Sara Baras: "Mi padre ha sido el hombre más importante de mi vida"
Flamenco
La artista inaugura este 3 de febrero los tres días de su paso por el Gran Teatro Falla donde pone en escena su última creación, ‘Alma’, todo un homenaje al bolero, la música que le enseñó su padre, que acaba de fallecer
Cádiz/Si en el baile de Sara Baras la delicadeza y la fuerza encontraron las proporciones perfectas para dibujar los escenarios de belleza, la artista gaditana ha tenido ahora que servirse de esa capacidad única de lograr el equilibrio para mantenerse en pie en unos días muy complicados para la artista que acaba de perder a su padre, motor de su último espectáculo, Alma, con el que esta noche llega con su Ballet Flamenco al Gran Teatro Falla para quedarse durante tres días. "Rota" pero "llena de energía", "triste" pero "agradecida". La creadora que no encontraba mejor motivo para bailar "que ayudar", ahora baila "para recordar".
–Vuelve al Gran Teatro Falla después de cuatro años. Con todo lo que ha pasado en este tiempo, este regreso será un poco más especial, ¿no?
– Todas las ocasiones en las que volvemos a Cádiz son especiales pero, si te digo, esta se me hace doblemente especial por el componente que tiene para los que somos de aquí actuar en febrero en el Falla. Es algo súper distinto, actuar en febrero, que no haya Concurso de Carnaval... Por nuestra parte, ya nos hemos ido haciendo a la nueva normalidad, nos hemos acostumbrado a ver al público con mascarilla, a tomar todas las precauciones y cuidados, más o menos, ya nos hemos adaptado; por eso, lo que me llama más la atención es bailar en el Falla en la primera semana de febrero. Y, por supuesto, vengo con muchas ganas de disfrutarlo y de dejarme hacer en ese espacio realmente mágico que nos brinda el teatro. ¡Qué no habrán visto esas tablas, qué habrá quedado impregnado en ese aire...! La vida pasando, ¿verdad? Porque nosotros volvemos a ese mismo espacio a lo largo de los años y él está ahí... La compañía, gracias a dios, ya ha pasado los 25 años, parece mentira, y aquí que seguimos viniendo. Además, con este espectáculo que para mí tiene una carga emocional muy fuerte porque está dedicado a mi padre.
–Le iba a preguntar el porqué de tomar el bolero como piedra angular de ‘Alma’ pero creo que me ha contestado al hablar de su padre...
–La verdad es que sí. Mi padre ha sido el hombre más importante de mi vida. Así como te digo que la influencia del flamenco viene por mi madre, mi padre era un enamorado de los boleros así que yo siempre le decía, "cuando te dedique un espectáculo tendrá las melodías de los boleros de siempre". Y, bueno, eso es lo que hemos hecho, unir al bolero de siempre los palos flamencos, arrimarlos. Y creo que el hecho de fusionar estos dos estilos acerca el flamenco a un público diferente, que está, quizás, más lejos de entender ciertos tiempos tan complejos por la riqueza misma que encierran los palos flamencos. Y este arte es tan grande que unirlo a cualquier otra música es siempre un gustazo. Poder convertir, de pronto, un Nostalgia a tiempo de seguiriya pues para nosotros, los flamencos, es un regalo y creo que para el resto de personas amantes de los boleros pues es una propuesta interesante la de sentir la melodía en otro ritmo y tonalidad. Ahí ha hecho un trabajo bestial mi director musical, mi Keko Baldomero, que ha conseguido que cosas que no nos parecían posibles o que no sabíamos cómo iban a funcionar, se conviertan en una maravilla. Y hemos ido muy de la mano porque, por supuesto, también hay un gran trabajo coreográfico, de movimiento, para adecuarnos al aire del bolero porque esta fusión no está en un sólo instrumento, también está el bolero en la escobilla de una caña o en un recurso de un garrotín. Y no hay más. Eso es Alma. El acordarme de mi padre en cada momento.
–Disculpe si meto la pata pero, me parece que su padre ha fallecido recientemente, ¿es así?
– Sí, ha sido durísimo. Mi padre ha fallecido hace dos semanas, está súper reciente su pérdida que para mí, imagínate, ha sido bestial... Estábamos haciendo Alma en Gijón porque él me hizo prometer que no suspendiera ningún compromiso... Ha sido durísimo, fue la actuación más difícil de toda mi vida, y la que más alma tuve que poner. Y ahora, la siguiente sin él es Cádiz, que es donde él me iba a venir a ver. Este Alma tiene ahora una carga emocional muy fuerte porque está todo lo que él me enseñó, porque él era un ejemplo a nivel personal y a nivel musical tenía una sensibilidad enorme que ha sido un regalo para mí y que está muy presente en esta obra. Eso sí, fíjate, de lo que me alegro es de que todavía estaba aquí con nosotros cuando decidí hacerle este homenaje. Se ha ido sabiendo no sólo que era para él sino compartiéndolo conmigo, preguntándome por cómo iba a meter tal letra por seguiriyas o cómo me las iba a ingeniar para hacer de Remolino una soleá... Con Juana (la del Pipa) que nos cantaba Toda una vida o Alonsito (Rancapino Chico) haciendo Algo contigo... Yo siempre digo que no hay mejor motivo para bailar que ayudar, ahora sumo otro que creo que está relacionado, no hay mejor motivo para bailar que recordar. Para tenerlo presente porque mientras que estoy en el escenario, y es ese punto mágico que tiene el teatro, me hace sentirlo muy cerca.
–Cuánto cariño Sara... Acaba de mencionar a Alonso y a Juana pero, además, colabora en ‘Alma’ un cantaor por el que usted apostó y que ahora está volando solo muy alto. Hablo de Israel Fernández.
