Cómics
Los chicos de la 619
Música
Cádiz/Sentados en una terraza de tronío en plena arteria principal del corazón de su ciudad, resulta imposible hacer de corrido una entrevista a David Palomar. “¡Voy a verte el domingo!”. “¡Ole, Palomar, el de más arte de Cadi!”. “Disculpa, ¿me puedo hacer una foto contigo?, veníamos para Cádiz en el coche escuchándote con el chotis de Madrid (más bien Madrit pronuncia el gaché...)”... ¿Es bonito esto no, David? “No sólo es bonito, es que suma. No sabes la energía que da y cómo se devuelve después en el escenario”, dice sin ningún lugar a la impostura el cantaor viñero que este fin de semana lleva el flamenco, su proyección libre y personal del flamenco, al más popero festival Música del Mar que, con él, debuta en el género. “Yo me siento cómodo. Sin ningún miedo. De hecho, este estilo de festival debería ser uno de mis sitios”, decide.
“Soy un flamenco tradicional, mi pozo es la tradición, bebo de ella, pero mi creatividad me lleva a otros lados, siempre intento dar un paso más en la sonoridad y en la puesta en escena. Por eso, creo que lo que hago encaja mejor en este sitio que en un festival tradicional, aunque no por eso dejo de estar en los ciclos tradicionales. Sin embargo, en festivales como éste suelen tener más cabida gente que tira más a la fusión como Tomasito o Delinqüentes, que tienen un tinte andaluz, aflamencado, pero no es flamenco. Lo que yo hago sí es flamenco pero con otro envoltorio”, argumenta.
Llámelo envoltorio llámelo búsqueda. Una que está cristalizando en los temas que ya conocemos (La verdad, Tiento y sangro, Evolución revolución) del que será su próximo proyecto discográfico, “8 miradas”, desvela el título, pero que tienen su origen en una variedad de “influencias e iconos” para el artista que, recordemos, comenzó su carrera musical con aquel Levantito que vino a revolver el pop, con el rock andaluz y el flamenco. Es decir, la heterodoxia, realmente, estuvo desde el comienzo.
CARCAJADA: Como apoyo a la candidatura de Cádiz como sede del X Congreso Internacional de la Lengua Española, algunos artistas han querido sumarse aportando también su palabra favorita de nuestro idioma. El cantaor gaditano David Palomar no quiere dejar de apoyar la iniciativa aunque, eso sí, le cuesta sus buenos minutos encontrar una palabra que adore y que no sea netamente gaditana “¿No se puede bastinazo? ¿Ni tesquiya?”, ríe el artista que encuentra el vocablo en este momento de guasa. “¡Ya está, carcajada! Esa es mi palabra. Esa risa que se desangra nuestra, ¿verdad?”, reflexiona y, rápido, vuelve a reír.
“Asumir esta búsqueda musical es algo natural para mí. Yo voy haciendo siempre lo que me nace. Y ahora lo que me nace es contar cosas, y si para contar necesito sacar medio pie del tiesto, lo voy a hacer, porque la estructura, muchas veces, te encorseta”, apuesta el artista que este verano además de estar en una cita como Música del Mar estuvo, y estará, “en muchos festivales tradicionales importantes como los de Vélez-Málaga, Écija, Bormujos, festivales que tienen 40 y 50 años de existencia, y compartiendo cartel con compañeros importantes de mi quinta como son Pedro El Granaíno, Alonsito Rancapino Chico o Eva Yerbabuena, entre otros”, recuerda.
Para el encuentro con Música del Mar, Palomar recuperará el espíritu de ese sexteto con el que actuara “hace unos tres o cuatro veranos” en el Castillo de Santa Catalina –la última vez que lo hizo en la ciudad– aunque cambiando las filas de sus miembros, y con ello, cambiándole el aire a la propuesta. “Éste es otro formato diferente que lleva el piano de Rober Chacón, el bajo de Ignacio Cintado, llevo dos percusionistas, Roberto Jaén y Javier Katumba, y tengo la suerte de que los guitarristas Rafael (Rodríguez) no toca este fin de semana y se ha venido conmigo y Keko Baldomero, igual, que Sara (Baras) no tenía espectáculo y se ha podido venir. Además, tengo el privilegio de llevar las palmas y coros de Reyes Martín y Anabel Rivera, que ya sabéis que son dos artistas solitas que tienen la humildad de acompañarme”.
Las cuentas no salen... ¿Sexteto? “Tú sabes, en Cádiz hacemos con los números ordinales lo que nos da la gana. Un sexteto de 7”, ríe el artista que quiere mantener “lo orgánico” del flamenco con esta apuesta en la que obvia la batería y opta por dos percutas y que abraza el bajo para conseguir “otra profundidad en los temas”.
Temas que ahondan en la memoria sentimental y artística que ha preparado este concierto “de una manera especial”, dejando a un lado 8 miradas, “que ya tendrá su momento”, avisa, y centrándose en confeccionar un recital donde toca “los iconos y referentes que a mí me han llegado como por ejemplo Lole y Manuel, Camarón, Triana, Chavela...”, junto a temas de sus primeros discos anteriores “como La Viña Cantón Independiente o Denominación de origen”. “He intentado fabricar un concierto con lo que a mí me gustaría escuchar de mí si yo me sentara en el público, y dejar para el año siguiente todo ese temario nuevo de 8 miradas y hacerlo como tiene que sonar”.
