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Martín Cuenca: "Creo firmemente en el reparto de 'El amor de Andrea"

Cine

El director almeriense da a conocer los primeros detalles de la película que está rodando “íntegramente” en Cádiz con un plantel de actores noveles también de la provincia

El rodaje de la película 'El amor de Andrea' se pasea por La Caleta

El director Manuel Martín Cuenca, ayer en el gaditano Hotel Francia y París. / Lourdes De Vicente

Cádiz/Manuel Martín Cuenca tiene palabras (palabras preciosas) para definir las partes del proceso creativo y artesanal que para el director almeriense supone el rodaje de una película. El “surgimiento”, la “encarnación”. Palabras que resuenan en el salón del Hotel Francia y París donde el también productor y coguionista de El amor de AndreaEl amor de Andrea cita a la prensa local para dar a conocer los primeros detalles de su último proyecto que se rueda “íntegramente” en Cádiz y con un reparto novel, incluido los adolescentes y niños protagonistas, también de la provincia. Todo un reto.

“Es verdad que yo siempre he trabajado con actores y actrices debutantes, de María Valverde hasta Irene Virgüez en La hija, pero nunca con un reparto completo. Te da un poco de vértigo, sí, pero trato de fiarme mucho de mi intuición. El proceso de casting ha sido muy concienzudo, creo, firmemente, con una convicción muy profunda, en todo el reparto. Creo que no había nadie mejor para un papel y, os juro, que no he hecho ninguna concesión. Les he hecho pruebas y he elegido a los que son mejores. Y en el momento en el que estamos, con dos semanas y media de rodaje encima, os puedo decir que no me he equivocado”, se congratula.

Quizás, buena parte de su infalible latido reside en su “capacidad de adaptación” y su “paciencia” a la hora de plantear un proyecto –“los cineastas somos agricultores, sembramos, vemos cómo crece y, si al final hay suerte, recogemos los frutos”, idea–. El “surgimiento”, ese dejar hacer, observar, cuidar y “potenciar” los puntos fuertes de sus actores y, con ellos, articular el rumbo de una película.

Buen ejemplo es El amor de Andrea. Pensado y parido con paciencia de estatua ya que nació en los resquicios de luz que dejaba un, todavía pandémico, verano de 2020. “Lola Mayo y yo nos vinimos a Cádiz para inspirarnos en la ciudad, para escribir una sinopsis que teníamos en la cabeza sobre una chica joven que está luchando por entender y recuperar la relación y el amor de su padre. A partir de ahí escribimos el guion inspirándonos en la ciudad, en la investigación que hicimos. Veníamos los fines de semana, escribíamos, nos sentábamos en varios sitios y nos imaginábamos nuestros personajes caminando por la ciudad, cogiendo el catamarán...”, rememora Martín Cuenca que ya en 2021, “con el guion bastante desarrollado y financiada la película”, comenzó a hacer el casting.

“Mi idea era hacer una película, y lo hemos conseguido, con rostros nuevos que salieran de un largo proceso de casting y, a ser posible, de la provincia de Cádiz, que encarnaran tanto a los protagonistas, que la mayoría son menores, Andrea, sus dos hermanos pequeños, y un amigo de la edad de la protagonista, de unos 14 o 15 años, y luego los personajes adultos: el profesor, el padre, la madre...”, explica el director de El autor que ha dirigido “personalmente” este proceso por el que han pasado “unas 4.800 personas”, de las que “unas 1.500 pasaron a una segunda fase”. “Os parecerá mentira pero he visto todos los vídeos y la segunda fase la he hecho yo casi toda presencialmente”, confiesa el realizador dando la medida de su implicación en la película en la que, finalmente, todos los actores (insistimos, noveles) son de la provincia, excepto un malagueño, y que cuenta con “once personas locales en el equipo técnico”.

Un filme que lleva cumplidas dos semanas y media de un rodaje que se extenderá “hasta mediados de diciembre”, que está producido por La Loma Blanca y La Zona, en coproducción con Alebrije Cine y Video, y que cuenta con la colaboración de Canal Sur, Televisión Española, Junta de Andalucía y Ministerio de Cultura.

Una película de autor que supone una apuesta “por la idiosincrasia” de una ciudad (“me gusta más hablar de enclave, de territorio”) que Martín Cuenca conoce “desde hace más de 25 años” y en la que lleva viviendo “desde marzo” con su equipo de producción. Una ciudad “tan especial” que le fascina porque “es andaluza pero es atlántica e iberoamericana”, “que es española pero es africana”.

Un territorio donde se desarrolla El amor de Andrea y de donde es Andrea. A quien primero buscó Martín Cuenca; mejor dicho, a quien encontró. “Intento no buscar nada concreto, intento encontrar. Evidentemente tiene que haber un ángel, un algo que tiene que ver con la historia, que de alguna manera que me lo pueda creer, pero al final estás buscando algo especial. Y, de hecho, la chica que hace el papel de Andrea me encantó desde la primera vez que la vi en el vídeo de la entrevista en su instituto, y cada día rogaba porque hiciera bien el siguiente casting y quedarme con ella. De las 2.500 chicas que habíamos visto, 4 me gustaban y 3 están en la película. Es decir, no es que persiga una idea, sino que estoy abierto a lo que me da la persona. Es lo que yo llamo la encarnación de un personaje”, explica.

Transmutación que Martín Cuenca y su equipo consiguen día a día de una grabación que –algo muy poco habitual, muy complejo “y que, siendo una película pequeña, nos hace ser una película grande”– se realiza de manera cronológica y con sus protagonistas ciegos a su destino, es decir, conocen el guion día a día.

“Antes de rodar lo que hicimos fue ensayar durante cuatro semanas los vínculos entre ellos y preparar a los actores para el momento de la primera escena, es decir, para que los hermanos parezcan hermanos, para que la madre parezca la madre, hemos dado clase en un aula... Hemos ensayado lo que es el mundo de la película para que ahora, en el rodaje, los actores vayan experimentando día a día. Unos saben unas cosas, y otros saben otras, y vamos descubriendo... Es decir, hasta el día antes nuestra protagonista no sabe lo que va a ocurrir ese día”, descubre un diseño cinematográfico que “se pone al servicio de los personajes”.

“Intento adaptar el guion y mi manera de dirigir a lo que me dan los actores. Mi idea es sacar lo mejor de cada uno de ellos y cada uno me está sorprendiendo en algo –el proceso de surgimiento, de nuevo–. Les puedo decir que yo no sé cuál es el techo de Andrea, de la protagonista, sé que va creciendo a medida que vamos rodando y que en algún momento tocará su techo pero todavía no se lo veo, creo que puede hacer el papel cada vez mejor”, valora el realizador, volcado también, en la protección de sus artistas. La cuestión de sus identidades...

“Son menores, sí, y la ley obliga a un cuidado especial en el trato” pero, honesto, Martín Cuenca no oculta su afán por alejarlos de “todo lo que los desvíe” de un “proceso artístico muy sensible” como es el de un rodaje de una película para un debutante. “Ahora están disfrutando del campamento, de la aventura... Ya habrá tiempo en el estreno de entrevistas y de presentaciones. No quiero que estén pensando ahora en una cosa que yo no deseo como director”.

Ya lo harán en otoño de 2023, cuando El amor de Andrea llegue a la gran pantalla.

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