Félix Tusell: “Es un orgullo enorme cuidar de las películas que he heredado”

Cine

La Escuela de Cine de la UCA recibió esta semana al hombre que está al frente de la productora en activo más antigua de España, Estela Films

El productor Félix Tusell, en la casa palacio El Armador.
El productor Félix Tusell, en la casa palacio El Armador. / Álvaro Jaén

Cádiz/Hay quien hereda una casa, un camafeo, “o el malhumor de sus antepasados” pero Félix Tusell, cabeza de la productora en activo más antigua de España, Estela Films, heredó hace ocho años una serie de películas de las que “cuidar”. “Para mí es un orgullo enorme cuidarlas, tratarlas bien, que luzcan, y que lleguen al público”, asegura el productor más joven de nuestro país que esta semana ha estado impartiendo un curso en la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz. Una experiencia “muy enriquecedora y muy divertida” que le ha obligado “a reflexionar y a volver a poner en orden los conceptos”.

– ¿Qué es un productor? ¿Qué hace un productor?

–Buena pregunta... La mayor parte de la gente ve en el productor ese cliché del tipo gordo con un puro y una rubiaza al lado... (bromea) y nada más lejos... El productor es, por un lado, el encargado de disponer los medios económicos, técnicos y humanos para que el director despliegue toda su creatividad y, por otro lado, entendiendo que cualquier producción audiovisual es un proyecto de caractér creativo pero también económico, porque tiene un coste muy elevado y tiene un riesgo, pues es el responsable máximo a nivel económico de la película, al igual que el director es el responsable máximo a nivel creativo.

–Tiempos complicados para todos, no menos para el cine español. ¿Cómo lo ha vivido?

–Ha sido muy duro. El productor constantemente tiene que manejar calendarios, pensar en el medio y largo plazo, y la incertidumbre a la que nos hemos visto sometidos, ese ¿qué pasará dentro de dos semanas, habrá toque de queda, confinamiento perimetral....?, pues han creado un estrés enorme. Y, por otra parte, si un productor tiene que manejar un altísimo riesgo con las producciones, pues añade dos cazos más. El riesgo de que el equipo se contagie, de que haya que parar el rodaje, de que no ha habido ningún seguro que haya dado cobertura a estos temas... El productor ha estado soportando sobre sus hombros esa dosis de riesgo enorme.

–¿Se han incrementado mucho los costes con las medidas de seguridad dentro de un rodaje?

–Pues bastante. Si ya como productores independientes tenemos de por sí muchas dificultades a nivel presupuestario, añade una partida completamente nueva y que, además, es muy fastidiosa porque no revierte, necesariamente, en la calidad de la película. Es decir, cuando tú te gastas más dinero en tal actor o en tal localización o en tal equipo de cámara, pues eso te luce en la película y lo pagas con gusto. Pero esto, que es muy necesario, es fundamental para la seguridad de todos, por supuesto, pero no se ve.

–¿Qué es lo que le seduce de un proyecto?

–Pues no hay normas estancas en esto pero normalmente puede ser que la idea me estimule o trabajar con tal autor o cuando abordas un corto, apostar por un talento novel, eso es muy bonito, porque luego vas creciendo de la mano. A mí es que me gusta hacer largometrajes de una escala más industrial, con una vocación comercial mayor, pero también proyectos más pequeñitos que experimenten nuevas formas de contar historias, películas documentales que entre sus objetivos primeros no esté tanto esa comercialdiad. Me enriquece la variedad.

–Estará harto de contestar a esta pregunta pero, ¿cómo fue producir ‘Tiempo después’ de Cuerda?

–Una de las mejores experiencias profesionales y vitales que he tenido, así te lo digo. Me cambió. Tuve la suerte de compartir mucho tiempo con José Luis y, además de hacernos muy amigos, aprendí muchísimo, era un sabio, y disfruté mucho poniendo en marcha una película tan libérrima, y ser testigo de cómo ese universo particular suyo se iba construyendo. También disfruté muchísimo viendo a todos mis compañeros de la película porque desde el último auxiliar, al director de arte, pasando por mis compañeros financiadores, todos, teníamos la sensación de que estábamos haciendo algo grande, algo importante, y con mucho entusiasmo. Fue emocionante. José Luis despertaba eso, entusiasmo y admiración.

–¿Algún otro proyecto al que le tenga un cariño especial?

–Sí, Video blues. Es una película documental, chiquitita, que ha dirigido mi hermana Emma. Es una película especialísima porque es un documental autoral, que en primera persona, Emma narra nuestro pasado familiar. Yo ya había trabajado antes con ella porque Emma es montadora pero verla dirigir y estar codo a codo en esta historia tan personalísima ha sido una maravilla.

–Yo quería indagar también en ese pasado suyo familiar, ¿cómo arranca esa historia de amor del cine con su familia?

–Pues arranca con mi abuelo que pone en marcha Estela Films en 1948, después continúa con mi padre que recoge el testigo a partir de los años 70, después coge las riendas mi madre a partir del año 91 cuando mi padre fallece en un accidente, y de un tiempo a esta parte la dirijo yo con mi socia y amiga Carmela Martínez Oliart. Antes, con 19 años, empecé en la empresa al lado de mi madre y luego ya asumí las riendas con 22 años. Y es muy bonito aunque, no te niego, que a ratos he sentido el enorme peso de la responsabilidad, ese sentimiento de estar ocupando la misma silla en la que se han sentado mi padre y mi abuelo, que lo hicieron magníficamente bien... Responsabilidad pero también orgullo, sí.

–Y tiene usted 30 años...

–Sí pero, como te digo, lo hago de la mano de mi amiga Carmela, en la que confío plenamente. Ella, además, tiene un cargo fundamental que es dirección de producción, lo que significa una doble confianza, la personal, que sabes que es una persona fiable, una buena persona, responsable; pero también la profesional, estar convencido de que esa persona es una gran profesional, capaz de gestionar mucho dinero y de dirigir un equipo humano grande. También hemos tenido mucha suerte, porque nos hemos ido encontrando compañeros de viaje en el camino que han sido fantásticos, como Arturo Valls, que era actor en el primer cortometraje que rodé yo como productor (Epitafios, de María Ballesteros). En aquella experiencia nos encontramos, nos llevamos muy bien y a día de hoy ya llevamos cuatro películas en nuestro haber y sigue siendo un socio estupendo y tenemos muchos proyectos en el futuro.

–Hablando de proyectos, ¿se puede contar alguno?

–Te puedo decir que este lunes empezamos el rodaje de Cámera Café. La película, con todo el elenco original de la serie. Tenemos un documental que está en posproducción, Viaje a alguna parte, dirigido por Elena de Llanos que homenajea a sus abuelos, Fernando Fernán Gómez y Emma Cohen, en un documental precioso. Y tenemos dos cortometrajes Totem Loba, dirigido por Verónica Echegui y Los conspiradores de Luis Parés, que ahora entra en fase de estreno en festivales.

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