"Desgraciadamente, creo que antes o después se utilizarán armas nucleares"
Entrevista | Ken Follett
El autor galés presenta su última novela, 'Nunca', un thriller político que juega con la idea de una crisis global que acerca la Tercera Guerra Mundial
Ken Follett espera que nunca haya una Tercera Guerra Mundial, porque no tiene ninguna duda de que el conflicto “acabaría con la humanidad”. Quizá esperanzado en ese never, el autor galés ha bautizado así, sin más, su última obra, que salió a la venta este jueves en todo el mundo. Aprovechando este lanzamiento global, Follett ofreció una rueda de prensa on line para medios de comunicación de habla hispana en la que estuvo presente Diario de Cádiz. Por espacio de una hora el autor, uno de los más leídos del planeta, respondió a las preguntas de los periodistas sobre su novela y, de paso, analizó la complicada situación global, donde, quizá con mayor fuerza que en las tres últimas décadas, la amenaza de un conflicto mundial vuelve a estar muy presente.
Ambientada en la actualidad, Nunca (Editorial Plaza & Janés) cuenta, con una gran tensión narrativa, la historia de una crisis que amenaza con conducir al estallido de una nueva guerra mundial. El lector no sabrá si esta se producirá hasta la última página. El libro es mucho más que un thriller al uso por su ambición, la diversidad de sus escenarios y su lúcido reflejo del mundo actual. Nos transporta desde el abrasador desierto del Sáhara hasta los corredores del poder en las grandes capitales del mundo. Además, combina el habitual ritmo trepidante de Follett con la riqueza de personajes y una meticulosa documentación de sus grandes novelas históricas. Para su investigación, Follett ha visitado los escenarios de la novela y se ha reunido con políticos, embajadores, militares y otras personalidades de la primera línea de la política mundial.
-¿Cómo le surge la idea de Nunca?
-Repasando la historia, estudiando la I Guerra Mundial, llegué a la conclusión de que fueron sucesivas decisiones equivocadas las que desembocaron en el mayor conflicto armado de la humanidad hasta la fecha. Esto me hizo preguntarme si podría volver a ocurrir. Dejando aparte la posibilidad de que pueda estallar, casi por accidente, una Tercera Guerra Mundial, debido a que hay presidentes de Gobierno que no están bien de la cabeza, me interesaba saber si habría líderes que de forma consciente serían capaces de llevar al mundo a una nueva guerra. Yo observo cuatro fases hasta la guerra. La chispa, la escalada, el problema existencial y el estallido en sí. Así ocurrió por ejemplo con el asesinato en Sarajevo del heredero del imperio austrohúngaro, y eso es lo que llevó a la I Guerra Mundial. ¿Qué cosas podrían llevarnos a la III Guerra Mundial? Entrevisté a mucha gente, Gordon Brown por ejemplo, al embajador británico en Washington, y un punto en el que pudiera surgir la chispa podría implicar a una serie de potencias mundiales en zonas como Taiwan, el sur del mar de China, Ucrania... ¿Qué ocurre en Nunca? Pues que los dirigentes deben negociar esta crisis a la que yo doy forma en la novela. El corazón de la novela, lo más fascinante, es esa parte en que se produce esa escalada, como se toman decisiones que pueden desencadenar una guerra. Yo ofrezco distintas formas para explicar como pueden ocurrir las cosas. Hasta que no leáis el libro, hasta la última página, no sabréis si finalmente esa Tercera Guerra Mundial estallará.
-A su juicio actualmente ¿cuál es la principal amenaza para que se desencadene una nueva Guerra Mundial?
-Hay muchas posibilidades. Yo siempre he sentido la amenaza de una Guerra Mundial, pero también está la amenaza del cambio climático, la de los virus... O sea que el problema hoy día es que hay muchísimas amenazas, y esto está creando un entorno de miedo, de peligro, en toda la humanidad. Yo creo que la amenaza nuclear, y no necesariamente, por un presidente, sino por decisiones ingenuas, que pueden llevar a una conclusión terrorífica, está ahí.
-¿Influyó la pandemia del coronavirus en la confección de esta novela?