Y como tiene que sonar es con todos los arreglos que sólo pueden llevar al directo una banda. “Es cierto que cualquier tema del nuevo disco se puede hacer perfectamente a guitarra, cajón, palmas y coros pero me gustaría estrenarlos vestidos como los imaginamos. Pero sí, después se pueden hacer así, y es lo bonito, porque el peso de un tema debe recaer en lo que dice, no en el arreglo”, añade.
Con todo, en La verdad, en Tiento y sangro o en la pegadiza Evolución revolución tanto el vestido como la estética del videoclip que acompaña el lanzamiento de cada tema han jugado un papel fundamental. En El desmadre, lo próximo que conoceremos del nuevo trabajo de Palomar, “que saldrá antes de que termine agosto”, adelanta, se sigue con el mismo compromiso estilístico, que también alcanza al propio concierto de este domingo en Música del Mar donde juega con el estilismo que forma parte de la que será la nueva colección del diseñador Manuel Odriozola.
“El videoclip de El desmadre lo grabé la semana pasada aquí en Cádiz y no veas la que formamos... Inicialmente, tenía la intención de que salieran reflejadas diferentes partes de Andalucía pero no ha podido ser por el tiempo y las circunstancias pero bueno... Yo creo que el objetivo se ha conseguido que era el de mostrar el mundo con el que yo sueño. Un mundo diverso, plural, sin fronteras, donde cabe todo y todos”, reflexiona el cantaor que se rebela contra la lacra de “la violencia machista y las violencias contra las personas por su orientación sexual o por su identidad, sea cual sea”. “Aquí tiene sitio todo el mundo, no creo en las fronteras, ni en las banderas, ni en nada que no sea la gente, por encima de todas las cosas. Yo no tengo sentimiento nacional, que me perdone el que se sienta ofendido, pero yo me siento del mundo”, se sincera.
Este canto a la diversidad está hecho a través de “una rumba, con tintes de rumba catalana pero también con su rollo melódico”, define el artista que rinde homenaje “a lo que hacía un poco El Pescaílla, y otros artistas de ese género, de contar, dentro de la pena, una alegría”. Un tema que Palomar está “seguro” de que “va a enganchar a la gente desde el minuto uno”, apuesta.
Además de El desmadre, el viñero también habla sobre el último tema que está preparando en el estudio, “unas seguiriyas muy especiales que llevan el título de Las involutivas”, adelanta. “Cuento esa reflexión que nos hemos hecho un poco todos en la pandemia sobre en qué se ha convertido el hombre. Y yo pienso que en lo peor de lo peor”, lamenta Palomar que lo cuenta y lo canta a la manera “vamos a decir, del rock sinfónico”. Así, para Las involutivas, que ahora mismo está terminando de perfilar, ha querido contar con la coral de la Universidad de Cádiz y con la banda de rock gaditana Electric Alley. “Te confieso que me pone muy cachondo unir esos dos mundos y creo que está quedando increíble”, asevera, ansioso por el momento en que podamos escuchar el resultado de éste, y del resto de temas que componen el disco.
“Ya sólo queda rematar la seguiriya y la soleá y, aunque en principio lo veíamos para final de año, creo que vamos a esperar a principios de 2022 porque para final de año siempre se hacen los lanzamientos de los súperventas, y mi música no va por ahí”, juzga.
No será una voz superventas pero sí súpertaquillera. “¿Viste?”, ríe el cantaor al que se le escucha en una de las escenas de la película Operación Camarón con un tema hecho especialmente para la comedia de Carlos Therón que cuenta con la banda sonora de otro gaditano, Riki Rivera.
“Fue Riki, claro, el que me dijo que en la película tenía que haber un guiño a Camarón sonando de fondo en una taberna en un momento de la película. Él me lo ofreció y nos pusimos manos a la obra y compartimos la autoría de esos Tangos del Guishi pero en vez de hacer sólo un extracto, nos animamos e hicimos el tema entero. Cuando el director se enteró, lo agradeció muchísimo y dijo que había que aprovechar eso para el material promocional de la película. Y ahí anda el videoclip con el tema entero que rodamos en una taberna en Sanlúcar la Mayor en Sevilla”, recuerda el artista, “muy contento” además, por ver también en el cartel de Música del Mar al músico y productor gaditano con su propio proyecto que pondrá en escena el próximo viernes.
"Estamos viviendo unos días muy bonitos en la familia. Riki, que es un tío con un gran talento y una gran valentía, dando estos pasos adelante y esperamos que Cádiz lo arrope como se merece. Y, por otro lado Anabel (la cantaora es mujer de Palomar y hermana del productor ganador de un Goya) que colgó el cartel de no hay entradasno hay entradas en el Falla en su primera vez en el teatro con un proyecto suyo”, se congratula Palomar, entre un reclamo y otro de vecinos y de turistas. Sentado en una terraza, en una calle que late a su compás.
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