Nunca te sueltes | Crítica
No te sueltes cuando el mal acecha
Villanueva de los Infantes es un pequeño pueblo de Ciudad Real, cercano a Valdepeñas, en el que Francisco de Quevedo pasaba algunas temporadas y donde residió de manera continuada durante sus últimos nueve meses de vida. Allí falleció el poeta, en una austera celda del Convento de Santo Domingo, un edificio hoy convertido en hospedería, bajo el nombre de El Buscón, y en el que aún es posible visitar la fría habitación de muros de piedra en la que falleció el genial autor del Siglo de Oro español. Sólo nueve meses vivió en Villanueva y, sin embargo, la localidad saca partido de aquel hecho histórico para hacer que el nombre de Quevedo se una cultural y turísticamente al nombre de la villa: la visita a la celda en que murió, a sus restos -recuperados parcialmente y analizados hace unos años, reposan en la iglesia de San Andrés-, un certamen literario con el nombre del escritor y hasta papeleras decoradas con la cruz de la Orden de Santiago con la que el poeta aparece en sus retratos. Bastaron nueve meses, sus últimos nueve meses, para que la villa manchega se percatara de la importancia de 'explotar' la figura del escritor. Igual exageramos, pero si el poeta hubiera nacido allí, lo hizo en Madrid, el pueblo se llamaría, posiblemente, Villanueva de Quevedo.
Este ejemplar aprovechamiento de una figura estelar de las letras españolas sirve de puro contraste con el insuficiente papel que Manuel de Falla, el compositor más grande de la historia de la música española, tiene en Cádiz, en su ciudad natal, donde su memoria se cree salvaguardada nominando un teatro; dando también nombre -que no sentido- a un festival municipal; con un conservatorio; con algunas placas diseminadas en edificios significativos de su vida; una fuente luminosa con su música; con una imponente cripta catedralicia en la que reposan sus restos; con un sencillo pero incompleto homenaje en el día de su cumpleaños dentro del festival autonómico; con una asociación de asociación de vecinos, y rotulando varias calles con el título de algunas de sus obras. Ni siquiera tiene un monumento, pese a que hubo ofrecimientos hábilmente rechazados, y ni una calle, plaza o avenida lleva su nombre. A algunos, esta retahíla de recuerdos les parecerá suficiente, válida, pero a otros les reafirma en su posición de que la figura del insigne compositor es más decorativa que otra cosa y está lejos de convertirse en lo que puede ser, en un referente turístico y cultural de una ciudad que no está precisamente para desaprovechar ocasiones de crear riqueza y trabajo.
Así lo piensa, por ejemplo, Elena Angulo, programadora musical y responsable de los ciclos de conciertos que bajo el título Tiempo de Cambios se organizaron en Cádiz con motivo del Bicentenario de la Constitución: "Es una pena que la personalidad e imagen de Falla no tenga el reflejo que debiera tener en la ciudad en que nació. Falla es uno de los grandes, y es una pena que su imagen esté más unida a Granada que a Cádiz, donde nació".
A Elena Angulo Aramburu, además, la persona de Falla le resulta casi familiar, pues su abuelo es uno de los personajes que aparecen en las fotografías de los conciertos que el músico gaditano daba en el salón de la casa de Salvador Viniegra. Angulo destaca algunas de las exposiciones que sobre Falla han venido a Cádiz durante el festival de Música Española gracias a "las buenas relaciones" de su director con el Archivo Manuel de Falla de Granada, y las obras -"algo de Falla", lo define- que se escuchan en este certamen, pero estima que Falla, "el músico más importante de la música de España, debe ser una "estrella cultural" que se una al resto de atractivos de la ciudad.
La programadora musical apuesta por recuperar la figura de Falla, pero de verdad, para que se convierta en un referente turístico y económico: "Pero antes tiene que ser un recurso cultural, con la implicación de la administración local y un acuerdo con el Archivo granadino", adonde se trasladaron documentos y pertenencias personales cuando el músico falleció en Argentina. Su casa natal, junto al Museo de Cádiz, su tumba en la Catedral o una programación musical que recuerde su obra son algunas de las propuestas de Angulo para que la memoria de Falla tenga de verdad asiento de honor en Cádiz.
En la misma línea, y con rotundidad, se expresa el poeta y musicólogo José Ramón Ripoll: "Falla, Picasso y Lorca son las tres figuras españolas más brillantes del arte y la cultura del siglo XX, y los tres son andaluces. Picasso tiene su Casa y Museo en Málaga; Lorca, su casa y fundación en Granada y Falla, que es gaditano, tiene también su fundación-archivo y su casa-museo en la ciudad en que vivió, y no en la que nació. A los gaditanos se nos va la fuerza por la boca y somos un tanto indolentes cuando se trata de reivindicar un símbolo universal que compartimos con el mundo y se escapa de nuestro ámbito localista. Si Falla hubiese escrito música para el carnaval, seguro que ya se hubieran fundado varias peñas con su nombre".