-La mayor influencia de la pandemia es que no tuve otra cosa que hacer más que escribir, y a consecuencia de esto escribí Nunca a mucha más velocidad que la mayor parte de mis libros. No voy al teatro desde hace dos años, ni al cine, no he viajado, no he visto a mi familia que vive en California, y todo esto provocó que Nunca me llevó la mitad de tiempo de lo que suele el resto de mis libros. En otros aspectos pues no creo que la pandemia me haya influido, salvo por mi sensación de que el mundo está en peligro.
-¿Qué parte del proceso de documentación fue el más difícil en esta novela?
-Durante la pandemia no pude viajar, normalmente me gusta visitar los lugares sobre los que escribo, pero durante la pandemia no pude hacerlo. Afortunadamente había estado en China, en Washington, muchas veces en la Casa Blanca, pero nunca atravesé el desierto del Sáhara o visitado El Chad, o sea que tuve que fiarme de las fotografías, las películas y por supuesto de una herramienta magnífica que se llama Google Earth, donde se puede ver cualquier lugar del planeta. Esto me ayudó a describir los lugares que hay en Nunca. También me ayudó gente que conoce por ejemplo El Chad o el Sáhara y que también me explicó la forma en que se organizan redes delictivas para traficar con drogas y personas. La mayoría de estos actos criminales están cometidos por yihadistas.
-En la I Guerra Mundial murió aproximadamente el 60% de los combatientes. Con las armas actuales la masacre sería impensable.
-Sí, estoy de acuerdo. Impensable es una palabra perfecta. En Nunca la presidenta norteamericana mantiene una conversación con su hija y esta le dice: si se lanzara una bomba nuclear contra nuestro país ¿cuántas personas morirían? Y la presidenta respondió: en el primer ataque 160 millones, muchas más personas de las que han muerto en cualquier conflicto anterior. Y esto pone de manifiesto el peligro que conlleva una Tercera Guerra Mundial, que sería más mortífera y horrible que cualquier otra cosa que hayamos visto en la historia.
-¿No le parece que lo asombroso es que desde 1945 ningún loco de los muchos que han gobernado en la Tierra haya usado un arma nuclear contra sus enemigos?
-Tiene razón, es bastante sorprendente. En parte es porque hemos tenido suerte. Pero también hay que decir que nunca damos las gracias a los políticos del mundo, y quizá sería el momento de hacerlo por no usarlas. Desafortunadamente ahora hay más países que tienen armas nucleares que nunca, y desgraciadamente creo que antes o después van a utilizarse. Hubo un momento maravilloso, en los 80 y 90, cuando empezamos a reducir el número de armas nucleares en el mundo. Creo que mucha gente se imagino que esto sería un proceso progresivo, pero esto pasó y ahora volvemos a tener más armas, y ese peligro ha vuelto. Vivimos ahora bajo su sombra.
-Con todos estos peligros acechando a la humanidad, ¿es usted optimista ante el futuro?
-En general soy una persona optimista, sobre todo cuando juego a las cartas, pero en este caso no me siento muy optimista, creo que hay demasiados peligros a los que debemos enfrentarnos y somos muy lentos para afrontarlos. Hay gente que está siendo muy perezosa para tomar medidas contra el covid, por ejemplo en mi país ni siquiera se ponen las mascarillas por las calles o en locales cerrados. Y además tenemos cada vez más armas nucleares. Sobre todo me preocupa la actitud desinteresada de la gente ante estos peligros.
-¿Por qué no ha incluido en su novela a los líderes europeos?
-Porque no creo que Europa pueda hacer nada en una crisis del tipo que planteo en Nunca, ni bueno, ni malo. Europa se convertirá en la mayor potencia económica del mundo, incluso más que China o EEUU, pero no en la mayor potencia militar del mundo. No tenemos un ejército común, ni un comandante en jefe, o sea que no creo que tengamos ningún papel. Lo cual puede ser bastante inteligente porque esto nos mantiene fuera de peligro.
-En Nunca hay heroínas y villanos pero sobre todo falsos profetas que mantienen al mundo en peligro, ¿qué responsabilidad tenemos los ciudadanos al llevar al poder a estos gobernantes?
