Cheque en blanco para los negreros

Historia

El Archivo Provincial dedica su documento del mes a la constitución de la Compañía Gaditana de Negros en 1765, creada gracias al ’asiento’ concedido por la Corona a ilustres gaditanos

Grabado con una vista de Cádiz y su puerto
Grabado con una vista de Cádiz y su puerto
Redacción

16 de septiembre 2019 - 07:00

Cádiz/El documento destacado de este mes del Archivo Provincial de Cádiz revela una realidad histórica que hoy suena estremecedora pero que en pleno siglo XVIII era moneda común: el tráfico de esclavos. Porque el documento se refiere al comercio de negros, a la creación de la Compañía Gaditana de Negros, el instrumento legal de la época que amparaba la esclavitud y su comercio. Se trata de un ‘asiento’ que la Corona concedió en 1765 a Miguel de Uriarte para que junto a algunos comerciantes gaditanos, algunos de ellos aristócratas, se dedicaran a abastecer de negros durante una década a distintos lugares de América. De esta manera, como se señala en la nota informativa enviada desde el propio Archivo, se iniciaba “la primera empresa comercial gaditana que iba a entrar directamente en el negocio de esclavos negros, procedentes de las costas africanas y con destino a Puerto Rico y otros enclaves americanos”.

La Compañía Gaditana de Negros. Aguirre, Arístigue y Cía (1765) es el título del documento destacado de septiembre y octubre, que firma Santiago Saborido. Quienes se presentan un 23 de septiembre ante Antonio de Ynarejos, escribano de la ciudad, para escriturar la compañía permitida por el ‘asiento’ concedido por el Rey son: Miguel de Uriarte, José Ortuño Ramírez, Marqués de Villareal de Purullena, Lorenzo Arístegui, Juan José de Goicoa, Francisco de Aguirre y José María Enrile.

Escudo (hierro candente) con el que marcaba a sus negros la compañía gaditana
Escudo (hierro candente) con el que marcaba a sus negros la compañía gaditana

“El asiento –explica el documento– daba a estos gaditanos por un tiempo de 10 años a conducir bajo bandera española hasta 1.500 negros al año a Cartagena y Portobelo, 400 a Honduras y Campeche, 1.000 a la isla de Cuba, de 500 a 600 a Cumaná, Santo Domingo, Trinidad, Margarita, Santa Marta y Puerto Rico, con el compromiso de vender las piezas (cada negro) a 260 pesos cada uno en Puerto Rico, bajando la tarifa para los mulequines, niños hasta los 6 años, a los muleques, niños de 6 a 12 años, a 220 pesos y a mulecones, de 12 a 18 años, a 240 pesos y con un coste de 40 pesos por marca (por cada negro)”.

En los tres primeros años de esta compañía llegaron a Puerto Rico por mediación de estos negreros gaditanos un total de 7.000 esclavos procedentes en su mayoría de Senegal. La compañía se fue a la quiebra en 1772, aunque subsistió con otros socios, y desapareció en 1789 cuando Carlos IV liberalizó el mercado eliminando los ‘asientos’ reales en vigor desde 1595.

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