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Chano Domínguez: "Cádiz va en mi música"

Entrevista con el Premio Nacional de las Músicas Actuales 2020

El músico gaditano habla del Premio Nacional de Músicas Actuales y del concierto que el 27 de noviembre protagoniza en el Falla con Martirio

El músico gaditano Chano Domínguez. / Ana Zaragoza

Cádiz/“La gente que está conmigo –confiesa Chano Domínguez, flamante y gaditanísimo Premio Nacional de las Músicas Actuales 2020- me preguntan, ¿tú cómo te las apañas para decir todos los días la palabra Cádiz?”. El compositor y pianista, uno de los grandes referentes del jazz-flamenco, no lo sabe, no lo hace “a propósito”, dice, sino que nace “de manera natural” pero de lo que sí está seguro es de que Cádiz va con él. “Cádiz va en mi música yo creo que se nota la luz de Cádiz, se nota la sal, y yo eso no lo voy a esconder nunca, al contrario, me encanta porque ese soy yo, esa ha sido mi crianza, mi bagaje que me ha construido y ha hecho de mí el que soy hoy en día”, explica el artista que el próximo 27 de noviembre celebrará con sus paisanos la distinción que la pasada semana le otorgó el Ministerio de Cultura, ya que estará en el Gran Teatro Falla con Martirio para homenajear A Bola de NieveA Bola de Nieve.

-Que las musas cojan trabajando y los premios, pues también

-¡Desde luego! La noticia me llegó totalmente por sorpresa, no tenía ni idea de nada. Afortunadamente, hemos podido recuperar los conciertos en directo y yo me he pasado del mes de octubre tocando por Europa entre Suiza, Luxemburgo y Portugal, y la noticia me pilló en Portugal, en Espinho, haciendo el último concierto de una gira que he hecho con un músico brasileño espectacular Hamilton de Holanda, que toca la mandolina, y que os aconsejo que busquéis. Ha sido una experiencia estupenda haber trabajado con él.

-¿En quién pensó primero cuando le dieron la noticia?

-Pues me acordé fue de mis papis. De lo contentos que se habrían puesto mis papás de ver que me daban un premio de este calibre. Y después de mis hijos también. Para ellos fuero mis primeros pensamientos.

-Además de prestigio, el Premio Nacional de Músicas Actuales está dotado con 30.000 euros. ¿Ya sabe a qué los destinará?

-Pues mira, yo tengo escrito una concierto para Orquesta Sinfónica que, además, he tocado hace poco en el Festival Flamenco On Fire, en Pamplona, con la Orquesta Sinfónica de Navarra y me gustaría poder plasmar este concierto en una grabación. Así, quizás, voy a invertirlo en la música, que es lo que siempre hago. Invertir en la música por todo lo que me da la música. Y esperamos poder hacer este disco con una buena orquesta y cubriendo todas las necesidades que esto conlleva.

-Cuándo empezó con la, entonces, locura del flamenco-jazz, ¿pensó alguna vez que le llegarían tantos reconocimientos?

-No, mira, yo soy músico porque me lo paso muy bien jugando con el instrumento. Nosotros aquí en España decimos vamos tocar el instrumento pero en casi todos los idiomas se dice vamos a jugar con el instrumento I´m going to play, por ejemplo. Y eso es lo que me ha movido todo el tiempo, el sentirme que estoy jugando y consiguiendo cositas que me gustan y con las que me lo paso bien y, se ve, que cuando las toco para otros ellos también se lo pasan bien. Eso es lo que me mueve a mí.

-En sus comienzos, ¿cuánto pesó la influencia del sexteto de Paco de Lucía?

-Más que pesar el sexteto, pesó, simplemente, Paco de Lucía. Te explico, date cuenta que yo empecé tocando la guitarra flamenca en el año 68 y en el año 72 o 73, no recuerdo bien, Paco sacó ese disco maravilloso que se llama Fuente y Caudal donde toca esa improvisación que se llama Entre dos aguas, porque eso es una improvisación, prácticamente. A mí ahí me cautivó Paco de tal manera que ya fue mi referente y lo fue siempre y lo he seguido llevando conmigo. Cómo no estar influenciado por Paco. Él es el primer músico que nos abre la puerta a otro montón de músicos que hemos venido después a llevar un poco más allá su camino.

-Una puerta que usted cruza metiendo a Monk por bulerías…

-A mí me encanta tocar con los ritmos de mi tierra. De hecho, desde el grupo Cai, el grupo de rock sinfónico que teníamos en los 70, lo que hacíamos era utilizar las influencias que nos venían de la música anglosajona con los ritmos de nuestra tierra e incluirles improvisaciones. Con lo cual para mí eso siempre ha estado en mi música. Entonces, para mí Monk es uno de los compositores del mundo jazz que más me cautiva, me encanta tocar su música y yo veo que él es muy flamenco. Para mí tocar un tema de Monk en clave flamenca es un divertimento y se me antoja, de alguna manera, fácil a mi entender, porque al tener toda la influencia de los ritmos de mi tierra y después de haber tenido la experiencia de haber trabajado con músicos de jazz increíbles y haber aprendido de ellos y de los discos, me siento con la capacidad de poder ver a Monk en clave de bulería, en clave de soléa, de tangos, de tanguillos y de todos los ritmos de mi tierra.

