Sorteo
Los municipios de Cádiz con premios de la Lotería de Navidad 2024

Charlie Parker nunca falla

Negro sobre negro

'La mujer del bosque’, decimosexta entrega del detective creado por John Connolly, es una de las mejores novelas de esta larga y exitosa saga

El autor irlandés John Connolly.
Portada de La Mujer del Bosque de John Connolly

Charlie Parker es su hombre. Si tienen un problema, si se aburren, si añoran algo de pasión, de emoción en sus vidas... recurran a Charlie. No lo lamentarán. La mujer del bosque es la última entrega de la saga de este detective creado por el irlandés John Connolly y que inició su andadura en la editorial Tusquets en 2004. Quienes nos confesamos enamorados de Parker, un amor casi a primera vista, hemos celebrado la aparición de este último título, a decir de muchos, uno de los mejores desde aquel durísimo Todo lo que muere. Es difícil elegir uno, pero desde luego que esta última aventura en los bosques de Maine formaría parte sin discusión de la santísima trinidad del atormentado buscalíos.

En La mujer del bosque nos encontramos nuevamente con problemas endémicos de EEUU como la violencia machista o el racismo, la lucha contra los supremacistas, que ya ha relatado en más de una ocasión Connolly de manera certera, como en El camino blanco, otro imprescindible de la serie. De hecho una de las tramas secundarias gira sobre el incendio de la furgoneta de un supremacista blanco a manos de Louis, el sicario esnob y amigo inseparable de Parker.

Un clásico moderno

John Connolly, con una legión de seguidores, abre la nueva sección que este diario dedicará cada semana a la novela negra, un género imprescindible y que cuenta con devotos en todo el mundo. Cualquier buena historia podría ser en sí misma una novela negra y aquí intentaremos traer novedades, recomendaciones, homenaje a detectives de leyenda, sagas que aún perduran e incluso un recuerdo para el séptimo arte y sus incursiones en el género con obras míticas. Todo eso por una sola razón... porque nos apasiona la novela negra.

La trama de esta última y apasionante entrega arranca nuevamente en los oscuros bosques del estado norteño de Maine. Allí las tormentas aceleran el deshielo. Un árbol cae y junto a sus raíces queda al descubierto el cadáver de una joven. Los policías y forenses que investigan lo ocurrido llegan a la conclusión que la mujer dio a luz poco antes de morir. Sin embargo, en los alrededores no hay ni rastro del recién nacido, que calculan, ahora tendrá unos tres o cuatro años. Para encontrarlo, el abogado Moxie Castin pide ayuda a Parker. Pero nuestro detective preferido no es el único que ha emprendido esa búsqueda. Tiempo atrás, alguien siguió los pasos de esa joven, alguien que deja cadáveres a su paso. Es aquí donde aparecen dos nuevos personajes de esa galería interminable de seres a medio camino entre este mundo y el otro creados por Connolly: Quayle y Mors, que buscan el misterioso libro que la chica muerta robó tras escapar de un terrible cautiverio. Con lo que no cuenta Quayle, un inglés casi salido de una novela de Henry James, es que si hay alguien capaz de moverse con soltura en ese espacio indefinido entre el mundo de los vivos y el de los muertos es Charlie Parker.

Mientras la Policía, Parker y Quayle buscan al niño alumbrado por la mujer del bosque, en una casa cercana al lugar donde apareció su cadáver un teléfono de juguete empieza a sonar. Suena para un niño con muchas preguntas que está a punto de recibir la llamada de una mujer muerta. Pero, cuando los muertos llaman, lo mejor es que conteste Charlie Parker.

La saga: Harry Hole

"Petirrojo", por Jo Nesbo

La literatura nórdica ha dado sobrados motivos de alegría a los amantes del género negro. Muchos de sus más ilustres personajes irán apareciendo en sucesivas entregas, pero quizá hoy, por aquello del estreno, el protagonista de esta sección dedicada a las sagas lo ocupa otro de nuestros favoritos: el inspector Harry Hole, o lo que es lo mismo, su padre literario, el noruego Jo Nesbø.

Alguna de las entregas de la serie incluso han sido llevadas al cine con cierto éxito, como El muñeco de nieve, y otras bien podrían tener idéntico destino en un futuro.

Harry Hole, ex alcohólico en permanente combate con su incierta voluntad, fumador empedernido, un desastre en las relaciones de pareja, antipático pero infalible, es una leyenda en el cuerpo policial de Oslo, una ciudad que Nesbø retrata de manera muy alejada al ideal de bienestar escandinavo. Drogas, crímenes, violentas bandas del Este, psicópatas, asesinos, violadores, gente mala, canallas de tomo y lomo a los que el bueno de Harry, con sus casi dos metros de altura y el atractivo de los calvos mal encarados y seguros de sí mismos, trae por la calle de la amargura. Hasta el momento Hole ha tenido una docena de aventuras, algunas de ellas entrelazadas, como Fantasma, Policía y La sed, las tres muy recomendables. También lo son Petirrojo, El Murciélago, con la que inició la saga, o la citada El muñeco de nieve.

Fotógrama de "Perdición" de Billy Wilder, adaptación de James M. Cain.

‘Perdición’, un imprescindible del cine negro que reunió a varios genios

Donde sin duda ha tenido una gran influencia la novela negra ha sido en el cine. Hay títulos memorables, auténticas obras de arte como la que hoy recomendamos: Doble indemnización. Rebautizada en España como Perdición, ofrece con cada visionado nuevos detalles de cómo la inteligencia de una mujer fatal de manual es capaz de destruir a un hombre. En esta ocasión, sobre la novela de James Cain trabajaron Billy Wilder y otro genio de la novela negra, Raymond Chandler, autor del que bien pronto nos ocuparemos. Si unimos a estos tres genios la sublime interpretación de Barbara Stanwyck, el rostro de Edward G. Robinson, Fred McMurray, que protagoniza con Stanwyck uno de los duelos dialécticos más brillantes del cine durante su primer encuentro; o la música de Miklos Rozsa, autor entre otras de la BSO de ‘Ben-Hur’, el resultado no puede ser más que delicioso. Lean la novela y revisen la película.

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Así canta nuestra tierra en navidad | Crítica

El villancico flamenco

Lo último