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Exposición en la Sala Polaroid
Cádiz/Del dormitorio al salón va una vida que comienza a las 10. A. M. Una vida en 55 metros cuadrados seguida por la mirada cómplice de Pablo Padira. Y es que el fotógrafo gaditano quiso captar la “agobiante rutina” de los últimos años de su abuela, recluida en casa, al principio “casi como un juego para hacerle los días más cortos” y, después, “como un recuerdo para mí que guardaré siempre”. Una colección de fotografías, analógicas y en blanco y negro, como suele trabajar el artista que exhibe parte del proyecto en la isleña Sala Polaroid.
“Mi abuela fue diagnosticada de cáncer de colón y la medicación que tomaba era incompatible con unos parches de morfina que tenía recetados para los fuertes dolores de rodilla que sufría, con lo cual se los tuvo que dejar de poner y, por tanto, de salir, porque el dolor le hacía insoportable andar más de cuatro pasos”, rememora Padira que dos años antes de fallecer su abuela emprendió este proyecto que complementaba con sus cuidados. “La verdad que era agobiante su vida en esa casa tan pequeña. De hecho, ella se levantaba a las 8.00 pero aguantaba en la cama hasta las 10.00, cuando nos llamaba para que la laváramos y empezar a hacer vida. Así le iba quitando horas a esa monotonía de ir del dormitorio al salón”, explica el nieto que le propuso este “juego” de hacerle fotos del que surgió 10. A. M. que se puede ver en la sala desde este viernes 12 de marzo y hasta el 6 de abril.
Una exposición con 25 de las 54 fotografías que conforman el proyecto. “Son fotos hechas en 9x9 cms y con un marco 13x18 con la idea de llevar al espectador a ese agobio de la vida de mi abuela”, explica el autor de la muestra que retrata a su abuela en ese quehacer (o sin quehacer) cotidiano además de a muchos de los utensilios que rodeaban su vida: desde los medicamentos, el rosario en el cabecero de la cama, las barras que la ayudan a levantarse, el abanico sobre la mesilla...
“Y aunque todo lo hice al principio con esa intención de distraerla y que se le quitaran tres o cuatro cosas de la cabeza, luego seguí tirando fotos para recordarla y, no sé, de alguna forma como parte de los cuidados porque cuidarla a ella ha sido también como devolverle parte del favor que me hizo ella a mí cuidándome de pequeño”, se sincera el artista cuya muestra puede visitarse de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 horas en la sala situada en la calle Real de San Fernando.
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