Eduardo Guerrero: "Los depósitos de Tabacalera conforman un lugar mágico"

Festival Iberoamericano de Teatro

A partir “de la escucha” del espacio de extramuros, el bailaor gaditano sigue construyendo su ‘Qualitäskontrolle’ en el FIT de Cádiz

El bailaor Eduardo Guerrero en los depósitos de Tabacalera, durante la creación del espectáculo. / Jesús Marín

Cádiz/“Hace un tiempo me colé y me enamoré. No me podía imaginar que existía algo así en Cádiz. Los depósitos de Tabacalera conforman un lugar mágico por lo que yo sabía que más pronto que tarde algo tendría que hacer allí”. Por eso, cuando desde el Festival Iberoamericano de Teatro lo invita a participar en la cita, Eduardo Guerrero lo tiene claro. No, no quiere hacer su Debajo de los pies en el Falla, no. Quiere entrar por la puerta grande de aquel espacio de extramuros y escuchar qué tiene que decir a su propuesta Qualitätskrontrolle, cuya versión gaditana se puede ver esta noche en el centro que vuelve a abrir sus puertas al público desde la pasada edición del FIT.

Qualitätskrontrolle es un proyecto de investigación sobre el espacio. Es una pieza siempre en construcción que ya hemos hecho en Holanda, en Ámsterdam, y en Colombia, en Bogotá. Un control de calidad, de ahí su nombre, donde nos sentamos a escuchar al espacio en el que trabajamos para ir armando una propuesta en la que me gusta trabajar con diferentes creadores de la zona. Así, aquí cuento con Calde Ramírez que es quien me configura el espacio sonoro”, explica el bailaor y coreógrafo gaditano sobre esta creación site-especific que cuenta con la producción del propio FIT.

Con la dirección de Mateo Feijóo, con quien Guerrero ha enfrentado sus últimos trabajos, el artista de Puntales –“en mi vida habré pasado mil veces por allí sin saber las maravillas que había dentro”– configura una pieza experimental donde la danza flamenca dialoga –“bueno, más bien escucha, porque aquí, yo, mi baile y quien soy, he venido a escuchar”– con el mismo espacio, con la propuesta sonora de Calde Ramírez, con la voz del cantaor Matías López 'Mati' (Lámpara Minera 2019) y con el videocreador madrileño Tomoto.

El gaditano Eduardo Guerrero. / Jesús Marín

“Nos han dado una semana de residencia en el espacio, una semana para trabajar y construir el espectáculo allí y eso ha sido realmente lo especial de este proceso, su corazón. La escucha, como te digo, es lo más importante cómo suenan las puertas, cómo repiquetea el lugar al caminar, el sonido de las tuberías, cómo es el sonido al correr por la piedra, el sonido del viento, cómo rebota en la pared del fondo de la nave, los pájaros por la mañana ... Todo eso está en este proyecto, y en eso ha tenido mucho que ver Calde que ha logrado cosas que dices... Bueno, ya lo escucharéis, pero es que no hay nada que suene que sea de fuera del espacio. Ha logrado hacer algo muy bello con lo que suena allí, con lo que la performance cobra más autenticidad, es más real”, alaba.

También tiene Guerrero palabras de agradecimiento para el artífice de los visuales, Tomoto, que ha estado “durante toda la semana por Cádiz” captando tanto “una serie de imágenes que podremos ver en el espectáculo” como recogiendo “algunas partes del proceso de creación en el interior de la nave, cómo montamos el suelo, cómo se barren los espacios...” “Un trabajo muy potente”, califica sobre el hacer del videocreador que se ha quedado “fascinado” con cómo cambia la luz de Cádiz “a lo largo del día, haciendo que parezca que muten las cosas”, reproduce Guerrero la reflexión de Tomoto.

Un idilio, ya no con la ciudad, sino con el espacio, es en el que también se ha enredado Mateo Feijóo, que fue director de las navas de Matadero, en Madrid, y que, según asegura Guerrero, “le ve a nuestros Depósitos todas las condiciones para montar aquí un lugar parecido de residencias artísticas y de exposición de trabajos de diferentes disciplinas”. Un deseo expresado ya por varios artistas de la ciudad.

También fue al director artístico a quien se le ocurrió “contar con el seguridad” para la investigación del espacio y pedirle que les hiciera una ruta guiada en la que el trabajador les contó “la historia del lugar, las diferentes situaciones que han ocurrido allí, muchas anécdotas...” Impresiones que han quedado reflejadas en la pieza donde hasta se puede escuchar “la voz del guarda porque Calde lo grabó, convirtiéndose su historia, en una capa más del espectáculo”.

Una propuesta donde el artista también se pone al servicio del lugar y de sus compañeros. “No me lío a hacer diagonales, ni a dejarme llevar por mi desfogue, ni por lo que soy yo y mi baile, sino que aparezco más contenido, como una pieza más del grupo, con una mirada más interna pero que creo que es desde donde se puede llevar esa pieza más lejos”, reflexiona el creador que incide en lo “especial” de “estos dos días” (este miércoles y jueves) de representaciones pues “son únicas, están hechas para este espacio y tampoco una vez será igual que la otra vez por lo que quien venga sabe experimentará algo único”, anima el artista.

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