"Que pase lo que tenga que pasar, somos inasequibles al desaliento"
Entrevista con José Troncoso, director de La Estampida
El también dramaturgo y actor gaditano llega este miércoles por primera vez al Gran Teatro Falla con su compañía La Estampida, Premio Ojo Crítico 2020, para enseñarnos ‘Lo nunca visto’
Cádiz/“Siempre que haya una caja de Cruzcampo nos vamos a subir a ella y vamos a estar ahí, actuando”. En La Estampida, dirigida por el también actor y dramaturgo José Troncoso, no hay lugar para el lamento. Ya azoten una o veinte pandemias “porque ,y sobre todo cuando se trata de imponderables, de cosas que no están de tu mano, lo único que podemos cambiar es el modo de abordarlas, y ahí nos mantenemos firmes, que pase lo que tenga que pasar, nosotros somos inasequibles al desaliento”, decide convencido, esperanzado y “muy ilusionado” el gaditano que (increíble) llega este miércoles por primera vez al Gran Teatro Falla con una compañía que se declara “anti quejas” y que acaba de ser distinguida con el Premio Ojo Crítico 2020.
Un galardón que es para Troncoso “un abrazo cálido en estos tiempos de carencia de abrazos” y “un empujón en el mejor de los momentos”. Una distinción que reconoce la trayectoria de esta compañía formada hace seis años con Las Princesas del Pacífico (dos candidaturas a los Max, varios premios al trabajo de sus actrices) y que continúo con Igual que si la luna y Lo nunca visto, la comedia grotesca protagonizada por Belén Ponce de León, Alicia Rodríguez y Ana Turpin, que esta noche se podrá ver en el Gran Teatro Falla y que se estrenó en el Teatro Español con gran éxito de crítica y público.
“Que Carme Portaceli, la anterior directora de Teatro Español, creyera en nosotros desde el primero momento y nos programara supuso subir un escalón de los de las casas antiguas de Cádiz, de los bien altos, y gracias a eso han venido muchas cosas bonitas”, agradece el director y autor de Lo nunca visto que, entre esas “cosas bonitas”, coloca en un lugar destacado la función en el Falla.
“En la Lechera he estado innumerables veces, y también es un lugar muy especial para mí, pero el Falla... El Falla es el estandarte de la cultura de Cádiz, eso no se puede comparar con nada”, razona Troncoso que no esconde el lado emocional que le revela el coliseo de la plaza Fragela donde “por primera vez” soñó “en hacer algo parecido a lo que veía sobre las tablas”, “en parecerme a quien estaba ahí subido”. “Me recuerdo de adolescente comprándome la entrada más barata, en Paraíso, para después colarme abajo y ver tantas funciones... Es el sitio en el que he visto el FIT, que mucha gente en Madrid ve cosas que yo digo, ¡madre mía, pero si esto lo vi yo hace años en el FIT! El Falla es algo increíble... Me pasa como con el Diario de Cádiz, es el papel de mi casa, el que ponía en el salón de mi casa, lo estiraba en el suelo, para ver la cartelera, porque era enorme... Hay un paralelismo ahí... Nada le puede hacer más ilusión a un gaditano que salir en el Diario de Cádiz. Es el sitio donde mis padres me van a leer y van a darse cuenta de que el esfuerzo ha merecido la pena, al menos un poquito”, confiesa.
Esfuerzo que hizo florecer una vocación que hunde sus raíces, no sólo en el sueño adolescente que también lo llevó de la mano de su amiga Alicia González a la Casa de la Juventud “donde me picó el gusanillo del teatro”, recuerda, sino en el grupo de teatro universitario de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla (donde estudiaba tras dejar Ingeniería Química) y donde “por suerte o por desgracia”, ríe, entró.
“Ya en Sevilla conocí a mi primera maestra, Pepa Díaz-Meco de Los Ulen,, y descubrí el mundo del clown y ya me di cuenta que eso no tenía vuelta atrás. Ella me llamó para dirigir una obra suya, fuimos a Palma del Río y nos dieron el Premio a Mejor espectáculo... Todo empezó a pasar muy rápido. Yo siempre digo que el teatro me eligió, que suena un poco soberbio, pero es que yo no me di cuenta, cuando me quise dar cuenta llevaba cuatro años trabajando como actor”, repasa el gaditano al que “le cambió la vida” ampliar su formación en Londres y París y, sobre todo, conocer al que sería su segundo maestro, Philippe Gaulier. “Él fue el que me animó a que hiciese las cosas desde mi tierra, a que escuchase a mis raíces y que trabajara desde ahí y eso es lo que hago, seguir sus sabios consejos”.
El resultado, un esperpento muy inglés donde se sienten los ecos de la máscara y del verdadero espíritu carnavalero: “Yo soy de Cádiz y me he criado, pues como tú, en un sitio en el que nuestros abuelos, nuestros padres, nuestras madres se disfrazan una vez al año y dicen la verdad, dicen la verdad desde el grotesco, desde lo popular”.
Lo nunca visto es un buen ejemplo de este lenguaje tan propio de Troncoso y de La Estampida que, eso sí, la compañía no esperaba que “tuviera tanta vigencia estos días”. “Con esta propuesta nosotros lo que vaticinábamos era el fin de la cultura tal y como la entendemos, ya ves quién nos iba a decir todo esto que ha pasado...”, cuenta Troncoso que realiza una metáfora de esa cultura moribunda a través de una decrépita profesora de danza (Ponce de León) a la que van a echar de su estudio por impago, porque ya no tiene alumnas, pero que decide pegar una última patá: hacer algo que no se haya visto nunca, hacer lo nunca visto y, para ello, decide reclutar a antiguas exalumnas. “Pero a la pobre, solo se le apuntan dos, un ama de casa que está huyendo de una situación terrible en su hogar (Rodríguez) y una yonki que pasa por allí y ve el anuncio (Turpin). Esto, como nos gusta a nosotros, da lugar a la tragicomedia, a una situación terrible para ellas pero que para el espectador es descacharrante”, revela el director que piensa que “ahora mismo todos somos Araceli (la profesora de danza), todos estamos intentando hacer algo en una situación imposible”, acierta.
Unas circunstancias que La Estampida doblega a base de “duplicar el esfuerzo”. “Hemos duplicado la ilusión, hemos duplicado las ganas y también hemos duplicado la inversión en el siguiente espectáculo, el más grande que hemos hecho hasta el momento”, adelanta sobre La cresta de la ola, que se estrena el 19 de noviembre en el Festival de Otoño, en el Teatro de la Abadía, en la sala San Juan de la Cruz, “vamos, una pasada”.
La cresta de la ola, una obra que trata sobre el éxito, la identidad y sobre “lo que ocurre cuando la ola se rompe” porque “caer desde esa altura puede ser doloroso”, resume Troncoso que advierte que quien vaya a ver esta obra “va a tragar agua”, no es lo único que se trae entre mano el gaditano que, en la dirección, está preparando para el Circo Price “un proyecto muy bonito” que se estrena en abril sobre la figura de Manolita Chen (la verdadera) con la actriz Pepa Zaragoza y ultimando también para el premio Jovellanos (“vamos a ver lo que pasa porque han cerrado Asturias”) un proyecto que se llama Cine María Cristina, un homenaje a todos los cines perdidos. “Y, como actor lo próximo que tengo es Paloma Negra, de Alberto Conejero, que será en febrero en los Teatros del Canal. Todo esto si dios quiere..., y si no quiere, también. Algo nos inventaremos”, asegura.
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