"Deseo que la película provoque un sentimiento de libertad”
Ángeles Reiné | Directora de cine
La realizadora gaditana estrena el día 11 en los cines su ópera prima: ‘Salir del ropero’, una comedia de enredo con Verónica Forqué y Rosa María Sardá
“Todo llega”. Así resume la realizadora gaditana Ángeles Reiné el anuncio del estreno de su ópera prima, aplazado en primera instancia en diciembre, vuelto a cancelar en abril por el estado de alarma y que, por fin, se proyectará en los cines el próximo 11 de septiembre. Se trata de Salir del ropero, una comedia de enredo rodada en Lanzarote que relata el amor lésbico entre dos abuelas, que interpretan dos grandes del cine: Verónica Forqué y Rosa María Sardá, para quien la película se convierte en un homenaje póstumo.
–¿Qué expectativas tiene en cuanto al público, qué espera que la película provoque en el espectador?
–Bueno, yo expectativas no tengo, pero lo que sí deseo es que la película provocara en el público un sentimiento de libertad, de amor, de tender más al otro, al prójimo, de empatía hacia lo que le pasa al otro. Y, sobre todo, de libertad. Por supuesto, se pasará un buen rato. Eso creo que está garantizado. Pero el hecho de que te vayas con una conciencia… diciendo que es verdad que en la vida siempre hay nuevas oportunidades, da igual la edad que se tenga, siempre puedes volver a empezar y creer en el amor, que la familia se reúna de nuevo, y que todo el mundo se entienda. Los conflictos hay en la familia, pero también momentos en los que la gente se une y se entienden más los unos a los otros.
–Es un mensaje serio, por así decirlo, pero con un abrigo de comedia.
–Exactamente, me gusta lo del abrigo de comedia porque es así. Realmente estamos contando un drama pero lo estamos haciendo a través de la comedia, y además de una comedia de enredo para que llegue a mucho público, que el máximo público posible entienda la película. Habrá público que se quede con más mensajes, con menos, pero que llegue a todo el mundo.
–¿Y por eso se escoge ese formato de comedia? ¿En algún momento se planteó hacer otro tipo de película?
–En ningún momento me planteé hacer otro tipo de película. Desde un principio, cuando empecé a escribir la historia, sabía que iba a ser una comedia de enredo, sabía que tenía que ser así. Y tenía que poner la subtrama de las mujeres porque es difícil vender películas de las mujeres de la edad de oro, y hay que poner gente joven en el cine porque si no, no lo vendes a los distribuidores. La trama principal es una excusa para contar una subtrama.
–Llama la atención que sea uno de los personajes más jóvenes de la película quien se oponga a la relación lésbica de las abuelas. No sé si es reflejo de la sociedad.
–Esa es la sensación. Pero es que creo que cada vez la gente más joven está siendo más intolerante. Y creo que tiene que ver mucho con esa imagen obsesiva que tienen por las redes sociales, de convertirse en algo y de enseñar una imagen que no es la que corresponde con ellos mismos. Creo que esto está provocando bastante intolerancia. Los jóvenes, en el caso de la película, son a quienes les llama la atención lo que ocurre y aquí la gente más abierta son las de más edad.
–Es una advertencia sobre esa intolerancia que sigue existiendo.
–Claro, si no, no habría tanta violencia doméstica, que cada vez hay más. Tendría que desaparecer, pero no, cada vez se da más en la gente joven, con más control del otro.
–Hay muchos métodos de control hoy en día.
–Sí, todo lo tenemos controlado. Porque en Instagram, por ejemplo, saben dónde han estado, con quién han estado, qué han hecho… Todo, no hay intimidad casi, está todo expuesto. Y además, muchas veces, de una manera falsa, con postureo.
–¿Qué tal ha resultado enfrentarse a una opera prima, con todas sus dificultades?
–Bueno, en general, nos pasa a todos en una primera película, pero sí es cierto que hay mucho que recorrer todavía en el mundo de las directoras, de las mujeres. Estamos ahí, es verdad que Cultura nos está apoyando cada vez más, pero hay mucho camino que hacer. A mí me ha costado mucho levantar la película, casi cinco años. Cuesta mucho más por ser mujer.
–La guinda de la película es la canción de Mónica Naranjo.
–Es una cosa que hablamos el productor, Andrés Santana y yo, que Mónica Naranjo era como la artista perfecta para que hiciera la canción. Y la verdad es que a Mónica le gustó un montón el guión y eso ayudó mucho. Cuando ella lo lee, me llama y me dice que se ha enamorado de la historia, pues escribir sobre algo que le ha gustado mucho ha sido más fácil, más sencillo para ella. Lo ha disfrutado mucho, según me dice. Aporta mucho, además es un icono gay.
–¿Algún proyecto para el futuro? Algo en Cádiz...
–Sí, voy a hacer una película, pero esta vez en Sevilla…
–Se va acercando a su ciudad: primero Lanzarote, ahora Sevilla…
–Sí (ríe). Será con actores andaluces. Antonio Pérez es uno de los productores, y Eduardo Campoy otro y el otro es Eduardo Galdó. Es una historia bonita, una comedia familiar, y vamos a tener a Antonio Dechent , que es uno de los grandes. Estoy muy contenta.
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