-A Monk, a Miles Davis después… Pero para que todo esto pase tiene antes que acercarse al piano y, como ha dicho, usted venía de la guitarra flamenca, ¿cómo llega al piano y por qué se queda con él?

-Llegué al piano bastante tarde ya. Yo 14 o 15 años dirigía el coro de la iglesia de San José, que es la iglesia de mi barrio, donde yo hice la primera comunión. Entonces, imagínate, allí hacíamos la misa cantada todos los domingos. Y en el coro de la iglesia, en la parte de arriba me refiero, había un armonio, que es un órgano que tú tienes que manchar, que tienes que pedalear, para que suene. Yo vi ese instrumento, y yo quería tocar ese instrumento. Yo siempre he querido tocar todos los instrumentos. Mi mamá me decía que con 2 años ya cogía dos cacerolas y dos cucharas y me ponía tocar percusión. Yo siempre he querido tocar cualquier instrumento que me llame la atención. De hecho, me encanta tocar la batería, tengo vibráfono, toco bajo eléctrico, he tocado alguna vez el contrabajo… Yo soy un músico que me encanta tocar todos los instrumentos. Entonces, me acerqué a ese armonio y empecé a trasladar los acordes que yo conocía de la guitarra al teclado para poder obtener la misma sonoridad. Así me acerqué al piano... Después empecé con el grupo Cai con el que estuve tocando teclados casi 5 años, y en 1980 me doy cuenta que realmente el piano es el instrumento que me va a permitir expresarme con mayor riqueza y que si tocaba bien el piano, indudablemente, podía tocar bien el órgano o un sintetizador o cualquier tipo teclado. Y ahí me volqué en el piano en el que sigo hoy. Es un instrumento que cuando te enamoras de él ya no lo puedes quitar de tu vida, y eso mismo es lo que me ha pasado a mí.

-Una relación de amor

-Casi… De amor-odio, diría yo porque el piano es ese instrumento que está siempre vestido de frac, brillando, esperándote en una habitación. Porque el piano no es como una guitarra que tú te la puedes llevar a la playa, al campo o incluso al cuarto de baño, sino que el piano es un instrumento al que tú tienes que rendirle pleitesía, tienes que ir a esa habitación a buscarlo, encima, como decía el grandísimo Michele Petrucciani, cuando le levantas la tapa paree que con esos dientes que tiene se ríe de ti, es como una boca abierta riéndose de ti, como retándote, a ver si puedes conmigo. Así que tengo una relación con el piano muy de amor-odio, yo o me voy a tocar el piano o hay días que no lo toco porque no me siento con la fuerza de poder hacerlo. Pero ahí sigo en el piano porque es el instrumento que me ha dado casi todo lo que tengo, he conocido todo el mundo a través de ir tocando el piano y es una alegría grandísima para mí el poder tener este instrumento conmigo.

-Cierta vez que hablé con Dorantes me decía que tenía, prácticamente, un piano en cada habitación. ¿Su casa también es así?

-Yo tengo pianos por todos lados, la verdad. En mi casa siempre hubo como 3 o 4 pianos. Yo es que estaba viviendo Nueva York y me he vuelto para Barcelona.... Yo tengo pianos por todos lados... Tengo pianos en Nueva York, en el apartamento de Barcelona, en casa de Martirio para cuando voy a trabajar con ella… Como no puedo ir cargando con el piano, voy dejando pianos por todos sitios donde me voy moviendo.

-Me ha dado usted el pie al hablar de Martirio… En nada, el 27 del mes que viene los tenemos a los dos aquí en casa…

-Qué ganas, ¡por favor¡ Tenemos unas ganas Maribel y yo… Es que para mí el Teatro Falla es el coliseo, el sitio donde yo me siento... A ver, te lo confieso, a mí me da miedo subirme al escenario del Falla, mucho miedo y mucho gozo también. Es que para mí, mi público, el de mi Cádiz, es un público que es muy inteligente y sabe muchísimo y no da aplauso en vano nunca, con lo cual es el sitio donde yo creo que tengo que estar mejor de todos. Tengo unas ganas de ir y contaros toda la historia de Bola de Nieve y tocaros su música..., no veo el día de estar allí con vosotros.

