El cine, la pandemia desde la última fila

Encuentro en Cádiz con Mariano Barroso

El presidente de la Academia, Mariano Barroso, que hoy recibe el X Premio de Las Cortes de la Isla de León, en nombre del sector, protagoniza un encuentro en Cádiz

El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, junto a Bruto Pomeroy, en el acto del Palacio Provincial.
El presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, junto a Bruto Pomeroy, en el acto del Palacio Provincial. / Julio González

Cádiz/El cine de nuestro país no necesita una fila 0 (eso de dejar dinero a costa de un asiento vacío) pero tampoco aguardar el final de esta película de suspense que ha dibujado la pandemia desde la última fila o encarnando el papel “del último de la fila” (al cabo, es lo mismo), tal y como lamentó (en unos excepcionales minutos de pesimismo) el presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Mariano Barroso, durante un encuentro en Cádiz con diferentes agentes del sector gaditano y andaluz.

“Yo comprendo que ante un escenario como el que tenemos hay otras urgencias como son la sanitaria, la social, la educativa... Y el cine se convierte en el último de la fila de esa cola para pedir al Estado, aunque no debería ser así porque el cine es un sector estratégico y del que viven muchísimas personas”, se quejaba Barroso, que confesó que no le gusta reivindicar “si no es de una manera constructiva” y, aun menos, “cuando uno viene, esta vez, a algo tan poco habitual para nosotros como recibir”, agradecía el cineasta que este jueves 24 de septiembre recogerá en nombre del sector, en nombre del cine español, el X Premio de Las Cortes de la Real Isla de León 1810 que se entrega en el Teatro de Las Cortes de San Fernando.

De hecho, el programa de esta conmemoración es el que abrazó el encuentro que ayer miércoles 23 de septiembre tuvo lugar en el Palacio Provincial y que contó con la presencia de autoridades como la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, el diputado de Cultura, Jaime Armario y el rector de la Universidad de Cádiz, colaboradora del encuentro, Francisco Piniella; además de un escogido público, unas 30 personas, entre las que se encontraban el cineasta Alexis Morante, el animador Javier Coronillas o los productores del fenómeno taquillero Padre no hay más que uno, María Luisa Gutiérrez, también miembro de la junta directiva de la Academia de Cine, y Álvaro Ariza, entre otros profesionales del cine de diferentes ámbitos.

Barroso, que primero se sometió a las preguntas del conductor del acto, el actor y director de la Escuela de Cine de la UCA, Bruto Pomeroy, contestó de manera franca, relajada, casi informal, a los interrogantes abiertos desde el auditorio, colaborando a crear un clima de agradable cercanía.

“El cine es un lugar seguro”, se proclama en grito silencioso desde las mascarillas (ese nuevo complemento indispensable de nuestro atuendo) de los organizadores, casi como lema y mantra de las palabras de Mariano Barroso encaminadas, en todo momento, a animar a los cineastas a seguir contando sus historias para este “enfermo terminal que goza de buena salud” que es el cine español, y al público a acudir a las salas de exhibición.

“Los cineastas estamos acostumbrados a hacer cine con lo que haya. Si no hay una crisis económica salta una crisis como ésta pero, desde luego, esperamos que en cualquier momento se reconduzca esta película de intriga que está muy bien como argumento para verlo en pantalla pero no para vivirla”, reflexionaba el director de Todas las mujeres reconociendo la dureza de estos momentos para la industria cinematográfica.

Así, entre respuesta y respuesta, el ganador de tres Goya fue confeccionando un relato en el que el sector se erige como héroe que resiste y capea el temporal (al menos, eso cree profundamente Barroso) aunque al final del viaje, como le ocurre a todo protagonista, termine cambiando. “Es obvio que ya no vemos cine como antes, cuando yo era pequeño las películas duraban meses en cartelera (...) Las plataformas están cambiando también la manera de consumir cine y han recuperado a lo que llamamos el espectador adulto, ese al que le costaba salir de casa para ir a las salas (...) Hace 15 o 20 años no podrías trabajar desde San Fernando con el estudio de George Lucas como, afortunadamente, ocurre hoy (...)”

Y es que “nadie conoce el final de este filme, ni los científicos” por lo que para el director de la serie La línea invisible “es muy difícil saber qué ocurrirá con el futuro” de un sector para el que (esta vez, sí) pide (comedido, razonable) “medidas fiscales que favorezcan la inversión en el cine en los próximos 2 o 3 años”.

“Es una pena que estupendos profesionales españoles con dinero español se vayan a otros países a hacer sus películas, con todo lo que ello genera (un Amenábar, un Bayona...) porque les es más rentable hacerlas fuera que en España”, se lamenta el presidente de la Academia que ya ha mantenido reuniones con los ministros de Cultura y Hacienda a este respecto.

“Desde luego no creo que nunca seamos como la industria americana, es como comparar una rana con un perro, no tienen nada que ver. Simplemente el presupuesto de una película como Tenet, por poner un ejemplo, supera todo el presupuesto que el Estado español dedica al cine”, valoraba Barroso como respuesta a una de las preguntas lanzadas (al principio, a cuentagotas; al final, casi enlazadas) por el respetable.

“Estamos resistiendo, estamos resistiendo... Todas las películas que se paralizaron durante la pandemia han terminado sus rodajes e incluso se están rodando algunas nuevas, pocas, pero algo hay... Y en las salas... La gente tenía ganas de cine, están respondiendo poco a poco pero hubo un momento... ¿Te acuerdas, María Luisa? –interpela a la productora de la película de Santiago Segura– si no llegáis a estrenar...” Deja Barroso en suspenso. En suspense, como la resolución de esta película de ciencia ficción...

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