Llamada para acariciar los libros
La escritora Luz Gabás abrió ayer la cita gaditana con las letras con un pregón en el que reflexionaba sobre el porqué de la escritura y la relación entre autor, realidad y obra
"Luz Gabás -decía en la presentación de la escritora la periodista María Ángeles Robles- lleva escribiendo este libro toda su vida. Todo este tiempo ha sido la autora que es ahora".
Y es cierto. La pregonera de esta XXVIII edición de la Feria del Libro de Cádiz tiene una única y primera novela (Palmeras en la nieve), pero asegura haber estado tramando historias desde siempre. Palmeras en la nieve surgió, precisamente, a raíz de lo que le contaban su padre y su abuelo, que embarcaron hacia África desde el Pirineo aragonés.
"Hace sesenta años, un hombre salía del valle de Benasque para coger un barco en Cádiz que lo llevaría a Guinea, repitiendo el viaje que hizo su padre en 1890 -explicaba Luz Gabás-. Con ese gesto, mi padre no sabía que estaba cambiando también mi vida. En esos viajes, a cada kilómetro, aumentaba la posibilidad de no regresar a casa. Todo es muy distinto de cómo es ahora... Pero sí hay algo que no ha cambiado desde entonces: la necesidad de escribir y de escuchar historias".
¿Y qué es lo que hace que uno se ponga a escribir historias?, invitó a reflexionar Gabás, filóloga de formación: "Hay muchas teorías. Quizá sea cierto lo que dicen de que los escritores tenemos una disposición especialmente sensible frente al mundo, y por eso tratamos de reflejar lo que acontece, ya sea en 700 páginas o con una viñeta -comentaba la escritora-. O quizá sea una especie de terapia de compensación hacia algún defecto de carácter o físico, o para aislarse en un mundo ficticio que mejora el que le rodea, o para reflejar un mundo idílico, o que tenemos un escaso talento para la felicidad, como decía Beckett, o simplemente porque (como también decía Beckett) es inevitable".
Cuando era adolescente, lo primero que hacía Luz Gabás al abrir un libro era leer la biografía del escritor, que a veces le resultaba más interesante que el propio título: "Tenía, como si dijéramos, un deseo romántico de autor". Y, de hecho, vida y palabras parecían estar inevitable ligadas, como demostraban los casos de Dickens y su traumática infancia; de Shakespeare y Hamlet, su hijo muerto... "Los días de pesadilla de Poe se traducían en pesadillas -continuó Gabás-. Bram Stoker pasó en cama los siete primeros años de su vida, durante los cuales su madre se dedicó a contarle historias de fantasmas. Mientras que las Brontë, en el ambiente lúgubre y limitado de Haworth, escribieron novelas llenas de intensidad y pasión..."
Todo parecía encajar como un reloj a pesar de las teorías estructuralistas, que proclamaban la muerte del autor -que era, con suerte, un médium entre la historia y el lector; con mala suerte, un estorbo-. "Pero como hay teorías para todo, el postmodernimo venía a defender, precisamente, la pluralidad de perspectivas y que todo es variable -concluía Gabás-. Yo sí creo que un autor refleja, inevitablemente, una cultura y una época en particular en su obra, su peculiar cosmovisión".
La Asociación de Personas Lectoras había dado inicio al acto de inauguración de la Feria recurriendo a García Márquez, que relataba en Vivir para contarlo la primera vez que su abuelo le abrió un diccionario, y cómo comenzó a contar historias con dibujos:"Un mago que decapitaba a una mujer y después le volvía a pegar la cabeza"... El colombiano terminó cerrando también la presentación en palabras de Luz Gabás: "Como en toda Feria del Libro, cualquier visitante podrá encontrar cientos de libros - apuntaba la escritora-. Cada uno es un pedacito de vida y una reflexión. Me gustaría agradeceros que sigáis leyendo y mimando con vuestras caricias los lomos de tantos libros, como decía Fernando (López Gil, delegado de Gobierno de la Junta), porque al hacerlo estáis acariciando los sentimientos de gente como yo... Al fin y al cabo, los lectores son muchos. Como decía García Marquez, esa descomunal muchedumbre con el alma abierta".
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