El Barrio: "No le debo nada a nadie"

Entrevista | José Luis Figuereo

El músico gaditano hace balance de un año en el que ha sido reconocido en el WiZink Center como el artista que en más ocasiones ha llenado el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid

José Luis Figuereo, 'El Barrio', con una de sus guitaras en el salón de su casa.
José Luis Figuereo, 'El Barrio', con una de sus guitarras en el salón de su casa. / Jesús Marín

Cádiz/La primera vez que José Luis Figuereo actuó en Madrid como El Barrio metió en una sala de Carabanchel a 13 personas, y 8 eran amigos. Unos cuantos sombreros después, se coronó en la sala Caracol, llenó La Riviera en dos ocasiones y dio el salto a Vistalegre. Este mismo año que mañana toca a su fin, el músico gaditano puede presumir de haber recibido un reconocimiento por ser el artista que en más ocasiones, 19 veces, ha completado el aforo, 15.000 personas, del WiZink Center (antiguo Palacio de los Deportes) de la capital española. Con su garganta y su guitarra. Labrándose su propio camino: “No le debo nada a nadie”, dice el cantautor que acaba de completar la gira de su último disco, Las costuras del alma.

De los duros inicios, de la consagración y del esperanzador presente hablamos con el músico que nos invita a la casa donde vive y trabaja. Un hogar donde se escucha a Steve Vai y a Dream Theater y donde las paredes hablan de la vida de este contador de historias. Allí, colgados, están algunos de sus logros y de sus referentes, navegando entre el rock andaluz y el flamenco. “Y lo más importante, mis guitarras y mi teclado”, se sienta frente a las teclas Figuereo que no se resiste a acariciarlas dándoles la forma de la melodía de The show must go on, de Queen, mientras su perro Golfo anda haciendo monerías por el salón.

"Ya estoy componiendo alguna cosa para el próximo disco, pero por ahora todo es muy flamenco”

Porque el espectáculo debe continuar, Selu, aunque de vacaciones, confiesa que no se resiste a seguir componiendo y a recibir con gusto el envite de las musas que le vienen a visitar, eso sí, “cuando les da la gana a ellas”. “Ahora, cuando vienen hay que encerrarse en el estudio (que tiene en su propia casa) porque pueden mosquearse y tardar después en aparecer”, ríe.

Y “algo hay...” Algo hay ya del que será el próximo trabajo del gaditano en el que piensa trabajar en este inminente 2019. “Pero por ahora todo lo que me sale es flamenco... Pero, bueno, esperemos un poco... Yo estoy tranquilo porque a mí nunca me han metido prisa para sacar un disco y, se supone, que este descanso después de Las costuras del alma va a ser un poquito más largo pero, ya te digo, ya veremos cómo va funcionando el año”, baraja.

El Barrio tocando el teclado que tiene en su salón.
El Barrio tocando el teclado que tiene en su salón. / Jesús Marín

Por ahora, de lo que está seguro es de hacer un balance “muy positivo” del año que dejamos atrás. El año de la gira de su duodécimo disco que comenzó “con un lleno” y que fue acumulando “a muchísima gente allá por donde hemos ido”. “Sí me voy dando cuenta –apostilla– que la garganta, como me dijo una vez un otorrino, cumple palante igual que los años, y la capacidad de recuperación no es tan corta, pero hago menos conciertos que en años anteriores y así se va uno cuidando”.

De todas formas, el tramo final de este tour ha supuesto una verdadera “prueba de fuego” para la resistencia del artista ya que “en ocho días tuve cuatro conciertos de los grandes, el Carpena de Málaga, Granada que también tiene capacidad, el WiZink Center en Madrid y Sant Jordi en Barcelona”, rememora Figuereo al igual que recuerda con una pizca de “nostalgia” y cierta dosis de “alivio” el cierre de gira en la Ciudad Condal.

“Son muchas sensaciones las que te vienen en un último concierto... Pero lo principal es que ya sabes que te puedes poner malo y no te tienes que tomar un Frenadol del tirón”, ríe el artista que, sin embargo, echará de menos “a los músicos con los que te pasas todo un año” y “el contacto con el público”. A cambio, y ya sin bromas, Figuereo recuperará “unos horarios más estabilizados para comer y para dormir, sin tantos altibajos en tu vida”.

Porque José Luis Figuereo valora “la tranquilidad” con “la familia y los amigos”. Y en ese tono, dice, que pasó la Nochebuena en casa. “Mis hijas y mi mujer se van ahora a París unos días y vuelven el 31 y si te digo la verdad me encantaría encontrar un sitio tipo cena-cotillón donde dejaran entra a las niñas... Lo malo es que ponte que lo encuentro y, bueno, se me antoja tomarme una copa esa noche y salir a bailar con mis hijas a hacer el tonto como cualquiera esa noche pero si en la mesa uno dice “ése es El Barrio” se acabó todo, ya todo sería móvil, estar tenso por si te están grabando, por si te ponen en las redes... Es que se te quitan las ganas de hacer nada porque la gente debe de separar un poquito el personaje de la persona y no siempre lo hacen”, se lamenta.

Con todo, el artista está dispuesto, a buen seguro, a pasar mañana “una noche bonita” rodeado de los suyos y todavía con los coletazos del éxito de Las costuras del alma en su memoria. Un disco que, a pesar “de no ser un disco de single sino que es una obra más seria y con más poso”, dice, se colocó con sólo 9 semanas de vida como el tercer disco más vendido del año 2017 (según los datos de Promusicae).

"Las casas de discos, por reventar el mercado, lo que están haciendo es prostituir la música”

“Para mí es una satisfacción grandísima el ver que una obra tuya llegue hasta esa cumbre, y es un sueño cumplido ver que he sacado una obra que se coloque a esa altura con gente tan importante en el panorama musical”, se congratula un artista que todavía puede presumir “de seguir vendiendo en el formato físico que es un formato que realmente ya va en decadencia” y todo “gracias a mi público que es de los que les gusta tener las letras, admirar las fotografías y disfrutar de todo lo que siempre ha sido un disco”.

Un disco, “no una canción suelta”. Y por ahí va el brindis de El Barrio para 2019, un deseo y un reto para la industria musical: “Que la industria no eclipse el mercado con artistas de un single, porque las casas de discos, por reventar el mercado, lo que están haciendo es prostituir la música, y a bajo precio. Ojalá hubiera más calidad porque últimamente no sale nada que merezca la pena o será que yo soy muy exigente...”

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