"Me niego a reconocer que el cine 'low cost' es una alternativa, es precariedad laboral"
Manuel Martín Cuenta | Director de cine
El realizador Manuel Martín Cuenca participa en el Encuentro con Directores de la Fundación Unicaja
El cineasta almeriense mantendrá un coloquio con escolares sobre su película ‘El autor’
Cádiz/Su Caníbal tuvo dos nominaciones al Goya, su (El) Autor atesoró nueve, y ganó dos, pero al cineasta Manuel Martín Cuenca el único cabezón al que realmente le gustaría sacar lustro es al Goya de Honor. “Ése es el bueno. Ése es el que dice que has hecho tu carrera, que has estado arriba, que has estado abajo, que has sobrevivido. El de cada año, a veces te toca, o no, hay algo de azar y de suerte en todo esto y hay que ser consciente de ello. El premio nunca te lo mereces”, reflexiona, tan certero como implacable, el realizador almeriense que estos días ha estado en Cádiz para participar en el Encuentro con Directores organizado por la Fundación Unicaja.
Certero e implacable. A tumba abierta. Así se mostró el director de La mitad de Óscar (su película favorita) tanto en su encuentro matutino con la prensa como en su coloquio vespertino con los espectadores que acudieron a la proyección de El autor en los Multicines El Centro, una actividad que a Martín Cuenca le ayuda “a crecer como creador”.
“No me gusta volver a ver mis películas una vez hechas porque, como las he visto tantas veces en el proceso, al final termino odiándolas, me aburren, sé lo que va a pasar. Pero otra cosa es descubrirlas a través de los ojos de los demás, eso es muy hermoso a la vez que es un proceso muy interesante si lo sabes utilizar como creador y reflexionas sobre ello”, explica el cineasta que en estos encuentros se ha dado cuenta que “a las mujeres les llegan más mis películas” y que “un público de 18 a 20 años suele ser más prejuicioso que los chicos de 11 a 14 años” (con los que hoy mantendrá un coloquio en el colegio San Felipe Neri) porque “cuando tienes ya una cierta edad, por desgracia, como que tenemos un canon o una convención de cómo son las cosas”, opina.
A ellos, a los jóvenes, anima a “abrir las puertas” que les ofrecen el cine o la literatura ya que “son puertas a otros mundos y si te los pierdes, pierdes mucho, pierdes descubrirte a ti mismo”, alienta el creador que también se lamenta de que “en un mundo donde, supuestamente, cada vez hay más posibilidades, todas las que ofrece internet, cada vez se estrecha más el consumo al que vamos directos la mayoría del público”. “Esto es una pena por el empobrecimiento espiritual que conlleva y porque a cierto poder le interesa que la gente sea gregaria y tener al ciudadano empobrecido”, decide.
De su mirada vivaz y crítica sobre la realidad que nos ha tocado vivir tampoco escapa la propia figura del creador. Así, en la que ha sido su primera comedia (comedia negra), Martín Cuenca ha decidido reírse “de mí mismo antes que de otros”. “Todo creador es narcisista inevitablemente –sentencia– lo único que ocurre es que hay que mantener el ego a raya, como el león en la jaula”. Para el padre de El autor, el sueño del creador es “el de ser un pequeño dios, un semidiós, trascender de la realidad, agrandar sus fronteras con la creación de nuevos mundos que son sus películas; tiene ese punto de soberbia, y esa ambición está muy bien como motor para emprender la obra pero, al mismo tiempo, es peligrosa si no se controla, es decir, para mí el genio y el necio, en el fondo, tienen la misma sustancia y serás un genio o un necio en función del resultado final de tu obra”.
En ese camino “tan fascinante como peligroso” de la creación (“y no te digo cuando ruedas de noche, ahí sufres una desconexión total y piensas en serio que estás en otra dimensión”), también se debe estar alerta con el éxito. Con los premios, por ejemplo. “Hay momentos en los que crees que estás tomando una decisión adecuada con la que ya has llegado a alguna parte pero, de repente, la vida te pone en un sitio... Mira, a mí que me gusta el fútbol te pongo un ejemplo futbolero, Julen Lopetegui. Quién le iba a contar a Lopetegui cuando toma la decisión de poner en riesgo a la selección y a su propia carrera, que le iban a dar la patada a la calle tan pronto cuando él lo que pensaría es que le habían dado el premio más grande del mundo. Lo que le ha pasado a Lopetegui nos puede pasar en la vida a todos, en el arte exactamente igual. Tienes que ser muy consciente de que los Lopetegui están a la vuelta de la esquina”.
Pero antes de enfrentarse a la cara imprudente del éxito, un cineasta tiene que sacar su proyecto adelante. Algo nada fácil en estos tiempos. “A veces no es sólo que no se destine dinero a la cultura en los presupuestos, porque en todos los sectores se han sufrido recortes, eso lo puedo ver hasta normal”, dice Martín Cuenca que, sin embargo, considera como lo más pernicioso “el diseño de un sistema, al que han contribuido los dos grandes partidos políticos, que deja el poder de decidir qué películas se hacen o no en manos de los ejecutivos de las televisiones privadas, los ejecutivos de Netflix, de Amazon... En manos de ellos está hoy la cultura”.
Así, el director recuerda cómo el Ministerio de Cultura (“antes primer dinero”) se ha colocado “en la cola del tren” y apoyan a un filme “cuando ya tienes buscado el 60 o 70% de la financiación con dinero de teles, plataformas, financiación extranjera”. “Esto está muy bien pero ocurre que en la realidad si no tienes una tele no tienes película y las teles privadas están para hacer dinero, por lo tanto, priman un tipo de cine comercial y como la televisión pública se ha ido desmontando, no hace esa función de apoyar otro tipo de cine. No hay más que ver que el dinero que TVE tiene para comprar películas iberoamericanas, españolas y europeas se ha reducido de 150-200 a 17-15 millones de euros”.
“Y luego está el otro camino –culmina Martín Cuenca– ‘hagamos películas low cost’, nos animan. Y el llamado low cost no es más que es utilizar una palabra en inglés como eufemismo para ocultar una cosa que se llama precariedad laboral, es decir, que hagamos las cosas sin pagar. Por eso, yo me niego a reconocer que el low cost es una alternativa a esta situación para hacer cine, el low cost es, simplemente, precariedad laboral, que no me lo vendan con palabras bonitas”.
Una serie documental sobre Pablo Ibar, un español en el corredor de la muerte
Tras el éxito de películas como La flaqueza del bolchevique, Caníbal, El autor y documentales como Últimos testigos: Carrillo comunista o El juego de Cuba, Manuel Martín Cuenca (El Ejido, Almería, 1964) ya está embarcado en un nuevo trabajo, el del rodaje de una serie documental sobre el caso, ahora en revisión, de Pablo Ibar, un español en el corredor de la muerte. “Creo que en marzo terminaré el montaje de los cuatro primeros capítulos de esta serie documental”, informa el realizador que lleva “tres años y medio rodando, investigando, siguiendo a los abogados y a la familia” del reo. Además, Martín Cuenca, que estos días está en Cádiz en el Encuentro con Directores de la Fundación Unicaja, también asegura que tiene “un par de guiones” de ficción listos y está en busca de financiación.
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