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"Picasso no pintó el 'Guernica' para gustar, sino para buscar una reacción y hoy sigue vigente"

Arte

El artista Juan Antonio Lobato lanza varias reflexiones sobre la famosa obra del pintor malagueño con motivo del 50 aniversario de su muerte

La conferencia del Guernica de Picasso en la Academia de San Romualdo

La obra de Picasso se instala en el Museo de Vejer

Conferencia de Juan Antonio Lobato sobre el Guernica de Picasso

El Guernica de Picasso es una de las obras más emblemáticas de la historia del arte contemporáneo, y también de las más actuales. Gaza, Palestina, Ucrania... están muy presentes en esta pieza que el genial artista malagueño pintó por encargo del director general de Bellas Artes, Max Aub, a petición del Gobierno de la Segunda República Española para ser expuesto en el pabellón español en la Exposición Internacional de 1937.

De cómo fue concebido, cómo fue compuesto, expuesto y recuperado habló hace unos días el artista Juan Antonio Lobato en la Academia de San Romualdo de San Fernando, al hilo del 50 aniversario de su fallecimiento con la ponencia 'El Guernica de Picasso. La historia de un cuadro'.

Arrancó y cerró Lobato sentenciando que no fue concebido para la contemplación, ni para gustar, sino para ser comprendido y buscar una reacción ante el horror de la guerra, pues estaba España sumida en plena Guerra Civil. Pero fue el hecho incontestable del bombardeo sobre Guernica el 26 de abril del 37 lo que desató la inspiración del artista, que lo estuvo creando durante más de 30 días, dedicándole muchas horas a conciencia.

Así que confirmó Lobato que "Guernica no está hecho para gustar, es un cuadro que expresa el sufrimiento de las víctimas inocentes que generan los conflictos bélicos -y que contextualiza con imágenes actuales-. Es una llamada a la reflexión que plantea que todo lo que amamos morirá y que todo esta a punto de acabarse. Así que desgraciadamente, mientras que la humanidad exista difícilmente perderá su valor".

Por eso, ante tanto horror que nos rodea, Guernica sigue vigente, no es bonito, ni bello, "no es como la Monsa Lisa, ni como las Meninas, está pintado con pintura industrial de bote de brocha gorda, no es al óleo, ni con pincel fino, sino en un mural de cerca de 30 metros cuadrados sin perspectiva ni fondo".

Picasso era incluso director de Museo del Prado nombrado por la Segunda República cuando recibió este encargo, cargo del que nunca tomó posesión, pues era un momento crítico en la historia de España y de su vida personal, señaló. "Llevaba nueve meses sin pintar, tenia un conflicto tremendo sentimental. Tres mujeres competían por su amor, él se dejaba querer por todas ellas y aunque el encargo era muy interesante, no tenía motivación para llevarlo a cabo". El motivo, la inspiración, viene el día del bombardeo, cuando Guernica quedó destruida y le llegan las imágenes a su estudio de París por la prensa internacional, "fue cuando encuentra el revulsivo".

También habló Lobato en estas impresiones sobre la obra de los elementos constantes en su producción, "el motivo, las figuras y los istmos. Porque Picasso era figurativo, pero no siempre era realista, los motivos que lo movían siempre pasionales y usó las figuras y los istmos con los que había triunfado por ser valiente".

Mencionó entonces a las mujeres, los toros, caballos, seres desvalidos, así como los 45 bocetos que realizó, "con los que desató su pathos, la tensión que todos tenemos dentro, el impulso del artista y finalmente todas las figuras se van poniendo solas en la obra como por encantamiento".

También ahondó en la composición piramidal, simétrica, con más peso en el inferior, con aspecto antropomórfico que le dan los dos ojos pese a ser figuras de perfil, rodeado de dos flancos, sodados muertos y dos mujeres, "y todo hecho gracias al dibujo, porque supo demostrar que sabía dibujar".

Entre tanto análisis confesó que no le gustó a primera vista, que entronca con lo que viene a decir de principio a fin, pues no fue concebida para gustar, sino para ser comprendido "el mensaje de protesta y para provocar la reacción en el espectador".

La obra llegó tras un largo litigio jurídico tras ser expuesta muchos años en el MoMA de Nueva York, una vez restauradas en España las libertades que proporcionó la democracia. Lo intentó el gobierno de Franco, pero Picasso se negó, y tras su muerte intervino incluso el Rey emérito.

Llegó en septiembre del 81 y se expone en el Reina Sofía desde julio de 1992 para seguir contándonos "que el cuadro une a personas muy diferentes, cosas, animales y seres. Todos metidos yo todos se llevan bien, los istmos, también las derechas e izquierdas confrontadas, como ocurre ahora. Pero Guernica es el símbolo de que la reconciliación es posible. Es una llamada de atención seria y fíjense, que el centro de gravedad es la esperanza que pintó en la parte superior".

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