Imanol Uribe: "El mayor aliciente para impartir este taller era venir a Cádiz"
Cine
El director de 'Días contados', 'La carta esférica' y 'Llegaron de noche', entre otras películas, ha conducido un curso en la Escuela de Cine de la UCA
Cádiz también será escenario de la nueva película de Uribe
Cádiz/No es Imanol Uribe un cineasta que se prodigue mucho en la dirección de talleres, sin embargo, si la oferta viene “del insistente” (dice cariñosamente) Bruto Pomeroy y si el destino es Cádiz, la cosa cambia. “El mayor aliciente para impartir este taller era venir a Cádiz. Tengo muchos recuerdos aquí, hemos hablado antes de los carnavales, que he estado un par de veces, pero he venido durante muchos años a veranear a Zahara y me encanta esta tierra”, reconoce el director de Llegaron de noche (2022), Días contados (1994), El rey pasmado (1991) que ha estado esta semana en Cádiz impartiendo un pequeño curso en la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz.
“Me hubiera encantado estar más tiempo pero esto ha ocurrido en mitad de un proyecto con lo que tengo que volver pronto, sin embargo, en un futuro, si hay oportunidad, y aquí quieren, volveré”, se compromete el realizador que desde su debut con El proceso de Burgos (1979) lleva a sus espaldas 15 películas, y las que le quedan. “Bueno, al menos creo que tengo dos disparos más, por eso hay que apuntar muy bien a la hora de elegir los proyectos”.
Proyectos que le llevan “como media tres años de tu vida, tres años donde comes, duermes y sueñas con esa película”, explica Uribe que, sin embargo, no duda en vaticinar que morirá “con las botas puestas”. “Mi vida es el cine”.
De su larga experiencia y avatares habló durante dos días al grupo de más de 30 alumnos “muy ávido de conocimiento y de distintas disciplinas (directores, guionistas, actores...)” que ha participado en el taller que también ha contado con una parte práctica. “Les he hecho escribir unos guiones sobre unas noticias que les planteé y al grupo de interpretación les di unas secuencias de un proyecto de película que, toco madera, parece que voy a hacer”, cuenta Uribe sobre uno de los “dos proyectos” en los que actualmente se encuentra embarcado y que tienen visos de salir adelante porque “por cada película que uno hace hay 3 o 4 en las que has estado trabajando y no salen”.
“Estos días, hablando con uno de los alumnos, me cuenta que hace un montón de tiempo hizo conmigo un taller y que en aquel momento ensayamos con unas secuencias de El asedio, la novela de Pérez-Reverte, que yo estaba preparando para hacer una serie. Ni me acordaba pero es cierto que estuve trabajando durante meses en ese proyecto que, dada la envergadura, una producción súper complicadísima, ahora igual sería más fácil con las nuevas tecnologías, pues no salió”, rememora.
De lo que sí se acuerda Uribe fue de la “gozada” de rodaje de La carta esférica (2007) en la provincia de Cádiz. “Yo disfruto mucho en los rodajes pero en ese, especialmente, porque además tuve el privilegio de que Arturo (Pérez-Reverte, de nuevo, “gran amigo”) me explicara los lugares de la novela in situ, pude disfrutar de su conversación en todo ese tiempo y, además, de vuestra gastronomía”.
La carta esférica también ocupa un lugar especial en la memoria de Uribe porque, además de ser su “película de barcos”, esa que dicen que todo director quiere hacer una vez, le proporcionó un “reto técnico enorme”. “De hecho, una de las circunstancias más potentes de un inicio de rodaje fue en La carta esférica”, reconoce.
“Estábamos en Cabo Palos y teníamos que buscar un barco que tuviera la dimensión suficiente para que entrara todo el equipo pero que fuera lo suficientemente pequeño para que se entendiera que pudiera ser guiado por el personaje que gobernaba ese barco junto a Carmelo (Gómez) y Aitana (Sánchez-Gijón), que eran los protagonistas. Dimos con él pero el primer día que nos subimos al barco y salimos fuera, porque no se podía ver la costa, fue un caos absoluto. Yo pensé que era imposible rodar la película... Se me viene a la cabeza el foquista, mientras se tambaleaba llevando el foco, vomitando por la esquina para hacer el plano; el equipo se tenía que tirar al suelo cuando se rodaba; las corrientes... Sin embargo, el último día de rodar en el barco, cruzamos la Bahía de Algeciras todo el equipo con lágrimas en los ojos diciendo qué pena que ya se acaba...”, recuerda divertido durante una conversación donde el pasado, el presente y el futuro se reconocen y se llaman. Como en una buena película.
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