Reeditado un libro de María Zambrano sobre la pintura
La filósofa María Zambrano acuñó el termino "razón poética" para unir filosofía, poesía y religión, pero fue más allá en su intento por vincular pensamiento y corazón, y lo hizo a través de la pintura, que tuvo una presencia constante en su vida. Ahora se recupera su libro Algunos lugares de la pintura.
Un bellísimo y delicado volumen que se publicó por primera y única vez en Espasa Calpe, con edición de la poeta Amalia Iglesias, dos antes de que muriera María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991) y que estaba descatalogado hasta que ahora lo ha recuperado la editorial Eutelequia, con edición, introducción y notas del pensador y catedrático de Filosofía Pedro Chacón.
Así, Algunos lugares de la pintura, un libro absolutamente singular, según explica a Efe Chacón, sale a la calle con los textos fijados y con un amplio aparato de notas.
"La relación de María con los poetas es bien conocida, pero también tuvo una gran relación con la pintura y con los pintores, a algunos de los cuales trató y conoció bien durante su exilio en París o Roma, como Picasso, Joan Miró, Luis Fernández, Ramón Gaya, Juan Soriano o Joaquín García de la Torre", sostiene Chacón.
Una mirada contemplativa sobre la pintura con la que la discípula, poco ortodoxa, de Ortega y Zubiri pretendía rasgar el velo para apresar la esencia de las cosas, y para ello también posaba su mirada en clásicos como Zurbarán, Velázquez, el maestro Flémalle o Giorgioni.
"La pintura es una presencia constante; existe para mí, ha existido siempre, como un lugar privilegiado donde detener la mirada", escribe María Zambrano, cuya vida estuvo marcada por el exilio.
"María siempre entendió la pintura como un desvelamiento, un modo de conocimiento paralelo y complementario al intelectual", explica el editor, quien añade que ella decía que el arte era un medio de conocimiento y de revelación, y su gusto por Zurbarán, "un ejemplo de ello".
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