Diego Fopiani, 'Fopi', el latido de nuestro rock andaluz
Historia de Cai
El batería y voz del mítico grupo Cai falleció ayer tras una larga enfermedad
Chano Domínguez y Pepe Vélez, miembros de la banda, recuerdan el nacimiento del proyecto
Se fue un músico “coherente”, “con fe” en lo que hacía, “un amigo”, “familia”... Se fue Fopi, Diego Fopiani, el latido de nuestro rock andaluz. El de Cádiz. El de Cai. Fallecía el vocalista y batería de la mítica banda gaditana en la mañana de ayer, 4 de abril, en el Hospital Puerta del Mar tras lidiar los últimos años con la enfermedad.
Se fue y Cádiz se quedaba un poquito más callada, como hace siempre que se va uno de sus músicos. "Siempre que se pierde un ser querido es una pena, y Fopiani para mí lo era", se lamenta uno de sus amigos y compañero fundador del grupo Cai, el pianista Chano Domínguez. "Puedo decir con seguridad que Diego Fopiani fue el primer músico con el que comencé a sentir que estábamos creando algo, algo que, sin saberlo entonces, iba a marcar mi carrera como músico", asegura el pionero del jazz-flamenco, y una de las figuras musicales gaditanas más internacionales, que recuerda cómo en el año 1976 conoció a Fopi "y comenzamos a trabajar en el local de ensayo de la Zona Franca junto a Pepe Vélez y Paco Delgado".
A juicio del pianista gaditano, "Fopi tenía el motor vital para hacer funcionar la música que estábamos creando, él, además, era un músico multitask, componía, tocaba guitarra y batería y algo que no es muy usual, cantar y tocar batería al mismo tiempo, Fopi podía hacer eso y ¡wow!, te aseguro que parecían dos", alaba Domínguez que describe al músico fallecido como "una persona inteligente y con toda la sal de Cádiz" y espera que "allá donde esté en el universo" pueda ver "nuestras mentes diminutas y siga tocando y disfrutando".
“Para mí es que no se va sólo un gran músico, es que se va alguien con quien he convivido en la parte más importante de mi vida, la adolescencia y primera juventud. Nos conocíamos desde chiquillos, 14 años...”, explicaba, muy afectado, Pepe Vélez, actual coodinador de Teatros de Cádiz, y otro de los miembros originales de Cai junto a Fopiani, Paco Delgado y Chano Domínguez.
Un grupo que “era una familia”, “un concepto de banda que ya hoy creo que no se tiene”, reflexionaba Vélez que se remonta a un tiempo incluso anterior a que Cai deslumbrara a la escena en 1978 con aquel Mas allá de nuestras mentes diminutas. “Fopi era una persona, desde siempre, con unas convicciones muy resistentes. Nosotros, muy jovencitos, siendo todavía Los Duques queríamos hacer nuestra propia música e íbamos a tocar a las ferias las cosas que nos gustaban a nosotros de rock y la gente nos decían que tocáramos, no sé, Ana de Miguel Bosé”, ríe Vélez que recuerda cómo tocaron y tocaron en El Cortijo de los Rosales, “la mejor escuela”, dice, con ese proyecto, Los Duques, “un grupo de baile, así modernos que éramos”, en el que estaban Fopiani y él.
“Después yo me fui a la mili y ya él y Chano (Domínguez) montaron La Novedad, a la que yo me incorporé cuando regresé, pero ya empezamos a gestar con Paco Delgado lo que sería Cai”, rememoraba el técnico del Ayuntamiento de Cádiz que recuerda con mucho cariño “aquella vez que nos fuimos al primer 24 horas de rock de Marbella para ver a Iceberg, y al año siguiente volvimos allí pero para tocar con ellos... ”.
Realmente, asegura Vélez, aquellos chavales que eran entonces ni siquiera tenían aspiraciones de “un proyecto propio” como tal. “Nosotros lo que queríamos era tocar”. Pero fue un amigo del grupo quien envió una maqueta a un sello independiente de Madrid, Lacochu, “y nos dijeron que nos querían sacar el disco, y nosotros, imagínate, alucinados”.
Lanzaron Más allá de nuestras mentes diminutas al mercado (“era gracioso porque en su línea más tradicional tenían a Mayra Gómez Ken y en la parte más progresiva nos tenían a nosotros y a Tabletom”) y el disco debut les trajo lo que querían, “muchos bolos por toda España, vamos, que también nosotros nos íbamos por 25.000 pesetas hasta el pabellón de Barakaldo, en la furgoneta, pero es que, como te digo, lo que queríamos era tocar”.
Y, a partir de ahí, llegaron los festivales y el paso a Epic, un sello filial de la CBS. “Epic nos tenía a nosotros y a Alameda y CBS a Medina Azahara y a Iman”, dice. De hecho, los cuatro grupos se embarcaron en la gira Andalucía Rock marcando “una de las etapas más bonitas” que recuerda Pepe del grupo. “Éramos jóvenes, de hecho, los Alameda, con los que íbamos en el bus, nos decían los niños”, explicaba Vélez al que le vuelven, nítidos, los recuerdos con la muerte de su amigo Diego Fopiani.
“Es una verdadera lástima que nos haya dejado porque Fopi era un hombre que hasta el final, y eso que estaba malito, tuvo esa especial sensibilidad por la música y aunque ya no podía tocar la batería, se hizo con un pianito que iba trasteando en su casa”, se lamentaba otro de sus amigos y compañero de Cai, el músico José Antonio Fernández Mariscal El Niño, que entró en la banda un par de años después de su fundación participando ya en Noche abierta.
En 1981 el grupo saca a la luz su tercer disco, Canción de la primavera. “Y después pues, la vida, cada uno fue siguiendo por su camino musical pero Fopi continúo con el proyecto de Cai”, resume Vélez sobre la formación que desapareció y reapareció tras 25 años en el Festival Lago de Bornos (2007).
Es más, casi tres décadas después, Cai volvió a las estanterías con Ocho metáforas de luz, un disco que se paría dos años después del reencuentro del grupo que entonces lo formaban Fopi, José Antonio Fernández Mariscal y Paco Delgado y al que se incorporaban Ignacio Olivera (bajo) y Blas Lago (teclados).
En este disco hay canciones del músico gaditano Fernando Lobo para el que fue “muy emocionante” participar en ese último disco de Cai y “compartir momentos de complicidad” con “esos mitos”. “Se nos va –destacaba– un mito de la música, una persona entrañable, con un punto pícaro muy simpático, muy de Cádiz y con una forma de cantar y de tocar la batería personalísima”.
“Es una gran pérdida como persona y como músico”, contaba a este periódico Emilio Navarro, de Navarro Producciones, el promotor del último concierto de Diego Fopiani durante una noche dedicada al rock andaluz en el verano de 2015 en el Baluarte de la Candelaria. “ Tenía la ilusión de un chaval de 20 años cuando empieza en la música. Recuerdo que quería hacer gira y tocar con Cai donde fuera posible, tenía tantas ganas...”
El responso por Diego Fopiani se celebra hoy a las 12.00 horas en el Tanatorio Cádiz.
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