La Carta Arqueológica Subacuática de Andalucía incluye más de 100 yacimientos
Patrimonio
El Centro de Arqueología Subacuática, con sede en Cádiz, coordina toda la información que generan los fondos marinos andaluces
Cádiz/Restos arqueológicos localizados en las aguas marítimas andaluzas, como los pecios de El Águila en Almería, Camposoto en Cádiz, Matagrana en Huelva o Los Santos en Málaga, integran la Carta Arqueológica Subacuática de Andalucía, un proyecto que la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, a través del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), desarrolla desde hace más de 20 años.
Según informa la Consejería de Cultura en nota de prensa, la Carta Arqueológica Subacuática contiene datos actualizados de los yacimientos localizados en aguas continentales y en el litoral marítimo de Andalucía. También se registran áreas de potencial arqueológico y bienes relacionados con naufragios históricos. Una información que es procesada, documentada e investigada por el Centro de Arqueología Subacuática (CAS), unidad dependiente del IAPH con sede en el Balneario de La Palma y el Real de Cádiz.
A lo largo de estas dos décadas, las diferentes campañas en distintas áreas del litoral andaluz han permitido conocer la existencia de más de 100 yacimientos arqueológicos y 128 áreas de potencial arqueológico, con una cronología que abarca desde la Protohistoria hasta la Edad Contemporánea.
De igual forma el estudio de las fuentes documentales ha proporcionado información en torno a unos 2.000 naufragios históricos en aguas andaluzas, muchos de los cuales se localizan en el golfo de Cádiz. Ello indica, a juicio del CAS, no sólo la importancia arqueológica de esta zona sino también la necesidad de establecer medidas específicas de protección, al situarse dentro de ella zonas como la Bahía de Cádiz o la desembocadura del Guadalquivir en las que se produjeron numerosos naufragios de navíos procedentes del comercio con América que atraen a grandes empresas de cazatesoros.
La experiencia de documentación ha favorecido, al mismo tiempo, el desarrollo de proyectos de investigación, entre los que destaca ‘Carabela’. En colaboración con el Centro de Reconocimiento de Formas y Tecnologías del Lenguaje (PRHLT) de la Universidad Politécnica de Valencia y con financiación de la Fundación BBVA a través de la convocatoria de Humanidades Digitales, se realizó en 2019 una propuesta experimental para resolver uno de los grandes problemas que se plantea a los investigadores que trabajan sobre fondos de archivos históricos manuscritos: localizar entre millones de documentos aquellos que son de interés para su estudio ahorrando al máximo, en tiempo y recursos, a través del uso de las nuevas tecnologías de la inteligencia artificial.
Con este proyecto se pudo demostrar que el empleo de la inteligencia artificial, a través de técnicas de reconocimiento de caracteres, permite localizar, con una eficacia de más del 90%, documentación específica sobre naufragios históricos y otros registros de interés almacenados en un fondo documental experimental -de 125.000 documentos-, creado aleatoriamente con legajos del Archivo General de Indias y el Archivo Histórico Provincial de Cádiz.
En la actualidad, la Carta ofrece un importante apoyo a la actividad de tutela del patrimonio arqueológico subacuático que ejerce la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico. Como catálogo exhaustivo de yacimientos, siempre en actualización y mejora, favorece medidas concretas de protección y conservación, así como diseño de estrategias de investigación.
En total más de 4.500 especialistas, profesionales y personas interesadas en el patrimonio arqueológico subacuático, procedentes de 12 países diferentes, han hecho uso de esta información a través de los servicios documentales del Centro de Arqueología Subacuática.
Inaugurado en 1998, el CAS nace, entre otros objetivos, para documentar el patrimonio arqueológico subacuático de Andalucía y sistematizar su información, siempre partiendo de una idea también defendida por recomendaciones internacionales: su correcta preservación pasa por tener un conocimiento previo y global.
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