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Cádiz/Aunque el Teatro Romano sea la nueva estrella fulgurante de la puesta en valor de la trimilenaria historia gaditana, su estela no alcanza a dar brillo suficiente al resto de oscuros túneles temporales que unen el Cádiz de hoy con Gades o, incluso, con la fundacional Gadir. Los restos de la necrópolis, del acueducto, los Columbarios o la Factoría de Salazones, entre otras huellas del Imperio, no se han visto favorecidos hasta ahora por el nuevo impulso al Teatro desde las instituciones públicas, aunque parece que para 2018 sí está previsto apoyar a este último yacimiento. Sin embargo, los que sí se han animado sin reservas a la difusión del patrimonio histórico gaditano son algunos emprendedores locales, que este año han reforzado su apuesta por el turismo cultural con la apertura de dos tiendas especializadas en la ciudad.
La cara del potencial interés que posee el legado histórico gaditano la ponen TripMilenaria Museum Store y El Gaditano Errante, los establecimientos del doctor en Historia Francisco Javier Ramírez y el arqueólogo Juan Miguel Pajuelo, y el espeleólogo y empresario Eugenio Belgrano, respectivamente, que acaban de abrir sus puertas al público coronando, ambas, la actividad de dos empresas dedicadas a la explotación turística del patrimonio y a la organización de rutas culturales.
La tienda de Tripmilenaria, la entidad que gestiona las visitas del yacimiento Gadir, ha optado, de hecho, por arrimarse al calor del Teatro Romano situándose en la misma calle Mesón con San Antonio Abad y apostando desde su apertura el pasado mes por la marca del coliseo entre la gama de souvenirs con diseños propios (libretas, camisetas, chapas, mochilas...) de sus productos que también contemplan las reproducciones arqueológicas, recreaciones de joyería histórica y de gastronomía romana como los vinos, quesos y el garum realizados por la empresa Baetica.
Estos productos de la mesa romana, recuperados por el equipo del investigador Manuel León Béjar a través de los tratados de Columela, Plinio o Paladio, también se pueden encontrar en El Gaditano Errante de Belgrano, que se inauguró a primeros de mes y que además cuenta con reproducciones arqueológicas y souvernirs.
"Tanto la ciudadanía como los turistas tienen interés por el pasado romano de Cádiz y por su historia en general", explica Ramírez tanto por su experiencia en las rutas que organiza con Pajuelo como por el balance de este primer "buen" mes con la tienda en el barrio del Pópulo. Pero tanto estos expertos como el gerente de El Gaditano Errante también recuerdan las dificultades con las que se encuentran a la hora de plantear sus rutas en algunos de los yacimientos romanos tanto por sus horarios (a veces insuficientes o impredecibles) como por su estado de conservación (malogrado en algunos casos).
Belgrano, por ejemplo, opina que "el hecho de que el Teatro Romano no abra por las tardes, que los columbarios estén cerrados y que el horario de la Factoría de Salazones nunca se sepa" les impide "satisfacer" como quisieran "a muchos grupos que demandan una visita por la tarde, sobre todo, en verano". Además, señala que "la galería del Teatro no está iluminada", por lo que ahora mismo tampoco sería posible ampliar mucho más el horario.
Un buen ejemplo de dejadez del patrimonio romano se puede constatar en Varela donde el parque de Erytheia (en el que se exhiben los restos de una domus, casa romana) y el parque Kotinoussa (en el que emergen muestras de la necrópolis y donde se trasladó la cisterna romana encontrada en el yacimiento Gadir) conviven con el parque canino que es quien ha ganado la batalla por la apropiación social del territorio.
Así, es más habitual observar a perros acompañados de sus dueños que a turistas en estas localizaciones que están incluidas en las rutas turísticas guiadas por la ciudad sobre Gades, pero que no han calado ni en la conciencia patrimonial del ciudadano (hay restos de desperdicios en el interior de algunos de estos enterramientos y pintadas en la pileta de la domus que, además, sirve a los niños de munición de piedrecitas) ni, durante muchos años, entre las prioridades de las administraciones públicas. Por citar algunos ejemplos, los restos de enterramientos procedentes de San Severiano, que hace unos meses se trasladaron al parque, todavía esperan su cartelería informativa o la desatención a la cisterna romana a la que se le ha desprendido un fragmento (eso sí, es el único hallazgo protegido por una pantalla de cristal).
Esta desatención y degradación del patrimonio parece que quiere ser paliada desde el Ayuntamiento con el ya anunciado Proyecto de Protección de Arqueología Urbana, que está financiado con fondos del Plan Invierte pero que todavía está pendiente de publicación en el Perfil del Contratante para la conveniente licitación y posterior adjudicación de los trabajos.
La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía parece que también dibuja algún movimiento en favor a las demandas ciudadanas de atención al patrimonio histórico de Cádiz. Así, además de las inyecciones tanto económica como de atención que ha recibido este año el Teatro Romano, parece que para 2018 la Consejería brindará un poco de su cariño a otro de los espacios más abandonados de Gades, la Factoría de Salazones, el yacimiento menos visitado de la ciudad y que cierra sus puertas cuando llegan las vacaciones de los empleados pues no se hacen sustituciones.
Así, desde la delegación de Cultura informan que se va a realizar "una inversión de 7.250 euros" en este centro, destinada "a la adecuación de las instalaciones eléctricas y del espacio en general de Salazones", cuyas obras comenzarán el próximo enero.
No se tienen noticias, sin embargo, ni de la Casa del Obispo (con la empresa privada Monumentos A la Vista y el Ayuntamiento librando una pugna que tiene cerrado al público el yacimiento, perdiendo de nuevo el ciudadano) y los Columbarios situados en la calle General Ricardos cerrados a cal y canto desde hace diez años sin que la Consejería se pronuncie sobre su futuro.
Las reproducciones de los vinos y de ciertos productos de la gastronomía romana han calado en el gusto del público, de hecho, algunos de estos caldos y manjares que recupera y comercializa la empresa Baetica se encuentran entre los productos más vendidos de tiendas como TripMilenaria Museum Store y El Gaditano Errante donde, por ejemplo, pronto empezará a comercializarse el garum (un popular potenciador de sabor) en envase de litro. Esta reproducción gastronómica se puede utilizar hoy día para condimentar una ensalada de ahumados, un pescado a la plancha o una caldereta de pescado y marisco. Otros productos que viajan a nuestras mesas desde la antigua Roma son el paté de boquerones y el queso, que Baetica realiza con leche de cabra payoya pero que tiene la peculiaridad, al igual que en Roma, que está inyectado de mulsum, uno de los vinos que ahora se pueden encontrar también en las despensas del siglo XXI. La uva del mulsum se ha macerado con miel, por lo tanto es ideal para el aperitivo. También están el Sangui y el Antinoo, dos tintos macerados con rosa y violeta, respectivamente, que se pueden tomar con las carnes y patés; la mesalina, un caldo macerado con canela, que va con los postres y el paladio, un blanco macerado con especias orientales que marida con ensaladas, pescados y marisco.
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