"De Chavela he aprendido que lo importante es sentir y hacer sentir"
El intérprete gaditano abre esta noche la temporada de conciertos del Gran Teatro Falla con la presentación en Cádiz de su nuevo espectáculo 'La dama del poncho rojo', que se estrenó en la Bienal
De alguna manera, la invoca. El chamanismo y el cristianismo, quizás buena parte de todas las creencias y religiones, se resisten a la desaparición total del hombre. Siempre queda algo. La supervivencia del alma que pulula por los cielos o se transforma en otra forma de vida. Una esperanza, como otra cualquiera. A David Palomar le ayuda creer. Por eso, sin quererlo, casi sin ser consciente, la invoca. "Me he dado cuenta que todo me sale mejor en este espectáculo cuando pienso en ella. Dejo a un lado el concentrarme en la afinación, en los tonos y todo eso. Me concentro y pienso en Chavela y, no sé, creo que eso me ayuda, que todo sale mucho más especial. Porque de la figura de Chavela he aprendido que lo importante es sentir y hacer sentir", cuenta el cantaor rompiendo el silencio imponente de los camerinos del Teatro Falla minutos antes del primer ensayo general de La dama del poncho rojo.
El personal homenaje del artista gaditano a la desaparecida intérprete latinoamericana abre esta noche la temporada de conciertos del principal coliseo gaditano, una plaza "difícil" para Palomar aunque sepa que sus paisanos se han "volcado ahora y siempre" con sus propuestas, agradece.
"Yo creo que nadie se va a esperar esto. Es algo diferente. Yo mismo no tengo nada que ver con el Palomar de Trimilenaria ni con el de otras actuaciones", asegura el joven que, esta vez, opta por mantener la frontera entre público y artista para solo "saltarla" en momentos puntuales. "La gente está acostumbrada más a mi bis cómica -ríe- pero aquí hemos querido estar un poco más solemnes. No por nada, porque hicimos este espectáculo para una persona viva, que Chavela haya muerto ha ocurrido después, pero sí que creo que tenía que tener algo místico, espiritual. He querido meterme más en su pellejo que en el mío propio", explica.
Palomar habla de espectáculo, no de concierto. Y es que, y en eso sí se coincide con la idea de la primigenia Trimilenaria, La dama del poncho rojo no es sólo la interpretación de una canción de Chavela tras otra. "Queríamos relatar la historia de Chavela, algunos pasajes importantes de su vida", decide. Para ello, el artista vuelve a contar con la ayuda de la actriz gaditana Ana López Segovia que se encarga de la dirección escénica. "Sí, el equipo entero, bueno, menos un técnico de luces, es gaditano. Está Ana, la dirección musical (y piano) de Miguel Ángel Blázquez, la guitarra de Ricardo Rivera, la percusión de Javier Katumba y el bajo de Alejandro Benítez", enumera para pararse en una colaboración también con sello gaditano. "Sabes que admiro mucho y que tengo muy buena relación con los bailaores Juan Ogalla y El Junco, pero para La dama del poncho rojo he querido contar con otro bailaor, Edu Guerrero, un artista que, además de que estéticamente encajaba muy bien con el personaje que había que interpretar, me parece que puede ser una de las grandes figuras del baile porque tiene unas condiciones y un talento increíble. Yo no sé si él lo sabe pero yo lo creo", alaba.
Guerrero se transmutará en José Alfredo Jiménez, el cantante y compositor mexicano y gran amigo de Chavela Vargas. "La verdad es que nos reímos un montón la primera vez que vimos vestido a Edu como el personaje porque parecía el nieto de Jorge Negrete", dice en una de sus salidas Palomar que, más serio, cantará Amaneció otra vez "pero con algunos detalles por alegrías", apunta, durante el número que comparte con el bailaor, "que también volverá a salir al final del espectáculo".
Guiño a las alegrías. Y a las bulerías. Pero el flamenco "no es la base de La dama del poncho rojo, el flamenco está como detalle, como el apunte, como el pellizquito del momento", precisa Palomar que a la hora de preparar esta nueva aventura se planteó "cambiar armonías, melodías y arreglos" pero se dio cuenta "de que las canciones perdían sustancia y verdad". "Yo soy flamenco así que he utilizado ese recurso cuando he visto que puede hacer daño pero he mantenido igual las canciones. La base del espectáculo son las canciones de Chavela", sentencia.
Detalles también poblarán el escenario. "Queríamos huir de los tópicos. No me voy a poner un poncho rojo porque sí ni vamos a utilizar su imagen ni nada de eso", asevera el artista y, por lo que el escenario, a medio montar, contaba parece que será así. Una imagen de la virgen de Guadalupe por aquí, algunas botellas por allá, un poncho que cuelga... "Quise hacer esto porque he admirado mucho las canciones de Chavela y también lo que sé de ella como persona, que me parecía que era muy transparente. Lo hago desde lo más profundo de mi corazón y eso es lo que me ha animado a no tener un miedo excesivo a la hora de enfrentar el repertorio", confiesa.
Un rosario de canciones que se estrenó en el Teatro Quintero dentro de uno de los programas de la Bienal de Flamenco de Sevilla. "Aceptamos ir a las noches en el Quintero, primero, porque yo me llevo muy bien con Jesús y creo que es una persona interesante que siempre te propone cosas y, después, porque yo necesitaba ver cómo la gente recibía lo que quiero decir con este espectáculo y ver cómo me sentía yo en esta nueva piel. Como he dicho antes, el público verá a un Palomar algo diferente y creía necesario probar esto antes", argumenta el cantaor que sí está algo "apenado" pero "no enfadado", apostilla, por algunos titulares que señalaban "que Sevilla le había robado el estreno a Cádiz y aquí nadie ha robado un estreno a nadie, ni mucho menos. Simplemente, mi intención era venir más seguro a Cádiz porque son muchas las incertidumbres las que acarrea el traer el espectáculo. Así que no creo que fuera necesario ese titular".
Polémicas de estrenos aparte, finalmente el estreno en Sevilla le ha servido al gaditano para llegar con pie seguro y con la voluntad de volver a invocar a la chamana cuyo espíritu lo llevó "en una nube" cuando cantó en Sevilla. "No me importaba nada, solo pensaba en ella, solo la veía a ella", reflexiona.
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