"Como en el Mundial, en la música nos hace falta asumir riesgos y fantasear"
javier ruibal. cantautor
El músico portuense actúa este viernes en el ciclo Royal Hideaway Sessions en Sancti Petri
El Premio Nacional de Músicas Actuales mostrará algunas canciones de su próximo disco
Cádiz/-¿Se ve la vida diferente con un Premio Nacional bajo el brazo?
-Bueno se ve un poco distinta la profesión en el sentido de que un grupo de personas han sabido ver en ti una continuidad en la creación y en la búsqueda personal de tu propuesta en la música española. Y darte el rango de un Premio Nacional es una consideración muy bonita pero, al mismo tiempo, te da idea de que lo que hay que hacer es las cosas lo mejor posible sin enloquecerse ni andar persiguiendo que te den esa consideración, porque si te la dan, te la darán en su momento, y así ha sido.
-Cuando se hizo el anuncio, nos dijo usted que la dotación económica iría en buena parte para su próximo proyecto. Y hace una semana informamos de nuevo disco para octubre...
-Ahí estamos... Sí, muy expectantes a ver qué tal responde el público pero, por otra parte, yo estoy muy contento porque en cada disco siempre he intentado darme una vueltita de tuerca sobre mis gustos. En este caso hay una apertura a nuevas sonoridades y otro tipo de conceptos y arreglos que he manejado puntualmente pero que en este disco están más notables.
-¿Como...?
-Pues hay cuerdas y metales que he usado relativamente poco y, sobre todo, el concepto de producción que Javi (Ruibal) ha tenido. Dada la complicidad y el alto conocimiento musical que tiene, yo confío en él y me ha vuelto a sorprender. La verdad es que estoy muy contento y espero que la gente sepa ver que en cada entrega hay que ofrecer un punto de novedad sin perder el tronco del que uno viene, pero una rama nueva siempre tiene que dar idea de brote verde y de que uno vuelve a florecer cada cierto tiempo igual que la naturaleza.
-Decía "expectante". ¿Le pone nervioso ese encuentro del público con canciones nuevas?
-No es nervioso... No sé cómo decirte... Cuando vas conociendo al público que te sigue, porque al otro que pueda venir nunca sabes cómo lo vas a captar, cómo gustarles... Aunque la estrategia no es gustar a todos sino ser un motivo de alegría para quienes te oyen por primera vez, y en ese sentido este disco, para los que lleguen, este disco puede servir para que los que vienen pueden echar oído atrás y puedan entender que hay una lógica en la propuesta, una cierta coherencia dentro de la cierta locura y fantasía que tiene la creación pero, queramos o no, nos parecemos a nosotros mismos y este disco puede servir para que curioseen en lo anterior pero, al mismo tiempo, sin que conozcan lo anterior espero que lo que les guste sea esta propuesta sonora y la colección de canciones. Así que sí, realmente, tengo expectación a ver cómo reaccionan.
-Sé que el disco no tiene título todavía pero, ¿nos puede adelantar algunos de los títulos de canciones que estarán?
-Sí, claro. Hay una historia de reencarnaciones. La de una pareja que se encuentra en diferentes momentos de la historia y como que siempre pasa algo que impide que ese amor culmine y a mí me gusta porque es bonito pensar que no nos vamos del todo, sino que siempre estamos regresando, y aunque no sabemos si eso es así, si es para seguir buscando las delicias del amor, creo que merecería la pena volver una y otra vez, se llama Un sin morir día a día. También hay una canción muy especial que se llama Corazón timbalero que está dedicada a Javi. Ya sabes que a Lucía (su hija) le dediqué una canción en su momento, Baila Lucía, y en este disco va mi cariño, mi beso y mi abrazo por él agradeciéndole, sobre todo, su complicidad que es inquebrantable y que va mucho más allá de la relación padre-hijo, nos unen otro puñado de cosas, sobre todo, porque él ha decidido que sea así. Hay otra canción, Black star line, que es la historia de una naviera que propuso un negro norteamericano esclavo para repatriar a los africanos cuando dejaron de ser esclavos y traerlos otra vez a África. Es una historia con mucha emoción que canto al alimón con un amigo y magnífico artista, el cantautor brasileño Chico César. También está la historia de una flamenca japonesa que sueña con que la consideren como una flamenca más, La geisha gitana... En fin... Son canciones muy diferentes entre ellas, sabes que soy bastante ecléctico... Bueno, también te puedo adelantar la historia de amor entre dos artistas callejeros en Manhattan, él es un cantante de ópera y ella una rapera... Son historias un poco llamativas por lo impensable de que eso ocurra pero cuando ven artistas en la calle el panorama es muy variopinta y ese encuentro puede darse.
