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Literatura
Cádiz/De uno de los aspectos de los que Daniel Cervantes (Cádiz, 1993) se siente más orgulloso de su debut literario es de la naturalidad con la que ha surgido. No es que el cineasta gaditano haya querido escribir un libro, no, es que tenía una historia en la cabeza que sólo se podía contar en un libro. “De hecho, fantaseando en llevarla al lenguaje audiovisual, te aseguro que no sabría cómo. Tomaría el concepto pero haría otra historia porque esta historia sólo se podía contar en una novela”, certifica el autor con La unión entre las manos, una obra donde el género se abraza a su vertiente más filosófica.
Y es que partiendo de la premisa de un mundo casi apocalíptico, “pero un apocalipsis muy silencioso, muy solitario”, en el que las personas pueden fusionarse con otras a voluntad, Cervantes reflexiona sobre el concepto de la identidad y la otredad, es decir, “hasta qué punto nuestra propia identidad está conformada por la herencia de nuestros padres, por la influencia de la pareja, de los amigos, de la gente que se va cruzando en nuestro camino”, explica el escritor que da forma a esta idea en el cuerpo, más bien en la cabeza, de una protagonista que huye de la tendencia mundial a fusionarse con otros y se refugia en un hotel donde irá sopesando sus temores y sus teorías sobre este fenómeno. “Aunque no todo es tan tranquilo. En este hotel irán sucediendo ciertas cosas que agitarán también a nuestra protagonista”, avisa.
Una joven con la que, hasta cierto punto, “también se fusiona el lector” a través de una intencionada técnica narrativa. “Sí, utilizo la segunda persona. El libro sería como un largo monólogo interior en el que ella habla con ella en segunda persona, se interpela pero, como estamos leyendo, es como si nos interpelara a nosotros, como si nosotros estuviéramos dentro de su cabeza”, cuenta Cervantes “satisfecho” de haber recuperado esta manera de escribir que practicó una y mil veces “cuando de chaval escribía en los juegos de rol porque ahí tú estás contando para los demás”.
Usar esta voz narrativa y “la idea de que la obra transcurra en un hotel” son las “dos grandes diferencias” de La unión con respecto al pequeño relato, “de unas mil palabras”, que hace una vida escribió Cervantes y que se puede considerar “la semilla” de esta historia. “La verdad es que del relato no es que me sienta muy orgulloso ni ya identificado, sin embargo, la idea de esas personas que voluntariamente se van uniendo a otras hasta que prácticamente la humanidad es un sólo ser, no me la podía quitar de la cabeza y la tenía ahí esperando a ser contada de otra manera. Y creo que introducir esa segunda persona para narrarla y la elección del hotel como escenario es lo que necesitaba”, confiesa.
Es más, fue el lugar el que despertó el deseo. “Fue por 2019, antes de la pandemia, estaba yo ya terminando con el documental sobre Paco Loco (Paco Loco: viva el noise) cuando empecé a recorrer algunos hoteles para un trabajo que estaba haciendo para Innova Films. En uno de ellos, uno de esos grandes complejos que tiene de todo, una noche después de trabajar me asaltó la idea del relato de La unión y de que si lo hiciera otra vez colocaría la historia allí, en ese lugar donde podrías vivir pero no es tu casa y donde convives con mucha gente desconocida pero sin convivir... En fin, que me fui animando y en la parte de atrás de los papeles de una escaleta del trabajo que estaba haciendo empecé a escribir el primer capítulo”, asegura.
Escribiendo y escribiendo, Cervantes volvió a ser el lector que fue y que ha sido durante toda su vida desde que su madre, crucial en sus agradecimientos, le sacó “el carné de la biblioteca muy chiquitito”. Así, los libros de Pesadillas fueron dejando paso a Stephen King, y de ahí a Lovecraft, Saramago, VanderMeer... “o hasta influencias más recientes como la de Mariana Enríquez”, repasa su memoria literaria, esa que también lo conforma como escritor, el autor de La unión.
“Definitivamente, para escribir antes hay que haber leído mucho, al igual que para hacer cine, antes se ha tenido que ver mucho cine”, valora el gaditano que reside desde hace unos años en Madrid trabajando como montador “en proyectos de otras personas” pero que tampoco deja de lado su faceta de guionista y director. Así, cuando publique su segunda novela, que ya tiene “prácticamente lista”, Cervantes se pondrá manos a la obra con un largometraje personal que también “lleva en mi cabeza desde hace muchos años”.
Pero es que, como aclara, “los tiempos del cine son más complicados, más largos” que los del proceso creativo de escribir una novela que tiene su tramo más arduo “en la publicación”. “A mí es que por ahora no me va eso de la autopublicación. Yo he publicado con Libros.com que es una edición tradicional pero a través del crowdfunding. Y así es como ha salido a la luz La unión”, detalla su autor que el 1 de diciembre la presentará en Cádiz, en Nueva Acrópolis (calle San Pedro, 20.00 horas) y un día antes, el 30 de noviembre, hará lo propio en El Corral de San Antón en Jerez (19.30 horas).
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