplares vendidos. En 1994 creó al comisario Salvo Montalbano. En 2014 fue galardonado con el IX Premio Pepe Carvalho.
A pesar de contar con casi 90 años cuando la escribió, Camilleri conjuga esa forma tan suya de vender la vida con la crítica social de una Europa descarnada y egoísta. La trama quizá sea lo de menos, porque arranca con el rodaje de una película sueca en la tranquila Vigàta que alterará a sus habitantes, pero en seguida se bifurca en otros dos casos secundarios que van cogiendo más peso conforme avanza la novela. En uno de ello, el comisario deberá buscar en la memoria más vieja del pueblo para desentrañar los secretos de una importante familia atormentada por un presunto suicidio.
La red de protección nos plantea de paso un debate sobre las navegaciones más peligrosas:la de los migrantes que buscan alcanzar las costas de Lampedusa y la de los menores inadaptados que se lanzan al mar imprevisible de las redes sociales, que alberga monstruos ocultos. Entre tanta oscuridad, Camilleri brilla inmortal.
La saga: Bordelli, un policía con alma en la Florencia de los años 60
Marco Vichi es uno de los autores de novela negra más leídos en Italia, junto al propio Camilleri o Manzini. Como de los dos últimos ya nos hemos ocupado, en esta ocasión reservamos esta sección de la saga para su comisario Bordelli, nacido en 2002 y que ya ha protagonizado seis novelas. De entre todas ellas quizá nuestra favorita sea Un asunto sucio, cuya trama se sitúa nuevamente en Florencia, la bellísima ciudad capital del Renacimiento que sirve al autor de contraste con crímenes y secretos muy oscuros.
Hay que tener en cuenta que Vichi sitúa sus obras en esa Italia de la posguerra donde el recuerdo de la contienda está aún muy presente. De hecho, el propio Bordelli fue soldado, y esto le ha marcado hasta convertirlo en un hombre taciturno y solitario, proclive a dejarse mecer por unas copas de alcohol y enamorado platónicamente de una ex prostituta, Rosa, con quien mantiene una relación bastante tóxica.
Al volante de un escarabajo, y a lo largo de sus novelas, Marco Vichi consigue hacer un fresco certero de la Italia que tantas veces nos enamoró y horrorizó por igual en películas como El ladrón de bicicletas o Arroz amargo. Todas las novelas de Bordelli son recomendales, con personajes y tramas muy trabajados. Aunque son historias autoconclusivas recomendaría leerlas en orden.
‘Arroz amargo’, una obra cumbre del neorrealismo italiano
Por seguir con el acento italiano, hoy la película que recomendamos no sólo es una gran joya del cine negro europeo sino que está considerada como una de las obras cumbre del neorrealismo del país vecino. Hablamos de Arroz amargo. En ella, una inolvidable Silvana Mangano es la cómplice de un ladrón a quien persigue la policía y que decide esconderse uniéndose a un grupo de jornaleras que se dirigen a las plantaciones de arroz del valle del Po. Una vez allí se reunirá con su amante, que proyecta apoderarse de la cosecha con la ayuda de unos colegas de la peor calaña. Dirigida en 1949 por Giusseppe de Santis, a Mangano le da réplica un gran Vittorio Gassman. La película, que sigue siendo un referente para los amantes del séptimo arte, estuvo nominada al Oscar en 1950. Algunas escenas protagonizadas por Silvana Mangano forman parte de la historia del cine. Puede verse en Filmin.
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