En primerísimo segundo plano

Purificación García publica en ‘Actrices secundarias’ 23 relatos y microrrelatos que hablan de mujeres que afrontan con serenidad problemas familiares y sociales, miedos y pérdidas

Purificación García, autora del libro de relatos 'Actrices secundarias'. / Lourdes De Vicente
T.R.

17 de abril 2019 - 05:00

Cádiz/Purificación García, a quien todos llamamos Puri, ha escrito un libro. No sabíamos que Puri escribía. Como ya no me llaman los relatos, cuando el libro llegó a casa empecé por uno que alguien recomendaba, El cuarto de las ratas. Las horas en un internado, una monja con cara de cartón, bocadillos con tierra para las otras, las otras no entran por nuestra puerta; fantasías. Qué bueno. Pasé a otro, Baylla. La inmigrante que sortea esquinas en las terrazas, elefantes llavero, la mala suerte en vivo y en directo; abnegación. Seguí con un tercero, Lo que nunca me contabas. La madre con gafas de sol, mentiras increíbles, el miedo a romper; peligro mortal.

Ni que decir tiene que cayeron a continuación los veinte relatos siguientes, ya por orden de aparición en el libro, como los nombres de las actrices secundarias en algunas películas. Qué sencillo es indignarse y gritar la indignación. Pero poner en palabras la injusticia, mostrarla como es, con toda la complejidad que la envuelve y muchas veces la oculta, es muy difícil. Purificación García lo consigue. De manera que cuando terminé Actrices secundarias quise ahondar en su historia, saber qué la empujó a escribir este libro.

Supe de ese modo que ella ha escrito siempre, que ya de pequeña le cambiaba los finales a los cuentos que le contaba su madre porque la mayoría de las veces le daban un miedo terrible. Supe así que fue su madre quien le transmitió el amor a la lectura y que escribe porque le gusta contar historias que le permitan estar fuera de una realidad que no siempre es grata. “Me ayuda a sobrellevar parte de esa soledad inherente al ser humano, que tantas veces se hace insoportable. Escribir se convierte en una terapia que me hace sentir más ligera, con menos peso al dejar en el papel aquello que me preocupa. También escribo por necesidad, para compartir dolor, el mío y el de los demás”.

Dice Puri que le preocupa la situación de todo el que lo pasa mal o sufre. “Por eso en mi libro hay historias diversas, incluyendo una de violencia de género, o problemas de enfermedad y salud mental. Obviamente, no puedo permanecer impasible ante temas como la inmigración, que implica tanto dolor y desarraigo”.

¿Pero es este un libro para mujeres? “No creo que deba haber una literatura para mujeres y otra para hombres. Más bien los hombres deberían leer a más autoras femeninas. Se ha prometido que en el siglo XXI caerán injustos techos de cristal y la literatura va reflejando ese cambio. Las mujeres hemos leído siempre historias todas protagonizadas por varones y considero que es una descripción del mundo que también nos atañe. Si una autora escribe una historia protagonizada por una mujer, todo el mundo piensa que está escribiendo solo para mujeres. Me remitiría a la frase de Rosa Montero, Yo no escribo sobre mujeres, escribo sobre el género humano. En el caso de Actrices secundarias, los hombres se van a sentir también muy identificados, hay voces masculinas de las que pueden aprender mucho”.

¿Y por qué ese título? ¿Qué significa? Da la impresión de que transmite un mensaje. “Actrices secundarias es un libro de relatos con voces femeninas en segundo plano. Habla de lo cotidiano, y de tantas mujeres que en la vida real han tenido, y siguen teniendo aún, ese papel invisible en el día a día aunque sean las auténticas protagonistas de nuestra historia. Por otro lado, los personajes secundarios siempre tienen mucho que decir y este título hace grande a esas mujeres que no han tenido voz a lo largo de la historia y que pueden parecer insignificantes pero que siguen ahí en la lucha por la vida, olvidándose de ellas mismas tantas veces para derrochar generosidad con los demás, incluyendo el propio núcleo familiar. Silentes, pero sin dejar de hacer y con vidas muy difíciles, la gran mayoría. Este es el mensaje principal que el título del libro quiere transmitir”.

La portada muestra a una mujer sentada de espaldas. También alberga un significado. “La espalda habla mucho de soporte. Habla de columna vertebral que sostiene el peso de nuestro propio cuerpo y de nuestras emociones. Las mujeres de estos relatos suman además problemas familiares, sociales, miedos, pérdidas, y añaden peso a esa espalda, que aun así, permanece erguida afrontando con serenidad las diferentes vicisitudes a las que se enfrentan a diario”.

Puri explica que en la elección de la fotografía ha tenido mucho que ver, al igual que en todo el libro, la escritora María Alcantarilla. “La considero mi maestra y con quien sigo aprendiendo en los talleres que imparte en la Universidad de Cádiz. Conocía de primera mano estas historias porque las ha revisado, me ha orientado y aconsejado en todo momento. Una vez que tuvimos el título claro, me mostró esta imagen y no necesité otra para tener una comparativa. A diferencia del título, que me tuvo meses sin sueño, con la cubierta del libro no tuve duda de que debía ser una mujer en solitario que reflejara seguridad, fuerza, alguien que sostiene; su elección no pudo ser más acertada”.

El libro intercala relatos y microrrelatos, una estructura no inocente que confiere armonía y da ritmo al conjunto. Y en cada relato hay música, referencias a canciones; es como la banda sonora de una obra literaria que María Alcantarilla define mucho mejor de lo que uno puede hacerlo. Actrices secundarias, dice María, es una apuesta por las verdades íntimas. “Y por el sonido de todos los fantasmas que nos pueblan como lectores y, también, como seres humanos”.

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