Después de 20 años lo tenemos vivo
Los incondicionales rinden homenaje al cantaor isleño en el espectáculo celebrado junto a su estatua, donde su mujer, Chispa, deposita un ramo de flores · La pasión por Camaron y por ´La Roja' se funde en La Isla.
El claxon de los vehículos que circulaban por la zona de la Venta de Vargas en San Fernando anoche al acabar el partido de España de la Eurocopa se fundía con la voz de Jesús Castilla, que rendía con su cante homenaje a Camarón de La Isla, pocos minutos antes de que naciera el 2 de julio, cuando se cumplen exactamente 20 años de su muerte. Hoy.
La emoción de los camaroneros se mezclaba con la exaltación de los futboleros que salieron a la calle para festejar el triunfo de la selección española. Mientras la fiesta se extendía por La Isla, un rinconcito se preparaba para recordar al mito universal. Muchos, sin embargo, decidieron aunar ambas pasiones, y con camisetas y banderas acudieron prestos, poco después de ver alzar la copa de campeones, hasta la plaza Juan Vargas. "Ya sabía que me iba a hartar de pitos hoy. Y no lo digo por ustedes", comentaba resignado el cantaor que rompió el hielo. No tuvo tanto trabajo, porque ya estaba ahí el público para arroparlo. Era difícil controlar la euforia en los primeros momentos, después fue más fácil. Dos pequeños, con la equipación roja, la cara pintada, las banderas anudadas al cuello, juegan ajenos al homenaje del que son partícipes. Pero están tranquilos, como el ánimo de los presentes, que a las doce de la noche se compungieron porque el momento central del evento llegó.
Subió al escenario Dolores Montoya, la Chispa, la viuda de José Monge Cruz, acompañada de su hijo Luis. Y pronunció la frase de la noche: "Veinte años después lo tenemos vivo". Camarón sigue vivo. Minutos antes sobre la pared de un edificio cercano se había proyectado un montaje, con fotografías e imágenes de vídeo con distintos momentos de la vida del cantaor flamenco. José de pequeño, en su boda, con su familia, con sus amigos, con otros artistas. Un repaso a los años en los que Camarón estuvo entre nosotros. Siempre Camarón. Hubo un ramo de flores para Chispa. También para el homenajeado. Ella se acercó, emocionada, a la estatua que recibe a los visitantes de San Fernando para depositarlo.
El espectáculo musical había empezado antes. Con Jesús Castilla y después Paquito de La Isla, al toque, con ambos, el Luca. Los acompañaban dos palmeros. Pero también desde el público. Algunos tocaron las palmas sordas. Otros bailaron. Unos jalearon, especialmente, cuando Paquito de La Isla se atrevió con los tangos al Amanecer que cantaba José, como él -y muchos de sus más cercanos- lo llama. Resultó emotivo.
Tras el acto homenaje, subió primero Rancapino. Después Capullo de Jerez. Entonces muchos isleños se habían sumado al reconocimiento. Porque la ciudad tiene la suerte, como dijo el alcalde, José Loaiza, de que Camarón sea de San Fernando.
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