Correcto pero sin estridencias

Crítica de arte

Panorama expositivo gaditano. Primera parte: recorrido por una colectiva en Benot y las exposiciones de Fernando Devesa en Santa Catalina y Paco Mármol en el ECCO

Paco Mármol ante una de sus obras.
Paco Mármol ante una de sus obras.

El panorama expositivo de la capital de la provincia se encuentra, en estos momentos, muy bien cubierto, con todos los espacios no sólo en el rendimiento que han de tener sino con muestras de cierto interés artístico. No obstante, el patrimonio artístico existente, la calidad máxima de los artistas gaditanos, el dinamismo creativo y la absoluta realidad de un arte hacia adelante como el que existe en Cádiz y su área de influencia, hacen que, probablemente, la ciudad debería dar para mucho más y no quedarse, como ocurre, viéndolas venir y adecuarse a una fórmula que, creo, está a medio gas cuando todo, absolutamente todo, en el momento artístico existente, da para muchísimo más. Pero es lo que hay y a eso nos atenemos. Analicemos algunas de la muestras existentes en la actualidad en los espacios expositivos de la capital.

Galería Benot: LA LUZ QUE VIBRA. El patrimonio fiel que hace resaltar lo real

La fiesta absoluta de la pintura. El ejercicio total de la representación. El color ejerciendo su máxima función. Todo queda supeditado al juego mágico de la expresión, al desarrollo supremo del sentido artístico. ‘La luz que vibra’, muestra recién clausurada, nos traslada a esa dimensión abierta de la pintura. En ella todo es posible dentro de una figuración donde lo real ilustra su posición definitiva. La pintura hace vibrar la luz, da ritmo a los objetos, potencia el sentido de las cosas, magnifica los sentimientos y pellizca el espíritu. La pintura abre las perspectivas del horizonte que representa; eterniza la realidad; provoca la mirada del que contempla.

‘La luz que vibra’ da sentido a los postulados supremos de la pintura figurativa, a los esquemas imperecederos de la realidad descrita en sus más abiertos postulados. Gestos supremos que dimensionan lo que la mirada capta; la lúcida interpretación de lo real; la descripción exacta de un instante bellamente compuesto. María Teresa Martín-Vivaldi genera lo absoluto de la expresión colorista. Pedro Escalona detiene el tiempo de lo más íntimo. Javier Banegas perfuma de realidad la visión de lo que nos rodea. Teresa Lapayese esculpe el ritmo de las cosas cercanas. Carlos Monago envuelve de atmósfera sutil la luz vibrante.

Exposición sujeta a los valores que a Fali Benot gustan y que han permanecido intactos a lo lo largo del tiempo en una galería con las ideas tremendamente claras.

CASTILLO DE SANTA CATALINA. El discurso asentado en la pintura figurativa de FERNANDO DEVESA

No es fácil en el paisaje pictórico de la figuración gaditana postular desarrollos y desenlaces acordes con el poderoso estamento artístico existente. Hay mucho y, quizás, de lo mejor del segmento. Fernando Devesa lo hace con astucia y argumentos creíbles. La exposición en la sala principal del Castillo de Santa Catalina nos sitúa ante un pintor con las bases bien asimiladas y los postulados rigurosos del realismo actuante dejando que todo esté perfectamente adecuado en fondo y forma. Por eso nos encontramos con una pintura de amplias estructuras figurativas, con los modelos adecuados a los esquemas de una representación bien conjugada. Paisajes urbanos definidos con soltura que son desarrollos ilustrativos de un callejero ciudadano atractivo, haciendo magnificar una figuración cuidada que atrapa la mirada y convence sin excesivos posicionamientos dialécticos. Asimismo nos encontramos con naturalezas muertas que sustentan una estética estática bien compuesta con los registros inequívocos de una representación rigurosamente planificada desde el convencimiento de una pintura que se abre desde la solidez de los postulados pictóricos de siempre.

ECCO. Los argumentos convincentes del dibujo poderoso de PACO MÁRMOL

A estas alturas, la obra de Paco Mármol no ofrece la menor duda para nadie. Es un dibujante nato, de absoluta sobriedad y rigurosidad exquisita, de conciencia artística asumible desde todos los posicionamientos, sabedor de que lo real se manifiesta cuando sus desarrollos formales se apoyan en parámetros sólidamente formulados como los que plantea un pintor convencido de principio a fin. Además, el trabajo espectacular de Paco Mármol contiene un trasfondo de denuncia social; es como un grito poderoso que clama contra las injusticias existenciales, sobre la naturaleza, el medio ambiente y la acuciante deshumanización de una sociedad en claro proceso de cuestionamiento. Los dibujos de Paco Mármol no se quedan en los meros desarrollos de un virtuosismo que abre las mayores perspectivas; tampoco es una realidad vacía; posee un concepto plástico bien argumentado, bien asumido y hecho posible con infinito sentido artístico. Paco Mármol es pintor necesario, que conoce los entresijos de la profesión y que, además, lucha por ella y por sus protagonistas. Es artista que pinta muy bien, que dibuja con magnificencia y que, asimismo, plantea los necesarios postulados que deben concurrir en un arte que, desgraciadamente, no siempre están al cabo de la calle. Por eso, su trabajo es edificante y su celo artístico digno de tenerse en cuenta

Primera entrega de un programa expositivo que quizás se quede corto para el potencial artístico de una ciudad que merece mucho más. Seguiremos en ello.

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