La Escuela de Música Moderna y Jazz de la UCA alcanza sus bodas de plata
Curso
El programa, que funciona desde hace 25 años, está dirigido en los últimos tres lustros por el músico Carlos Villoslada
"Para mí Paco Toronjo y John Coltrane tenían el mismo timbre"
Cádiz/Hace 25 años la escena jazz en Cádiz ya llamaba la atención de público pero, sobre todo, de otros músicos del panorama nacional. “¿Qué pasa allí en Cádiz, chiquillo?”, recuerda Carlos Villoslada que le decían los compañeros cuando salía a tocar fuera. En Cádiz ha habido (y hay) un talento musical enorme que en la música improvisada se ha solidificado en grandes nombres pero que, en su momento, como recuerda el saxofonista se tenían que buscar “mucho más la vida que ahora” para formarse. Esa falta de oferta para una demanda real animó a la Universidad de Cádiz a amparar desde un principio un proyecto que nació como curso de una semana y que hoy día se ha convertido en su Escuela de Música Moderna y Jazz. Una iniciativa que está este año de celebración, la de sus bodas de plata.
“Efectivamente, fue en el curso 97-98 cuando el guitarrista Manolo Perfumo propuso hacer un curso sobre el conocimiento del lenguaje de la música improvisada pues teniendo en cuenta que en Cádiz no había nada parecido. La Universidad, desde el Vicerrectorado de Cultura de Extensión Universitaria, asumió este proyecto desde el principio y, viendo el interés que suscitó en la gente aquella primera experiencia, empezó a coger forma en las siguientes ediciones”, explica Villoslada, director de una Escuela que pronto empezó a crecer en semanas y en especialización de instrumentos. De hecho, ahora el curso de la Escuela de Música Moderna se extiende “sobre siete meses, de octubre a abril”.
“Primero fue Perfumo pero luego, con la especialización de los instrumentos, se unieron Miguel López, con el piano, Juan Sainz, con la batería, Pedro Cortejosa con el saxo y Luis Balanguer con la guitarra, si no recuerdo mal, cuando ”, rememora el músico que actualmente mantiene a algunos profesores de aquellas primeras nóminas (Juan Sainz, por ejemplo) junto con otros nombres de la actual escena como Javier Galiana, José María Cal, Susana Raya, Javi Bermúdez, Malick Mbengue, Jordi Ballarín, José Atero, Milián Oneto y José María Carlés, además del propio Villoslada.
Y es que si en estos 25 años el programa ha crecido en tiempo, en oferta y en equipo humano, en los últimos dos años, “como en el mundo entero”, también se ha transformado rompiendo las barreras del espacio. Esos otros efectos secundarios no nocivos que nos ha dejado la pandemia y el confinamiento. “Sí porque la posibilidad de clases on line no la habíamos contemplado hasta que el curso de 2020, claro. Lo hicimos y funcionó bien así que a raíz de eso lo que hemos hecho es integrar y combinar. Es decir, tenemos profesorado que da clases tanto presenciales como on line , otros que sólo las dan presenciales y, como algunos están fuera de Cádiz, pues clases sólo on line”, detalla el coordinador que, eso sí, se rompe “la cabeza” para cuadrar horarios y programación. “Pero merece la pena”, ríe el director que hace “quince años, al menos” relevó en el cargo a Pedro Cortejosa.
“Es un orgullo para nosotros poder decir a día de hoy que hemos tenido como alumnos a gente como el saxofonista Antonio Lizana; Diego Villegas, de Sanlúcar, que está funcionando a un nivelazo; el bajista Ismael Alcina que ahora es profesor en la Esmuc; Poti que es un percusionista que ha llegado a tocar con Paco de Lucía; el guitarrista Ricardo Moreno, de Lebrija; el trompetista Víctor Vega, que ha terminado sus estudios Superiores de Trompeta de Jazz en Musikene en Donosti; la pianista Alicia Tamariz, que ahora está dando clases en Málaga y también está con sus propios proyectos... Y muchos más que se me olvidan pero es muy bonito pues ver que algo has tenido que aportar al comienzo de toda esta gente”, se congratula.
Hornadas de alumnos que van “bien creciendo o manteniéndose” de una media de “unos 40 a 60”. “Ni siquiera la pandemia, que estábamos nosotros más preocupados por si bajaba la inscripción, ha afectado al número de alumnos. Es más es que hay gente que repite, voluntariamente, que nosotros no suspendemos a nadie, porque nuestro objetivo es que el alumno se vaya con bastante material para tener donde recurrir para seguir estudiando él por su cuenta pero hay muchos que vuelven para afianzar lo que han aprendido”.
Atención para diferentes niveles
Desde un profesora de trompa del Conservatorio de Cádiz, a alumnos que parten de cero, la Escuela de Música Moderna y Jazz de la Universidad de Cádiz atiende a todas aquellas personas interesadas en la música improvisada sea cual sea su nivel. Así lo asegura Carlos Villoslada que explica que actualmente cada alumno tiene derecho a una clase de instrumento, “que la puede hacer on line o presencial”; la opción de matricularse en una clase de hora y media presencial de combo, “es un grupo de música que monta un repertorio para aplicar todo lo que se está viendo en instrumentos”; y luego, aparte, hay clases teóricas que son exclusivamente on line “pero a las que pueden asistir los alumnos que se hayan inscrito a presencial”.
"Ahí se hacen módulos de armonía básica, armonía avanzada, cómo grabar en tu casa o montarte un pequeño estudio... Hay bastantes tipos de clases teóricas enfocadas a las necesidades que puede tener un alumno”, detalla Villoslada que también informa que “un alumno también puede optar a estudiar un segundo instrumento”. “La intención cada año es confeccionar un programa lo más completo posible para que nuestros alumnos sigan creciendo y para fomentar nuestra pasión y vocación que es la música improvisada”, decide el director de la Escuela.
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