'La Bestia': Un Madrid asolado por iluminados y virus recreado por Carmen Mola

El Premio Planeta ha recaído, por tercer año consecutivo, en una novela negra, lo que viene a confirmar la excelente salud de que goza el género. La Bestia, de Carmen Mola, sucede así a Aquitania (2020) y Terra Alta (2019), que se hicieron con el galardón anteriormente. En esta ocasión no vamos a volver a incidir en quién está detrás del pseudónimo más molón del panorama literario nacional de los últimos años ni en los ya te dije, sino que únicamente vamos a hablar de la novela, una buena novela que, eso sí, poco o nada tiene que ver con lo que Carmen Mola y su inspectora Elena Blanco tienen acostumbrados a sus lectores.

Porque La Bestia, tal y como ya hiciera el pasado año Eva García Sáenz de Urturi con Aquitania, es una novela negra pero con mucho de histórica. En esta ocasión la acción se sitúa en 1834, en un Madrid asolado por una grave epidemia de cólera y por las intrigas de la Guerra Carlista por el trono. El infante Carlos Manuel Isidro de Borbón no acata la decisión de su hermano, Fernando VII, de abolir la Ley Sálica para que le suceda su hija Isabel y el país se desangra en una de sus mayores aficiones, despedazarse unos contra otros en una guerra civil larga y despiadada.

Carmen Mola, bueno, venga va, Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez, tejen una trama que arranca con la aparición de niñas asesinadas a las que han arrancado cabeza y extremidades en un ritual macabro. La población bautiza al asesino con el nombre de la Bestia, aunque Diego, un periodista intrépido y de gran éxito entre las féminas, junto a Donoso, un policía que ha perdido un ojo tras un duelo en el que mató al amante de su mujer, consideran que merece la pena investigar.

Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso y Diego, inician una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. En su camino tropiezan con fray Braulio, un monje guerrillero, y con un misterioso anillo de oro con dos mazas cruzadas que todo el mundo codicia y por el que algunos están dispuestos a matar. Junto a ellos, y la bella duquesa Ana Castelar, se va desarrollando una historia en la que la antigua villa de Madrid y las intrigas palaciegas entre carlistas y cristinos son las grandes protagonistas. Ellas, y el amor, ese sentimiento que lo mueve todo y que es imperdurable, como lo es el miedo, porque, en el fondo, en el siglo XIX, en el XXI o en el medievo, se mata por los mismos motivos: por miedo, por celos, por dinero, por sexo y por odio.

La novela no sólo atrapa al lector amante del género negro sino también al que le gusta la historia, pintando un fresco certero de una época tan lejana como apasionante en la que se empezaron a asentar los cimientos de una España que, aún, vive dividida entre unos y otros. Una muy buena novela que conviene leer con calma. Disfrutándola.

El imprescindible: ‘El chino’, una obra maestra de Mankell

Henning Mankell fue mucho más que un escritor de novela negra. Comprometido con la sociedad, tanto de su país, Suecia, como de Mozambique, donde residía la mitad del año y cuyo Teatro Nacional llegó a dirigir. Se hizo mundialmente famoso por la serie del inspector Kurt Wallander, de la que ya hemos hablado en Negro sobre Negro. Sin embargo hoy vamos a ocuparnos de El chino, una de sus obras que no está protagonizada por el atormentado policía y que ofrece algunas de las claves de la expansión del gigante asiático por EEUU o África.

La acción arranca una mañana fría de enero de 2006, cuando un fotógrafo hace un descubrimiento aterrador: en el pequeño pueblo de Hesjovallen aparecen brutalmente asesinadas 19 personas. Como potencia mundial en pleno desarrollo, China se enfrenta al grave problema de la falta de materia prima y al de millones de campesinos pobres sin acceso al creciente bienestar; en tal encrucijada, una posible solución consiste en enviar fuera del país a esos campesinos para que colonicen grandes zonas de África... Entretanto, la jueza Birgitta, que investiga los crímenes, es sometida a una implacable persecución que la pone en grave peligro. Así arranca El chino, una novela trepidante que sitúa a los lectores no sólo en la Suecia y la China actuales, sino también en escenarios que, en el siglo XIX, fueron testigos de grandes dramas.