Cómics
Los chicos de la 619
Las imágenes que Olga Simón trae del frío a la Kursala son brotes en hielo. Plasman con limpia exactitud qué se siente cuando, de repente, venimos a recordar algo que creíamos haber olvidado o nos topamos, entre un montón de papeles viejos, con alguna antigua fotografía.
Las 22 imágenes que integran este Jardín Polar -la muestra que puede contemplarse hasta el 28 de febrero en la Kursala del Aulario La Bomba- abundan en el concepto de fotografía introspectiva: modalidad sobre la que Olga Simón ha enfocado, además, el tema de su tesis: "Por supuesto que admito todo tipo de fotografía -comenta la autora-. Pero navego mejor en este campo de sentimientos, sueños y estados emocionales, como explica mejor que yo Miguel Fernández-Cid (el autor de los textos que acompañan la muestra)".
La creadora indica que llevaba ya "algún tiempo" trabajando sobre la idea del frío, "y un día -comenta- se me ocurrió congelar una carta".
"Este trabajo va sobre el cambio y la evolución, tiene mucho que ver con el proceso de la vida. Unas veces fotografiaba el proceso natural de congelación y descongelación; otras veces, volvía a congelar, o introducía oxígeno, o fragmentaba el bloque de hielo... Hay veces en las que podemos cambiar las cosas o los acontecimientos y, otras veces, se van cambiando ellos mismos", teoriza Simón. De esta misma idea procede también la elección del título: "Jardín polar juega con ese sentido de cambio, de nacimiento, de fertilidad -indica la autora-. Aquí se ve además el tema de los polos, la unión de los contrarios, de sentimientos enfrentados que se reflejan en la luz y oscuridad, lo líquido y lo sólido, el dolor y la pasión..."
Los sentimientos congelados que propone Olga Simón nacen "a partir de un acontecimiento personal sobre el que quería, también, mantener una distancia", explica. Latiendo bajo el hielo, la Ofelia de Millais, el cuadro favorito de la fotógrafa: "Ofelia es uno de mis elementos de inspiración -afirma-. Muere por amor, y está cantando y sonriendo a la vez que se ahoga. Refleja también la unión de contrarios, toda calma y quietud en mitad de un torbellino emocional, y ese contraste de calidez y frío. De hecho, la pieza nº11 de la serie es, para mí, mi Ofelia particular. Mi peculiar homenaje. Vi a Ofelia en ese jardín".
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