Palomar conjura a la 'Trimilenaria'

Flamenco Presentación en el Gran Teatro Falla

El cantaor gaditano sale triunfal del coliseo de su tierra con su primer trabajo en solitario

David Palomar, durante su actuación en el Gran Teatro Falla.
Tamara García / Cádiz

31 de marzo 2009 - 05:00

No fue un sueño. La caracola. La arena. Claroscuros de Caravaggio. Un haz de luz para desempolvar de las sombras malagueñas de El Mellizo, fandangos de María la Sabina, soleá de El Choza, compás por La Paquera. No fue un sueño. David Palomar materializó las imágenes oníricas dejando volar sus añoranzas desde un aeropuerto. Volando alto, conjurando los embrujos flamencos de la Tacita que fue, de la Tacita que es, en el Falla.

El cantaor gaditano se emocionó y nos emocionó en la presentación de su disco debut, Trimilenaria, en el gran coliseo de la ciudad durante la noche del sábado. ¡Y qué noche!

Mientras el Falla rugía, como sólo suele rugir en febrero, el joven artista se entregaba al máximo a un recital que se meció entre la dramaturgia y el concierto. Así, además de la calidad de una garganta bien forjada, el público pudo disfrutar de un argumento repleto de sentimiento y de momentos simpáticos en los que Palomar recreó y creó.

Tradición y modernidad. Conjuro de Trimilenaria. Palomar brilló en los palos grandes y en el cante por derecho de igual manera que en las fiestas y en los tangos, donde se escoltó de un mayor acompañamiento musical.

Si para los momentos más solemnes escogió las manos sabias del maestro Rafael Rodríguez -estuvo espléndido, rebosante de magia- en los temas más innovadores se valió de Ricardo Rivera y Keco Baldomero -jóvenes genios en potencia-, del piano de Alex Rodríguez, el bajo de Popo, la percusión de Javier Katumba y el buen compás de Anabel, Toñi y Víctor.

También brillante estuvieron los pies que metió El Junco en las bulerías en homenaje a Francisca Méndez, donde Palomar se salió como en las alegrías del Niño del Mentidero -mecidas con inigualable sabor a mar-, la malagueña de El Mellizo y el par de soleares. Eso sí, tampoco se quedaron atrás los temas La Calle Priego, la simpatiquísima fiesta por bulerías, la denuncia del drama de la inmigración en el tango Miradas perdidas y Trimilenaria, donde acompañamiento y voz protagonista iban a una.

Broche de oro con la emoción a flor de piel. Cositas de aquí y un piropo de vuelta. Unos tanguillos por un pasodoble. De Palomar a Bienvenido. Cositas de Cai. Conjuros de la Trimilenaria.

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