La Cava, el tablao flamenco de Cádiz, vuelve a abrir sus puertas tras 16 meses cerrada

El establecimiento, que ha permanecido cerrado desde el inicio del estado de alarma, retoma su actividad “despacito” con espectáculos durante tres días en semana

Una imagen de La Cava, tras retomar su actividad. / Miguel Gómez

Cádiz/Con “mucha ilusión” pero sin perder de vista “la complicada realidad que nos espera este año”, Emilio González, gerente de La Cava, volvió a abrir las puertas del tablao flamenco gaditano este 1 de julio. Puertas que han permanecido cerradas desde que el 13 de marzo de 2020 tuviera que cancelar un espectáculo cerrado para 60 personas debido al estado de alarma por la covid-19. Es decir, 16 meses cerrados a cal y canto y aguantando el temporal.

“Imagínate... Ha sido muy difícil pero llegamos a un acuerdo con el dueño del local para reducir a la mitad el pago de alquiler y, bueno, tirando de ahorros y como hemos podido. Y, hasta ahora, sin ayuda económica ninguna”, refiere el empresario sobre un sector, el de los tablaos flamencos, profundamente afectados por la crisis sanitaria. De hecho, muchos de ellos, quizás no vuelvan a abrir sus puertas.

La Cava tiene 21 años de historia en la ciudad “y esperemos que algunos más nos queden”, ríe González que ha decidido “tirar para adelante” y reiniciar la actividad de su casa en la calle Antonio López.

“Abrimos el día 1 de julio pero vamos a ir despacito porque tampoco hay mucho turista extranjero, que suele ser nuestro público mayoritario, ni tampoco muchos cruceros. De hecho, este lunes 5 de julio tenemos al único crucero que viene este mes”, aduce.

Así, con la prudencia como mejor aliada, González decide volver a llenar de vida La Cava “tres veces por semana durante este mes de julio”, exactamente, los martes, jueves y sábados a las 22.00 horas, “o a las 21.00 horas si se quiere cenar”, precisa; amén de esta jornada en la que debutan en la nueva normalidad de los cruceros.

“A ver como sale... Vienen con un protocolo grande, con un montón de normas que cumplir, pero nosotros estamos preparados y estamos deseando volver a trabajar con los cruceros”, explica el gerente del tablao que detalla que con un aforo con 99 localidades se podían quedar en 74 “pero al cumplir con la distancia de seguridad de metro y medio queda aún más reducido, así que de 16 mesas nos hemos quedado en 11 mesas y no todas de ellas con cuatro sillas, algunas con dos para poder ceñirnos a la distancia marcada”.

Otro de los cambios en La Cava se sitúa sobre el escenario. Así, “de cinco artistas” con los que contaba habitualmente el tablao, el plantel ha quedado reducido “a cuatro pero sólo tres están sobre el escenario y uno fuera; normalmente son los bailaores los que se rotan”, detalla el empresario que dice con paciencia, “hay que amoldarse”.

Amoldarse también a “tomar la temperatura, las mascarillas, los geles hidroalcóholicos...”, enumera, estoico, González, que ha visto todavía “poco público” en estos primeros días de actividad en La Cava aunque “como siempre, muy entregado”.

Y es que, defiende el gerente, en La Cava se dieron cuenta “hace muchos años” de que el extranjero, “el guiri”, ya venía a España sabiendo qué era el flamenco y demandando “un flamenco de calidad”. “Y eso es lo que se ofrece en La Cava”, asegura, donde se puede ver “de todo, no sólo palos festeros”. “Hay baile, hay un momento también sólo para el toque y otro solo para el cante, hay palos más movidos y otros más reposados... Intentamos que el espectador, durante una hora y cuarto que dura el espectáculo actualmente, pues antes lo hacíamos en dos partes con un descanso en medio, se vaya con una experiencia muy completa”, apuesta.

Una experiencia que el aficionado o el neófito puede acceder con una entrada adquirida desde la página web de La Cava, o en el Kiosko San Juan de Dios, “además de en muchos hoteles directamente, que te hacen la reserva ellos”, asevera González que también admite que “ahora también en la puerta los días de espectáculo, algo que antes era imposible porque nunca había sitio pero ahora lo más probable es que haya entradas”, lamenta.

Porque Emilio González opina que “hasta al menos abril del año que viene”, la situación para La Cava “no remontará”. “Ahora tiraremos del turismo nacional, entre septiembre y octubre se supone que llegan los cruceros y, a partir de ahí, el desierto... Un desierto que antes suplíamos con el turista extranjero pero este año... A ver...No soy pesimista pero sí realista, nos quedan unos meses duros”, augura.

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