–Es una alegría y un orgullo poder decir que Israel ha estado tanto tiempo con nosotros. Israel se merece todo lo bueno que le pase porque, además de un artista increíble, es una persona maravillosa. Esos son los artistas que nos gusta que nos representen: grande de corazón, de entrega, muy trabajador muy curioso y detallista. También, déjame que te diga, que tengo pasión con Alonsito, la misma pasión que tengo por Ranca (Rancapino) y por toda su familia. Y lo de Juana, todo lo que te diga poco, mi gitana favorita, mi artista favorita, he tenido una suerte enorme de aprender mucho de ella ya que cuando yo era jovencita estuve mucho tiempo a su lado en mi época de Jerez con Manuel Morao. También tengo una colaboración muy bonita de un artistazo, el pianista Alex Romero, que hace una versión de Vete de mí, que es una maravilla, y la colaboración especial de Popo, otro grande. Son colaboraciones pregrabadas porque hablamos de gente con unas agendas que es complicado pero sí te aseguro que todos los artistas que han colaborado en Alma son los artistas que me inspiran.
–Y sus artistas de la compañía, ¿cambios?
–Pues, como te decía, tengo a mi Keko, que su manera de crecer es una cosa maravillosa y que se ha convertido en alguien que entiende perfectamente hacia dónde vamos. Empezamos a trabajar juntos con La Pepa, así que ya son muchas producciones juntos. Luego están mis músicos en directo habituales y en el cuerpo de baile sí tenemos dos incorporaciones que son Noelia Vilches y Marta de Troya, de Jerez. Bueno, y no quiero dejar de mencionar a mi Dani (Daniel Saltares) como gaditano que es y que está estupendo en Alma.
–La vinculación del bolero con el cante viene de antiguo pero, ¿cómo ha llevado usted ese entendimiento al baile más allá de la fusión con la bulería?
–Pues ha sido un trabajo muy interesante. En Sevilla, con Martín Martín, él me estuvo proporcionando datos sobre quiénes eran los primeros que cantaron los boleros en el flamenco y otros datos históricos, pero es verdad que sobre un espectáculo de baile no hay una investigación tan a ese nivel, así que ha sido muy bonito ir probando con todo esto. El flamenco lleva una velocidad y tiene una dificultad, técnicamente hablando, de ejecución que podrían ser el otro lado de la balanza de la grandeza del bolero que reside en ese pararse, en dejar que melodía te invada... Explorar en ese ritmo contenido más que en el corte o la vuelta ha sido un proceso muy hermoso y que me llega en un momento de madurez que me hace disfrutarlo mucho más. A veces, los bailaores queremos, técnicamente, hacer virguerías pero, a veces, la virguería está en pararte y decir algo. Y, en ese sentido, me encuentro bastante fuerte en este momento. Es verdad que la velocidad la tengo, eso no lo voy a a negar, pero no creo que sea el fuerte en este espectáculo sino, más bien, el contraste de eso con ese baile parado. Lo interesante de esta fusión es sentir la diferencia de las melodías y hacerlo sin olvidarte del palo que estás interpretando. Yo sí te puedo decir que me encuentro más flamenca que nunca, porque bailando por soleá, por ejemplo, busco una estructura muy tradicional y volver ahí con todo este tiempo recorrido pues ha sido estimulante.
–Dicen de Sara Baras que es un género en sí misma, un estilo y una marca propia. ¿Cómo se crea, cómo se innova, con estas etiquetas por encima? ¿Y en qué momento se encuentra ahora?
–Yo defiendo el trabajo, el sudor, el no bajar la guardia nunca, el seguir con una compañía privada intentando mostrar un espectáculo con un nivelazo, con artistas que lo dan todo y que siguen conmigo el camino. Yo creo, y vuelvo a mi padre que me lo enseñó, que hay que entregarse al 100% pero de una manera honesta, desde lo que eres, no hay que parecer. Esto se puede aplicar a muchos otros aspectos de la vida pero como hablamos del arte, de mi profesión, pues lo aplico aquí. Yo empecé con un traje sin lunares porque decía que los lunares los llevaba dentro, y así es. Y así he hecho el camino, haciendo en cada momento lo que sentía, creando con libertad pero siendo yo. Y, por supuesto, siempre lo digo pero es que es verdad, súper agradecida al público porque gracias a él estoy aquí, tener siempre eso en cuenta es lo que te pone los pies en la tierra. Y luego ya si tu personalidad tiene algo que contar pues te conviertes en un estilo, en una marca. Es cierto que yo siempre soy muy fiel a mis principios en el baile pero eso no quiere decir que no pare de aprender cosas o que no intente crecer todo lo que pueda pero siempre creo que ese sellito, esa cosa que tiene cada artista pues tiene que estar ahí. Yo le tengo tanto respeto y admiración al arte que aun teniendo la libertad de hacer lo que quiera nunca me mostraría de una manera que no soy. A mi arte le doy lo que soy, después ya entra el gusto de cada uno, a todo el mundo no puedes gustar, pero nadie puede dudar que hacemos un trabajo serio, que mantiene a muchas familias y que lo hacemos siempre desde la ilusión por crecer y esa ilusión es tan importante... Es la que te ayuda a seguir el día a día, que es lo complicado. Y, por supuesto, me siento súper orgullosa de ser marca España, de Andalucía y de ser gaditana y flamenca. ¿Y cómo me siento ahora, dices? Por un lado rota, porque se me acaba de ir mi padre; y por otro lado, muy agradecida, muy fuerte, muy llena de energía para llevarle el Alma a todos ustedes.
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