Ripoll cree insuficiente la utilización que Cádiz hace de Falla y cree firmemente que es posible caminar en otra dirección: "Aparte de rotular una cátedra, un conservatorio, un festival errático y una orquesta fantasma que no funciona, no se ha hecho por él nada permanentemente serio en Cádiz. Se intentó crear la Biblioteca Cádiz-Manuel de Falla, un proyecto de ediciones, exposiciones, centro cultural y presencia del músico en nuestra provincia, pero por falta de voluntad a causa de personalismos políticos, tal empresa no pasó de la publicación de un libro, varios conciertos y una exposición. Me consta que la familia Falla está empeñada en que exista un lugar en Cádiz donde los vecinos y el visitante de la ciudad puedan informarse y disfrutar del legado de Manuel de Falla. Lo ideal sería convertir su casa natal de la plaza de Mina en un centro activo, más que en un museo congelado: un sitio que además de mostrar el recinto de su infancia sea un nido de ideas. Revitalizar o remodelar a Orquesta Manuel de Falla me parece importantísimo, pues el germen ya está ahí, en la Orquesta del Bicentenario, un prodigio único en nuestra provincia que ha funcionado gracias a la entrega y voluntad de varias personas, y es una pena dejarlo en el recuerdo de una celebración".
Pedro Fernández, presidente de la Asociación Qultura, lamenta también este déficit gaditano: "Está claro que Falla es un recurso desaprovechado, pero todo forma parte de un proceso de años, lo contrario que Leipzig con Bach, Salzburgo con Mozart o Viena con Strauss, donde las tradiciones y los años han marcado el paso. En ese sentido, Falla tiene el sitio que le corresponde en Cádiz, pero no el que debiera, el que merece".
Fernández no concibe que Cádiz no tenga un grupo musical con su nombre y sus obras, y cree que para recuperar y aprovechar su figura debe existir primero un "soporte" de las administraciones públicas, que se una a las iniciativas ciudadanas que puedan surgir, y estima que el camino puede empezar con "algunas cosas básicas" que podrían abrir puertas para otros objetivos más ambiciosos: "Su casa natal, un circuito turístico por los lugares de la ciudad más relacionados con él, una fundación, editar sus partituras, su bibliografía, como se está haciendo con la figura de Carlos Edmundo de Ory. Algún esfuerzo se debería hacer". Y señala al Archivo Manuel de Falla de Granada como un instrumento vital para revitalizar su figura en Cádiz a través de acuerdos.
El crítico musical Juan Antonio Castañeda aún recuerda la llegada de los restos mortales de Manuel de Falla a Cádiz, trasladados en barco desde Argentina, para ser enterrados en la Catedral. Ahí están también el testimonio de las fotos, con la comitiva enfilando Lázaro Dou, en un recibimiento que alcanzó incluso honores de Estado con la presencia de algún ministro en representación del dictador Franco. Era 1947 y Falla regresaba, ya muerto, del exilio. Castañeda no tienen ninguna duda: "Falla es el compositor más grande de la historia de España desde el Renacimiento hasta nuestros días. Y es de Cádiz".
No lamenta, desde luego, que Granada diera en su día el paso de crear el archivo y la fundación, porque así "se salvaguarda su patrimonio", pero sí cree que Cádiz debiera ofrecer a su hijo más universal otro trato. "Ni un monumento en su honor, en la plaza de Mina por ejemplo, donde nació, y eso que el escultor gaditano Manuel de la Fuente hizo varios ofrecimientos mucho antes de morir".
"Falla no se conoce en Cádiz, y puede haber un grupo de gente que se una para apoyar su figura, pueden surgir multitud de ideas", explica Castañeda.
También desde el sector turístico se estima "aprovechable la figura de Manuel de Falla. Lo cree Belén González, de Torre Tavira, para quien el "músico universal es ideal para unir cultura y turismo con la creación de una ruta Falla", o Ana del Corral, una de las responsables de la empresa Ida y Vuelta: "Nosotros, en nuestras rutas, cuando pasamos por la plaza Mina nos detenemos y señalamos el lugar de nacimiento de Falla, y también por Ancha, pero es verdad que es una figura que se puede explotar más, con visitas temáticas o un ciclo de música. Es verdad que Cádiz tiene tantos atractivos, tanta historia..., pero sí, su figura puede ser rescatada, sobre todo después de que en los últimos años nos hemos volcado tanto en el Bicentenario".
Dentro de tres años se cumplirán los 140 años de la muerte del músico. Igual se acerca el momento para mirar a otros lugares, otros sitios y otros ejemplos, también con sus luces y sombras, pero más reconocidos: Fuendetodos y Goya; Fuente de Cantos y Zurbarán; Toledo y El Greco; Moguer y Juan Ramón Jiménez; Reus y Barcelona y Gaudí; Fuente Vaqueros y Lorca; Málaga y Picasso... Ciudades unidas y relacionadas casi automáticamente con una figura universal y capital en el mundo de la cultura. Y aquí, en Cádiz, Falla, una asignatura pendiente que la ciudad debe aprobar algún día aspirando a lograr algo más que un simple aprobado. El genio Falla bien se merece una actuación que aspire al sobresaliente.
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