Palabra de 'buffone'
Autor, intérprete y director: Leo Bassi. Asistente creativo: Laura Inclán. Música: Mauro Sabbione, Ruffus Wainwright y Erik Satie. Vestuario: Liza Bassi. Escenografía: Ziga-Zaga/Liza Bassi. Vídeo: Fred Tort (Uthologic). Día: Viernes 21 de agosto. Duración: 2 horas y 10 minutos, sin descanso. Lugar: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca, en El Puerto. Aforo: Casi lleno.
A unos podrá gustar más y a otros les podrá gustar menos, pero no cabe duda alguna que el buffone Leo Bassi no deja indiferente a nadie. Y eso es precisamente lo que ocurre con su nuevo espectáculo Utopía, madurado desde la reflexión que provoca en un cómico tan especial como él, con profundas convicciones republicanas de izquierda, cuando se ve acosado y amenazado de muerte por la intolerancia fundamentalista de unos pocos.
Es un perfecto charlatán de feria, es un iluminado radical e irreverente, lenguaraz, sectario y agitador social, pero también es a la vez un cómico con pedigrí de seis generaciones, brillante y exquisito, que le faculta para decir lo que dice y como lo dice. Está en su derecho. Además tiene cara de buena persona. Según desde qué prisma se manufacture el análisis de sus espectáculos, será todas, alguna o ninguna de esas cosas.
Conocedor del público como nadie, la obra comienza con la aparición de Bassi llevando en su cabeza una caja de cartón, e inicia su soliloquio con un guiño de cara a la galería celebrando la construcción del Teatro Rafael Alberti en El Puerto, y metiéndose sin pestañear con los pijos sevillanos de Puerto Sherry. Fija al morlaco y entra directamente a matar.
En esta primera parte arremete sin contemplaciones contra la derecha ultraliberal a la que acusa de ser la responsable de los lodos de la crisis mundial. Delirante su lectura de algunas de las cartas del libro neocon-franquista de Aznar: Carta a un joven español.
Se querella también verbalmente contra la izquierda instalada en el poder, carente de ideas y autocomplaciente, que se mantiene inerte mientras la crisis se pasea por los parques y jardines de nuestros pueblos y ciudades, y que socorre con desparpajo a la banca y a las grandes empresas con el dinero público.
Su receta no deja de ser escatológica: contra la crisis, cómete tu propia mierda. Y asume con naturalidad que producir asco a los burgueses desde el escenario es un acto absolutamente revolucionario.
Ya en la segunda parte del espectáculo, el comediante italiano se trasforma primero en gay y luego en un payaso de cara blanca, que desbordante de alquimia y añeja sabiduría, nos dice que hay razones para pensar que las utopías son posibles. El juego teatral termina con el toque circense de clown que siempre acompaña a este artista profundamente reflexivo, filósofo y de enorme calado intelectual, cuyo único deseo es que le dejen seguir su camino de buffone, con la palabra.
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