-Es que muchas de sus historias, sobre todo las de amor, tienen un punto de realismo mágico...
-A mí es que siempre me gustó el realismo mágico. Siempre me ha gustado fabular y no deja de ser un posible amor fabuloso por ejemplo el de la rapera y un divo de ópera. Sobre todo, en ese caso, porque lo que les une es que están en la calle o en algún sitio cantando, y eso lo quería hacer notar, que el lado divino del arte, que es el del éxito absoluto y la repercusión no siempre sucede, más bien sucede poco, pero que ahí está la pasión de los que sostienen su arte por encima de cualquier expectativa de éxito. En Nueva York ocurre eso, hay músicos maravillosos tocando en las esquinas sin que eso sea síntoma de mendicidad ni nada eso, es otra idea la que reina en ese asunto.
-Como dice hay cada vez más diversidad de estilos entre los músicos que tocan en la calle, una diversidad que, sin embargo, no tiene tanto reflejo en esa otra cara del éxito. No sé qué opina usted.
-Sí, notablemente. Haciendo una comparación con el fútbol, se mueve mucho la pelotita y se acaba perdiendo... Como en el Mundial, en la música lo que nos hace falta es atrevernos a asumir riesgos y fantasear... Se supone que hablamos de música muy moderna y muy avanzada y, sin embargo, es muy conservadora. Empiezas a dar vueltas en el dial y todo se parece y todo es una repetición de cosas que ya conoces. La diversidad no está en primera línea de escucha pero lo importante es provocar en el posible oyente un poco de curiosidad, porque una vez que le prendas un poquito de curiosidad ya hay maneras de encontrar otra música, de disfrutarla y escucharla al margen de lo que los medios de difusión masivos comercializados te propongan. Por un lado, esa música de gran repercusión es cada vez más conservadora y, por otro lado, es más vanguardista el hecho de tener unas redes en las que poder sondear, y eso antes era imposible.
-Ya, pero hay que estar alerta siempre. También la Red está muy dirigida. Las recomendaciones de vídeos, por ejemplo, son tan a la carta que te acortan la mirada, bueno, el alcance del oído...
-Sí, al igual que haces un día una búsqueda de viajes y al rato te empiezan a caer los banners de agencias y de otros posibles viajes. Sí, en ese sentido estamos muy controlados y a mí no me sucede ni ese control ni la localización del teléfono, al revés, pienso que somos más vulnerables, manipulables y controlables que antes pero viéndolo por el lado bonito y sugerente tenemos acceso a las bibliotecas literarias, musicales y cinematográficas de todo el mundo, y eso es muy interesante. Pero, claro, ¿por qué nos regalaron la Internet a todos que era una creación militar? Pues, sí, para saber si hoy hemos ido a Candelaria o si hemos preferido la Alameda. Eso es así, ese precio ya lo estamos pagando y es irreversible.
-Pues hablando de preferencias, habrá mucha gente que opte el día 24 de agosto por ir a verle al ciclo del Royal Hideaway Sancti Petri.
