Los angelitos de La Roldana aparecen en San Fernando

Cádiz/Las cuatro esculturas de la artista sevillana Luisa Roldán, La Roldana (1652-1706), se encuentran ya a buen recaudo en la sede del Obispado de Cádiz y Ceuta después de que la Policía Nacional consiguiera recuperarlas en las últimas horas de este lunes. Tras la denuncia pública realizada por el restaurador José Miguel Sánchez Peña, un profundo conocedor del patrimonio artístico de la Catedral de Cádiz que en la década de los 80 realizó un inventario de todos sus fondos, el Obispado gaditano confirmó que efectivamente las piezas no se hallaban en el templo, por lo que interpuso la correspondiente denuncia ante la Policía.

Una vez iniciada la investigación, ésta se derivó a los agentes integrantes de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), perteneciente a la Brigada Provincial de Policía Judicial, quienes, tras días de intenso trabajo contrastando su base de datos, en la que figuran varios restauradores de la zona, centraron sus pesquisas en la vecina localidad de San Fernando.

Hasta allí, concretamente hasta un taller de restauración, los llevó un rastro que finalmente fue el bueno, y que dio frutos por partida doble, puesto que el restaurador que tenía las cuatro esculturas, y que, según ha podido saber este medio, en todo momento ha colaborado con la investigación policial, también comentó a los agentes que tenía en su poder otras obras que llegaron a su taller años atrás, y que ponía a disposición de los técnicos de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía para su evaluación, a fin de que estos, coordinados con el Obispado, pudieran determinar el origen de las mismas y si alguna de ellas también se había echado en falta en otras iglesias.

Lo que la Policía trata de determinar ahora, una vez que le ha tomado declaración a este restaurador de San Fernando, es cómo llegaron las esculturas de La Roldana a su poder y cuándo. En principio se sospecha que las obras habrían salido de la Catedral gaditana hace más de una década, pero queda pendiente de determinar si lo hicieron con el fin de ser restauradas y después cayeron en el olvido, o se trata de una situación aún más grave que podría implicar una responsabilidad penal del restaurador.

Una de las hipótesis de los investigadores es que las piezas en cuestión desaparecieron con el traslado de piezas de arte desde la Catedral hasta la Casa de la Contaduría con motivo de la apertura del Museo Catedralicio de Cádiz. Quizá fue entonces cuando algunas, como las pequeñas esculturas de La Roldana, muy deterioradas y que se encontraban en el almacén de la Catedral, acabaron en este taller de San Fernando.

La Policía ha llevado ya a la sede del Obispado gaditano las cuatro esculturas recuperadas. Ahora serán sus responsables los que decidan qué hacer con ellas, una vez que los técnicos determinen su estado de conservación.

Contra el Patrimonio

Los delitos contra el patrimonio están a la orden del día en toda Andalucía. Por ello, tanto la Policía, con una brigada dedicada a este asunto, como la Guardia Civil, a través de la Unidad Central Operativa, dedican sus esfuerzos a investigar las agresiones contra el patrimonio histórico, artístico y cultural, tanto de titularidad pública como privada, que suceden en cualquier ámbito geográfico del territorio nacional.

Ya sean obras de arte, esculturas, pinturas, elementos arquitectónicos, yacimientos arqueológicos terrestres o yacimientos arqueológicos subacuáticos. De hecho, recientemente la UCO desarticuló una red que expoliaba yacimientos arqueológicos subacuáticos en la provincia de Cádiz y recuperó abundante material. En esta operación se detuvo a tres personas y se constató la implicación de conocidos empresarios relacionados con el mundo del arte.

Las posibilidades que ofrece internet son múltiples, y esto provoca que piezas de arte se vendan en el mercado negro o directamente en páginas especializadas en este tipo de transacciones. Afortunadamente no ha sido el caso de estos cuatro ángeles de La Roldana, que por fortuna no llegaron a atravesaron las fronteras de la Bahía de Cádiz y han permanecido durante todos estos años reposando muy cerca de ese mar de Cádiz que golpea la espalda de su Catedral.