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Expresionismo figurativo en su justa medida

Arte

La artista María Luisa Rey expone en la Fundación López Mariscal de Ubrique

Un momento de la inauguración de la muestra.

Llevamos tiempo afirmando que entre la multitud de pintores que existen en la provincia de Cádiz, el nombre de María Luisa Rey, que entró en este mundo tarde y muy de puntillas, es, probablemente, el que más y mejor ha evolucionado en este universo en el que, al menos, hay que saber defenderse muy bien para no sucumbir o quedar marginado entre tanta gente y entre tanto asunto, alguno de muy dudosa calificación, quizás porque existen muchos espurios intereses que no desean que nadie levante la cabeza.

La artista arcense surgió inesperadamente en los ambientes con poco bagaje y no demasiado bien estructurado. Poco a poco fue desprendiéndose de argumentos escasamente satisfactorios y adentrándose, ella sola, por senderos más sensatos y fáciles de andar en los inicios de una carrera tan difícil. Lo tuvo claro desde un principio y afrontó el horizonte con infinito entusiasmo. Buscó por todos los sitios y supo encontrar. Se partió el alma queriendo entrar en los espacios adecuados y, con denodado esfuerzo, pasión desmedida y enfrentamiento diario con la pintura, halló la luz de una profesión que, ahora, la tiene como su máxima prioridad vital. Después de unos años de trabajo arduo y doloroso, con muchas zancadillas, argumentos esquivos de los envidiosos interesados, María Luisa Rey ha encontrado el resquicio adecuado para meter la cabeza en esta pintura tan complicada y de tantos perfiles. En estos años ha tenido reconocimientos a su trabajo y ha visto cómo su obra recalaba en varios foros de importancia desde donde ha sabido salir bien pertrecha para seguir caminando. El último éxito fue el encargo, por parte de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar, para realizar el cartel anunciador del espectacular evento que se celebra en las playas sanluqueñas cada verano, ese que ha sido pintado por nombres de renombrado prestigio –Carmen Laffón, Paco Pérez Valencia, Dionisio González... entre otros muchos–.

En estos días, la Fundación López Mariscal de Ubrique acoge una muestra de su obra. Exposición que ofrece un recorrido por los amplios espacios representativos por donde circula la pintura de esta artista; esos espacios donde se escenifica una realidad que ella desarrolla de una forma abierta, descarada, sin sujeciones a normas estrictas, sólo a aquellas que descubren un expresionismo figurativo de gestos apasionados y ritmos valientes y equilibrados. En la sala de exposiciones de la localidad serrana encontramos varios cuadros de gran formato protagonizados por estaciones, restos apasionantes de uno de los temas preferidos de la artista –ya le vimos una espléndida exposición sobre tema ferroviario en la que sobresalía la contundencia formal de la pincelada extrema sobre la justa ilustración de los motivos–, junto a ellas, dos grandes retratos que patentizan esa difícil realidad y que la artista consigue dejando constancia de una solvencia y dominio estructural, posicionando la fidelidad del modelo en un poderosísimo entramado plástico de clara connotación expresionista. Junto a la pintura ferroviaria y a los retratos, María Luisa Rey nos ofrece una serie de íntimas escenas en las que el potencial pictórico casi borra los perfiles representativos para situarnos en una pseudoabstracción de resultados reduccionistas muy bien acondicionados.

Esta exposición sirve para que, de nuevo, nos encontremos con los buenos argumentos pictóricos de esta artista que demuestra cómo, sin alharacas, imposturas y desenlaces fantasmales, se consigue un trabajo serio, riguroso y, sobre todo, convincente.

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