Chano Domínguez y Martirio. / Lou Valerio Dubuis

-Hábleme de la personalidad artística de Bola de Nieve

-Yo conocí la música de Bola de Nieve en el año 98 en Colombia. Era la primera vez que hacía una gira por ese maravilloso país al que después he perdido la cuenta de las veces que he vuelto de gira. Entonces, yo escuché a Bola de Nieve y dije “vaya cómo cante este hombre, qué maravilla” pero no sólo cómo canta sino quién será el que lo acompaña al piano, vaya manera de tocar… Y cuando me dijeron que era él solo, que él tocaba el piano y cantaba… Es que tocaba el piano de una manera tan bella, tan impresionante, con una técnica tan poderosa del mundo de la música clásica pero haciendo estas canciones con una emoción y con una manera de trasladar sentimientos tan poderosa que me quedé muy alucinado de que se pudiera cantar y tocar a la vez así. Es como dos grandes músicos en uno. Bola de Nieve es muy grande. Cualquier tema que Bola de Nieve cogiera e hiciera una versión, lo convertía en una joya. Entonces para mí poder ahondar en la música de Bola de nieve y haberlo hecho con Martirio, además, es maravilloso, porque Martirio sabe trasladar todas esas emociones exactamente igual que Bola. Y para mí poder acompañar las armonías de todos estos temas que se compusieron en los años 50-60, todo lo que es la época que se llamó del bolero filin que es cuando el bolero se mezcla con el jazz y coge todas esas influencias de libertad, de maneras de expresar, es maravilloso. Cada noche que nos subimos a un escenario es una fiesta por todo lo que sentimos, porque es un espectáculo muy emocionante, con mucha emoción en cada canción.

-¿Y cuál fue la principal dificultad para usted a la hora de enfrentarse a estas canciones?

-Para mí la dificultad está en dejar que la canción suene. Yo no tengo que hacer más esfuerzo del que me pide la canción. No he intentado subrayar nada, ni hacer nada muy espectacular con las canciones de Bola de Nieve. Lo que yo intento es respetar la canción tal y como ella es en sí misma y simplemente aportar mi punto de vista emocional a través de ese acompañamiento que hago a Martirio. Date cuenta que en este disco, los solos de piano no duran más de 8 compases porque yo pienso que en este tipo de repertorio no se puede perder la canción, la canción tiene que estar presente de principio al final y tú tienes que ser capaz de poder reinventar dentro de esa estructura tan concreta que es la canción que es introducción, estrofa, estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, estribillo. El bolero filin tiene esa forma musical y para mí no hay que perderla en ningún momento.

-Hay que trabajar mucho la humildad para dejar a un lado el ego y ponerse al servicio de la canción, ¿no?

-Yo creo que el ego es algo que nos perjudica. Tampoco es que haya que tener lástima de uno mismo... Pero una cosa normal. Yo cuando me enfrento a un trabajo, lo primero que pienso es cómo me veo yo en esa fotografía, ¿me veo muy empirifollado, muy enrevesado o me veo ayudando a que todo tenga un orden orgánico y natural? Y para mí la música de Bola de Nieve no necesita de grandes improvisaciones, por supuesto que se podrían hacer, por supuestísimo, pero además al tener a Martiro como catalizador de todas esas emociones no quiero dejar dejarla tres minutos en el escenario sin cantar, sería una pena, por eso mis solos en todos los temas de ese disco no duran más de 8 a 16 compases.

-Habla de emoción. También el reencuentro con Maribel supongo que ayuda

-Yo a Maribel… Es que somos familia. Nosotros nos consideramos familia porque nuestra relación viene de muy atrás. Date cuenta que Martirio y yo nos conocimos tocando con Kiko Veneno en el año 85, desde entonces tengo una relación estrecha con ella, hemos hecho unos discos bonitos y muy importantes en la música española como Coplas de madrugá, que despertó ese nuevo renacer de la copla vista de otra manera y a partir de ahí todos los músicos de pop, de rock empezaron a hacer versiones de la canción española, que había estado con mucho polvo encima. Después hicimos en 2004 Acoplados, con la Orquesta Sinfónica de RTVE y una big band creo que hemos hecho dos formatos muy potentes de la versión española y ahora volverme a unir con ella para hacer esto de Bola de Nieve le da mucho sentido porque seguimos trabajando u material muy nuestro, muy latino, muy hispano, muy único. Es lo que yo llamo todos los estándar latino donde incluyo la canción española.

-¿Qué le pide a la gente que vaya el día 27 de noviembre al Falla?

-Pues que vaya con pañuelos y cleenex para poder llorar pero también para poder llorar de la risa. Porque lo que tú no te puedes imaginar es lo que Martirio se le puede ocurrir en un momento porque ella tiene una creatividad absoluta, espectacular y tiene esa genialidad que tiene la gente de Cádiz también a la hora de salir a la calle y expresarse con las chirigotas, los cuartetos y con todas las expresiones musicales que tenemos allí. Así que el que vaya, que se prepare con el cleenex para llorar y reírse, las dos cosas.

-Varios Grammy Latino, nominación al Grammy, este Premio Nacional…, ¿además del montante económico, qué da un premio?

-Bueno, éste es el primer premio en mi vida que tiene un montante económico. Yo tengo una ristra de premios, y tú has nombrado algunos de ellos, que lo más que me han dado es una medallita, una placa, y yo lo agradezco muchísimo porque igual engorda un poquito el ego pero te ayuda a seguir en este camino en el que tú crees pero los artistas siempre necesitamos esa tercera pata que nos dice “qué bonito lo que estás haciendo, sigue, nos gusta mucho”. Así que para mí es importante, está muy bien y agradezco mucho que me hayan ofrecido todos estos premios. agradezco ofrecido todos estos premios.

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