La Filarmónica de Viena recibe 2010 con una declaración de amor

El maestro francés Georges Pêtre dirigió ayer el concierto de Año Nuevo en un exitoso recital que la televisión pública austríaca retransmitió en alta definición para 72 países

George Pêtre dirige a la Filarmónica de Viena.
George Pêtre dirige a la Filarmónica de Viena.
Antonio Sánchez (Efe) / Viena

02 de enero 2009 - 05:00

El deseo del maestro francés Georges Prêtre de enviar al mundo una "declaración de amor" con el Concierto de Año Nuevo se cumplió ayer con creces en un recital cargado de referencias románticas y de celebraciones a la vida.

Con 30.000 flores traídas desde San Remo (noroeste de Italia), la Sala Dorada del Musikverein vienés acogió la tradicional bienvenida al nuevo año que la Filarmónica de Viena ofrece cada 1 de enero.

Prêtre, viejo conocido de la orquesta vienesa y que ya en 2008 tomó la batuta en este recital, afrontó con un excelente humor y mayor entusiasmo su anunciado objetivo de que "durante dos horas todos olviden sus problemas".

Con tal declaración de intenciones, no sorprende que el recital lo inaugurara la apertura de la opereta Die Fledermaus, de Johann Strauss hijo, un auténtico canto a la alegría de vivir y a la fiesta.

La obra cumbre del rey del vals marcó el tono desenfadado del resto del concierto, poblado por las polcas, los rigodones y los valses del resto de la familia: Johann padre, Josef y Eduard.

Temas como Frauenherz (corazón de mujer) o Wein, Weib und Gesang (vino, mujer y canción) fueron excelentes embajadores de ese espíritu de jovialidad y buen ambiente que presidió el concierto.

"Maravilloso" exclamó Prêtre al concluir la primera parte del recital, que la televisión pública austríaca retransmitió en alta definición a 72 países de todo el mundo.

La segunda parte del recital ganó en variedad, con la introducción de compositores ajenos a la dinastía Strauss.

La apertura de la ópera Las alegres comadres de Widsor, basada en la comedia homónima de William Shakespeare, sirvió para rendir homenaje a su autor, Otto Nicolai, fundador de la Filarmónica y del que en junio próximo se celebra el 200 aniversario de su nacimiento.

Y por si la música no había sido suficiente para animar la entrada del año, la retransmisión televisiva del recital se vio aderezada con la inclusión de un número de danza a cargo de los solistas del ballet de la Ópera de París.

Desde las salas del Museo de Historia del Arte de Viena y bajo los acordes de una polka de Johann hijo, Eleonora Abbagnato y Nicolas Le Reiche pusieron movimiento a la música con una coreografía de Renato Zanella.

La bailarina italiana lució un impresionante diseño de su compatriota Valentino, que se estrenó en este año 2010 como colaborador del Concierto de Año Nuevo.

El conocido modisto también creó los vestidos de las bailarinas del Ballet de la Ópera de Viena que danzaron siguiendo la música del vals Morgenblätter.

Una primicia en el recital de Año Nuevo, la Champagner-Galopp del danés Christian Lumbye, sirvió para que Prêtre y los filarmónicos, con tarareo de la música y lanzamiento de confeti incluido, pusieran fin al programa oficial y felicitarán al público el 2010 al grito de "Prosit Neujahr".

Pero ningún año puede comenzar en Viena sin que suene el auténtico vals de valses. Los acordes de El Danubio Azul sonaron en el Musikverein mientras la televisión austríaca mostraba imágenes del recorrido del río desde su nacimiento en la Selva negra alemana hasta su llegada al Mar Negro.

A la elegancia del vals siguió el definitivo y animado fin de fiesta de la Marcha Radetzky.

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