La obra de 30 metros de Ricardo Galán Urréjola: 'Paisaje para las cuatro estaciones'

El artista Ricardo Galán Urréjola se ha enfrentado a uno de los grandes retos de su carrera profesional: pintar un cuadro de 30 metros de longitud que ha realizado en 21 piezas ensambladas que no sólo describen los cambios en el paisaje a lo largo de las cuatro estaciones del año, sino que logra capturar y expresar un concepto inédito en la pintura como es el tiempo.

"Es un canto a la Naturaleza, a la misma Naturaleza que estamos poniendo en peligro", explica el pintor de la Isla. Esta obra ya debería haber sido expuesta en la Galería GH 40 tras su presentación con una conferencia en la Academia de San Romualdo, pero la crisis del Covid no hace más que dar largas a la cultura y esta, a su vez, no deja de reinventarse.

Así que mientras las puertas de la galería no pueda abrir con normalidad, Galán Urréjola ha editado un vídeo para presentar esta singular obra y, de esta manera, pueda ser disfrutada por el público, hasta que este pueda ver en directo cómo pasan las cuatro estaciones ante sus ojos, pero transformadas en pintura.

Para ello ha usado una técnica pictórica que le ha brindado mucha libertad de movimiento y de colorido, acudiendo al denominado expresionismo abstracto. De esta manera, el color y las formas permiten evocar los cambios estacionales pasando de uno a otro de forma libre y natural.

Como novedad, el artista incorpora a la pintura el concepto del tiempo. "La dimensión del tiempo es un elemento indispensable en otras artes como la música, la literatura o el cine pero no lo ha sido nunca en la pintura".

Pero con esta pieza de gran dimensión ha tomado el tiempo como elemento estructural en dos aspectos. "El primero está ubicado en la propia naturaleza descriptiva de este enorme cuadro al introducirnos en un paisaje que va cambiando en el desarrollo de un año y sus estaciones".

El segundo aspecto se centra en su estructura longitudinal de 30 metros, que hay que recorrer para su contemplación, lo que quiere decir que "no puede ser observado de un solo golpe de vista tal como estamos acostumbrados a mirar un cuadro". Además, ha dedicado a su realización "el mismo tiempo que describe la obra, es decir, a lo largo de un año".

Este proyecto ha supuesto todo un "revulsivo técnico que posibilita una libertad de acción en el color y la forma, que ha permitido dar rienda suelta a la intuición sin límites, que es la esencia del arte", comenta de este trabajo de gran envergadura y complejidad.

Tanto es así, que no sólo ha requerido la modificación de su estudio para dar cabida a la obra, sino que muestra su posicionamiento ético, en el que se postula con este canto a la esperanza y a la defensa del medio que nos rodea. "Es un elogio a la Naturaleza, a la belleza natural y lleva un aderezo de esperanza y alegría", concluye.