Regreso a los escenarios con la alegría de la ‘Novena’ de Beethoven
Música
La Coral de la Universidad de Cádiz y la orquesta Álvarez Beigbeder, de nuevo bajo la batuta de Juan Manuel Pérez Madueño, protagonizan el 18 de diciembre el concierto de Navidad del Falla
Cádiz/La ausencia se ha hecho larga. Desde que en el fatídico 2020 se cancelara la programación completa del Gran Teatro Falla, y con ella el concierto de las Siete palabras previsto para la cuaresma gaditana, la Coral de la Universidad de Cádiz y la orquesta jerezana Álvarez Beigbeder suspendieron su actividad, sus ensayos presenciales y, por supuesto, su agenda de conciertos a la espera de tiempos mejores que parecen llegar. Y ahora, tras una breve incursión en el último Festival de Música Española de Cádiz, ambas formaciones, de nuevo bajo la dirección de Juan Manuel Pérez Madueño, regresan al Teatro Falla de Cádiz para protagonizar el próximo día 18 un nuevo concierto extraordinario de Navidad. Un regreso marcado por la alegría de la Novena Sinfonía del genio Beethoven.
“Es casi obligado iniciar este nuevo periodo con esta obra. Lo hemos iniciado, en verdad, con el Stabat Mater con la Beigbeder en el Festival de Música Española, pero como coral y como productores creo que era obligado escoger esta obra, una obra tan simbólica y representativa. Teníamos muchas ganas de hacerla”, explica Madueño, director desde hace varios años de esta coral y cuya batuta maneja también la orquesta que es también fiel acompañante del heterogéneo grupo con sello universitario.
Se trata de una obra, desde luego, reconocible, una composición la de Beethoven marcada por el muy popular Himno de la alegría y de la que Juan Manuel Pérez aporta alguna de sus claves principales: “ La clave de esta obra es que representa un antes y después en el transcurso de la historia de la música. Podemos extenderlo a la obra de Beethoven, que es el compositor más influyente en cuanto a la dirección que adquiere la música en ese momento. Y si bien no rompe con las estructuras del clasicismo, creo que las lleva a tal extremo que a partir de ahí se abre un universo totalmente nuevo para los compositores, que entienden que no van a superar esa circunstancia. Y la Novena está llena de elementos innovadores y, sobre todo, algo que nos viene muy bien a nosotros que al fin y al cabo somos un elemento social, esta es una obra muy popular. Beethoven inserta cantidad de elementos populares; una música tan culta, tan aparentemente elevada, está repleta de elementos populares, de marchas, de ritmos... Parece que es una obra lejana en ese aspecto, pero es una obra cercana al pueblo llano. Eso es muy interesante”.
Pieza con cuatro movimientos, es sin duda la orquestación del poema de Schiller la parte más conocida, la más popular y la más versionada, de una sinfonía con peso específico en la historia de la música.
“Beethoven –continúa Pérez Madueño– tenía la intención de ponerle música a la Oda a la Alegría de Schiller, que en principio, cosas de la censura, era la Oda a la Libertad. Esa poesía maravilló a Beethoven, quien llevaba tiempo queriendo hacer una composición coral para ese poema. A él le encargan dos sinfonías, y en esta introduce en el cuarto movimiento esa idea de música coral. Realmente, la estructura de la sinfonía conduce a ese cuarto movimiento porque tiene elementos de los tres movimientos anteriores.. Es verdad que hay una correlación. No hay una predisposición, yo creo que Beethoven comienza a componer y no tiene muy claro si introducir un cuarto movimiento orquestal o coral, pero al final el diseño de la obra queda completado con ese movimiento coral, que es una síntesis de esos movimientos anteriores”.
Además de la formación coral y de la orquesta jerezana, sobre el escenario del Teatro Falla estarán Lucía Millán (soprano), María Ogueta (contralto), Francisco Sánchez (tenor) y Andrés Merino (bajo). La venta de entradas, como suele ser habitual en las citas de estas dos formaciones, ha ido a buen ritmo, con mucho papel vendido: “Se suele llenar el teatro, y eso es lo más bonito y lo más interesante que tiene la persona que se sube al escenario, que es sentirse arropado. En estas circunstancias da gusto volver a un concierto”.
Y no ha sido fácil el regreso, en lo que viene a ser un denominador común en el mundo de la creación artística y de la interpretación, cortado tan abruptamente por las medidas surgidas de la epidemia de covid. La coral suspendió sus ensayos presenciales, retomados ahora para esta obra con el hándicap de una mascarilla que también se mantendrá en escena en el concierto del día 18 y que supone una dificultad más.
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