-Que vaya cartel el de este ciclo, al margen de mi presencia. A mí me sedujo enseguida. Creo que la labor de Paco Muñoz está siendo muy notable tanto en el Festival de Vejer como aquí... Fíjate, Kurt Elling es un cantante maravilloso, Salvador Sobral tiene un buen gusto y una cosa muy especial y Zenet es un tipo original que zenetiza ese mundo abolerado. A mí el cartel me gustó desde el principio y tengo muchas ganas de estar ahí. Este verano he estado en San Fernando y me supo a poco porque hacía tiempo que no tocaba por aquí, y ahora cuando vuelva con mi disco debajo del brazo creo que ya hay una fecha para el Falla para el año que viene. Ya sabes que siempre cantar en casa tiene una relajación muy bonita porque te sientes muy rodeado de gente que te conoce, que te aceptó y que ya te quiso desde hace años y, buenos, en la Isla estuve tocando algunas de las nuevas canciones y parece que muy bien. Y, claro, en el concierto de Chiclana cantaré algunas de esas nuevas canciones. Yo no me las suelo callar.
-¿Con quién viene a Sancti Petri?
-Pues con Jose Recacha, que es un escudero fantástico. Es un músico excepcional que no sólo domina muy bien su guitarra sino que también toca el bajo, la guitarra la toca en diferentes estilos... En el disco ha tocado un porrón de instrumentos, desde el laúd árabe hasta la guitarra portuguesa, y además ha escrito arreglos de cuerda. En fin, lo adoro, es un músico de los grandes de verdad.
-¿Será un concierto de "canta la mía"?
-(Ríe) Seguro. Cantaré algunas de las nuevas pero sobre todo esa colección de canciones que forman parte de la previsibilidad de todo concierto, las que sabemos los artistas que más han gustado al público y las que más nos gustan a nosotros. Mucha gente sabe que no va a faltar La rosa azul de Alejandría o La gloria de Manhattan.
-Escuchando 'Duna' (su primer disco) 35 años después, ¿qué me opina de él?
-En ese disco yo veo el impulso de la fuerza de la juventud, aunque yo no era un chiquillo, y también la ingenuidad en el sentido de que algunas canciones están cantadas de un modo que yo ahora no las cantaría así. Pero una de las cosas que más me gustan de ese disco, y haciendo una lectura de todos estos años, es que creo que ese disco contenía el germen de todo lo que después he ido desarrollando. El vínculo con lo flamenco, con Oriente y Occidente, con la tradición oral poética española y latinoamericana, el puntear entre el folklore y la música moderna de manera que uno pueda concebir músicas que no estuvieran hechas antes, buscar eso que se llamó la fusión, que no es más que una voluntad de no encarar la música de una forma rígida, sino al contrario, de una forma creativa y espontánea, todo eso ya estaba en el Duna. Y me alegro de que el disco fuera tan abierto y colorista porque si no todo eso hubiera tenido que ir sacándolo un poquito en cada disco. En ese disco está dicho todo. Con el tiempo lo veo un disco muy coherente y que tuve con él un punto de precocidad con respecto a lo que luego iba a venir. Fui un pequeño pasito por delante, y no es por ponerme una medalla ni nada, sino simplemente tuve esa intuición.
-¿Este tipo de aniversarios marcan un punto de inflexión? ¿Qué ve cuando mira hacia delante?
-Los cumpleaños siempre tienen un sabor dulce por lo tierno del agasajo que te hacen pero también el regusto un poquito inquietante de que por delante queda menos tiempo que por detrás, como el reloj de arena. Por ese lado, y volviendo a Duna, lo que me inquieta es volver a buscar esa frescura, esa intuición que me llevó a hacer esa primera propuesta. Lo demás son recuentos. Para mí no plantean un antes y un después, porque creo que lo importante es, al fin y al cabo, que cuando haces el recuento es encontrar coherencia en lo que has hecho. Yo creo que he sido, dentro de la propuesta de juego que es la creación artística, un creador coherente y que he ido caminando de una manera razonable. Así que satisfecho de lo andado y expectante de lo que venga.
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