El Museo de Cádiz no pinta nada ni en Sevilla ni en Madrid
La ciudad lleva treinta años esperando la última ampliación del edificio, que ahora cierra salas por falta de personal
El Museo de Cádiz acumula una larga historia de despropósitos y desprecios por parte de las distintas administraciones políticas que han estado al frente de las administraciones públicas en las últimas décadas. En un país donde las grandes formaciones políticas son incapaces de alcanzar acuerdos en la mayor parte de los temas del día a día de los ciudadanos, en Cádiz sí han coincidido a la hora de poner a cero las inversiones del que es el primer equipamiento cultural de la provincia.
Ni el PSOE, ni Podemos ni el PP, que han estado al frente del gobierno estatal en diversas etapas, han dado los pasos necesarios para completar la ampliación del complejo de la plaza de Mina, pendiente desde hace treinta años.
Parece una partida de tenis de mesa. Cuando la izquierda gobierna, es la derecha la que reclama las obras y viceversa. Ahora le toca el turno, desde la Junta, al PP, que afirma que "por parte del Gobierno andaluz sólo podemos ponerle alfombra roja en el minuto y hora que llegarán estas inversiones tan necesarias para este Museo de Cádiz", lo que no impide que el centro haya tenido que cerrar varias salas en determinados días por la falta de personal, un capítulo que corresponde a la mismo administración regional.
Algo debe pasar con Cádiz y con este Museo para que se acumulen décadas de olvido, cuando el dinero llega sin problemas a otros equipamientos culturales en las restantes capitales andaluzas, y a veces con varios millones, como en el Museo de los Íberos en Jaén, o las inversiones público-privadas que se anuncian en las Atarazanas en Sevilla. Aunque viendo cómo está el Teatro Romano de Cádiz, referente nacional de esta etapa histórica, al que apenas llegan algunas migajas cada año, no extraña que llevemos treinta años esperando al renovado Museo de Cádiz.
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