-Me sorprende que haya gente que vote para perder su libertad. Erdogan ganó las elecciones, no dio un golpe militar, y los turcos ya no son libres. Algo parecido ocurre en Polonia. Y Trump es un presidente que no creía en la democracia. Todas estas personas han sido elegidas por los votantes, esto es algo nuevo, yo no recuerdo algo así en mi vida. Y no lo puedo comprender. Yo he estado estudiando el nacimiento del nazismo en 1920-1930 en Europa y sigo sin entender cómo puede suceder esto hoy día. ¿Cómo se puede votar a líderes que cada vez se acercan más al nazismo? No tengo la respuesta. Sólo puedo decir que me deja patidifuso.
-¿Que valoración saca de la cumbre de Glasgow celebrada recientemente?
-Estoy muy decepcionado por lo que ha ocurrido en Glasgow. El problema es que cada una de las medidas propuestas es un problema para alguien. Todo el mundo se centra en sus intereses a corto plazo y es así como buenas propuestas comunes no se adoptan, y esto ocurre de forma constante. Yo me pregunto cuándo va a despertar la gente y a aceptar que tendremos que hacer sacrificios de algún tipo para salvar el planeta. Las medidas que se han acordado no sólo son inadecuadas sino que nadie las va a aplicar.
-Muchas cosas cambiaron con la Primera Guerra Mundial. ¿Qué cambios traería una Tercera?
-A corto plazo nosotros habremos muerto, y a largo plazo habrá muerto todo el mundo. Ese es el cambio. No creo que nadie pueda sobrevivir a una guerra nuclear. Lo que ocurriría es el fin de la humanidad.
-¿Cree que Nunca podría ser llevada al cine o la televisión?
-Sí, creo que sería una miniseria fantástica. Y creo que hay muchísimos actores y actrices que querrían protagonizar a sus protagonistas.
-Como británico, ¿cuál es su balance del Brexit? ¿Está el Reino Unido mejor o peor?
-Después del Brexit el Reino Unido está peor. Muchas de nuestras empresas tienen problemas para encontrar personal cualificado, para poder traer artículos, productos de Europa, problemas para exportar. Creo que el Brexit fue mala idea de partida, y como tal se está confirmando.
-¿No cree que ya ha comenzado una Tercera Guerra Mundial con Gobiernos que le están quitando a sus ciudadanos la posibilidad de decidir?
-Yo no lo llamaría una Tercera Guerra Mundial, aunque es cierto que esto está ocurriendo. Yo soy un demócrata, todos mis libros tratan de gente que trata de su libertad de una forma u otra. Es fácil que los lectores sepan de qué parte estoy, siempre de la parte de la libertad. Pero aunque los gobiernos quieran restringir la democracia el pueblo siempre acaba ganando.
-¿Qué papel pueden jugar los populismos y los nacionalismos en una guerra?
-El nacionalismo y el populismo es muy agresivo y muy belicoso en general. Siempre son los que dicen tenemos que luchar, que ser fuertes, nuestro país debe ser fuerte, no debemos aceptar ningún insulto, ningún ataque... es como los hombres que siempre quieren pelearse. Hay gente que entra en un pub y se roza con alguien y ya quiere una pelea. Porque odian parecer débiles. Los nacionalistas tienen esa actitud, como los británicos que estaban a favor del Bréxit y en contra de lo que dictaba Bruselas.
-Estamos viendo como desde Bielorrusia se envían a personas a Polonia para tratar de desestabilizar a Europa. ¿Qué le parece esta forma de conflicto?
-Es una conducta agresiva sin duda, y creo que el líder de Bielorrusia lo hace porque no tiene popularidad y de esta forma quiere recuperarla. Estaría justificado una sanción contra Bielorrusia. Creo que es horrible. Tienen razón los polacos cuando se enfadan y creo que tendrían derecho a tomar acciones muy severas. No es algo civilizado actuar así. Es tremendo.
-Por último, ¿Qué sería lo primero que le contaría el Ken Follett actual al que empezaba a escribir Los pilares de la Tierra?
-Le diría: no te preocupes, todo va a ir bien. Jaja. Los pilares de la Tierra era un libro que tenía un riesgo, muchos de mis editores no querían que escribiera ese tipo de libro, al final, de hecho, mi editorial española decía no vamos a publicar esto, es muuuy largo. Pero bueno, si pudiera hablarme a mí mismo allá en 1986 me diría: no escuches a nadie, haz lo que quieras, que va a ir bien.
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