El Palacio de Orleans en Sanlúcar, "al borde de la ruina total", entra en la lista Roja del Patrimonio
Conservación
La asociación Hispania Nostra añadió el monumento de la provincia de Cádiz a su listado de monumentos en peligro el pasado 30 de julio
Se trata del primer edificio de estilo neomudéjar construido en España
Cádiz/El Palacio de Orleans-Borbón, el primer edificio de estilo neomudéjar construido en España y que se levanta en Sanlúcar de Barrameda está "al borde de la ruina total", según alerta la asociación Hispania Nostra que a finales del pasado mes de julio incluyó a este inmueble declarado BIC en su Lista Roja del Patrimonio.
"Desde las rehabilitaciones efectuadas en la década de los 90, no ha recibido mantenimiento alguno" y "en la parte más noble del edificio, los ricos techos se encuentran con problemas de desprendimiento", se señala en el informe emitido por la organización en defensa, salvaguarda y puesta en valor del Patrimonio de nuestro país que tiene abiertas tanto una Lista Roja, como una Lista Verde y otra Negra donde incluye centenares de bienes a proteger.
El edificio civil sanluqueño, "uno de los mejores de la ciudad, construido con mimo y con especial interés por miembros de la familia real española en el siglo XIX", es uno de estos bienes que desde Hispania Nostra incluyen en su Lista Roja, que desde noviembre de 2007 da a conocer y a proteger aquella parte de nuestro patrimonio cultural y natural que se encuentra en abandono y en peligro por riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
Este palacio constituye uno de los hitos en la arquitectura neoárabe del siglo XIX, siendo considerado el iniciador de este estilo propiamente dicho, resultado de los gustos de su principal mecenas, el duque de Montpensier, que ordenó su construcción en 1852 aunque los trabajos se prolongaron hasta la década de 1880.
El edificio, que cuenta con la Protección Integral en el PGOU (1997) se ubica en el Barrio Alto sanluqueño, lugar representativo del poder social, donde se encontraban la iglesia mayor o la residencia de los duques de Medina Sidonia. Para su edificación, trabajaron algunos de los arquitectos más importantes del momento, como son Balbino Marrón, Juan Talavera de la Vega o Fernández Ayarragaray.
El exterior da un aspecto de fortaleza o alcázar, una suerte de castillo árabe -merlones, torreones o jardines a su alrededor-, fruto de las influencias de los viajes del duque por Egipto, Grecia y Turquía. Asimismo, el revoque de cal en colores ocre y almagra, recuerdan a algunas construcciones religiosas de El Cairo o la más cercana mezquita de Córdoba, lo que otorga al inmueble de un inusitado colorido, "haciéndolo más especial y diferente", asegura el informe de Hispania Nostra que destaca también la cara "más clasicista o más sencilla" del palacio (la que da a la actual calle Caballeros) que es, además, la más vista. "Se puede pensar que el duque pretendía ocultar su fantasía a la mirada ajena de una sociedad que no estaba preparada para sus ideas", opinan los expertos que elaboran la Lista Roja que también destacan el Jardín del Apeadero, que se encuentra en la parte delantera del palacio, el patio con columnas de mármol rosado o las pinturas que cubren los techos de la zona noble, procedentes del Palacio de Vistalegre de Madrid.
El salón chinesco y los cuartos de bambú de la primera planta, el Pabellón del Ángulo (una auténtica Torre del Homenaje) o la biblioteca egipcia son otras de las particularidades de esta construcción que fue la residencia de verano del matrimonio formado por Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo menor del rey Luis Felipe I, y la infanta de España, Luisa Fernanda de Borbón, cuando se instalaron en Sevilla definitivamente tras su peregrinaje en busca del lugar idóneo para residir puesto que la familia real francesa fue expulsada del país en la revolución de 1848.
El Palacio Orleans-Borbón estuvo habitado hasta 1955 cuando, el infante Alfonso de Orleans y Borbón, por discrepancias con Franco, se exilió en su finca El Botánico. En la década de los 70, este edificio fue vendido hasta en dos ocasiones y, finalmente en 1979, el Ayuntamiento de Sanlúcar adquirió el inmueble para evitar su destrucción y destinar un uso público al mismo. Sin embargo, ahora, en 2021 parece que la destrucción será inevitable si no se procede a su rehabilitación.
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