El Chapa: "Carnaval y poesía son exactamente la misma cosa"

literatura

Miguel Ángel García Argüez presenta este sábado en la Fundación Ory 'Toda la vida al revés', una retrospectiva de su creación poética

Miguel Ángel García Argüez, 'El Chapa'. / Miguel Gómez

Un San Pedro crucificado de Zurbarán ilustra la portada de Toda la vida al revés, la retrospectiva poética de Miguel Ángel García Argüez, El Chapa, que se presenta este sábado en la Fundación Ory. La propuesta ha sido publicada por Hojas de Hierba y reúne textos desde que el autor gaditano (La Línea, 1969) empezara a experimentar con la lírica, antes del cambio de siglo. Los poemas aparecen en cronología inversa, con los más recientes –algunos, inéditos– al principio. Son creaciones, resume la editorial, de una “factura magmática y heterodoxa”, en un autor que juega con las “fronteras estéticas del lenguaje”.

Los últimos versos –es decir, los primeros que se escribieron– pertenecen a Las tijeras y el yogur, la primera colección de García Argüez en ver la luz, allá por el año 94. El escritor y autor de Carnaval admite que no ha sido fácil realizar una selección, sobre todo, “cuanto más retrocedía en el tiempo”. Ese “yo” de hace treinta años bien podría ser otro y, probablemente, escribía como otro: “Han sido tres décadas de aprendizaje, porque siempre aprendes, y vas leyendo cosas diferentes, evolucionas y, en general, se suele decir que te vas simplificando más: pero en mi caso creo que ha sido al contrario –explica García Argüez–. Eso sí, del primer título, me ha costado sacar poemas con los que me identificara. Pero ha sido una experiencia de prospección interesante. Y como ahora estoy más volcado con la narrativa, mientras que la poesía no deja de ser una práctica más onanista, como para mí solo, ha sido curioso reencontrarme con mi yo”. No ajeno a este proceso es el trabajo de pedagogía literaria y escritura creativa que el autor desarrolla desde hace años, “y en el que he tenido que profundizar mucho en el cuerpo del lenguaje, y entrenar también a los alumnos en una especie de cuerpo a cuerpo con las palabras”.

Una evolución en la que observa que, “frente a la tendencia general, que es ir depurando el estilo y buscando la esencia, que se dice, la relación que he ido creando con el lenguaje cada vez es más lujuriosa, cada vez me regodeo y experimento más, la orfebrería lingüística es más densa, me interesa más que antes –apunta–. Para mí, está clarísimo que tengo un concepto muy oral de la poesía: parece que escribo para el recitado”.

Y es que, en gran parte, escribe para el recitado sin filtros: para García Argüez, que ha firmado para varias agrupaciones del COAC (Los Luceros, Tierra y libertad, Los esclavos...) Carnaval y poesía “son exactamente la misma cosa. La poesía es como la gastronomía: puedes hacer una tortilla de patatas y un plato de deconstrucción, que sería quizá la poesía culta. Te puedes especializar en una cosa u otra, pero en realidad estás haciendo lo mismo: la base es la misma. Habrá quien no salga de la tortilla de patatas, y otros que disfruten de la innovación, y quien le dé a todo. Yo me siento cocinero, en cualquier caso”.

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