El Teatro Romano, el único enclave arqueológico abierto en Semana Santa
Patrimonio
Gadir, la Factoría de Salazones, la Casa del Obispo y los Columbarios están cerrados en una semana clave para el turismo en la ciudad, donde la gestión del patrimonio deja que desear
Si esta semana un turista o un gaditano decide visitar nuestros yacimientos arqueológicos y ser testigo de los casi tres mis años de historia de la ciudad más antigua de Occidente, puede encontrarse con la amabilidad de nuestros ciudadanos a la hora de indicarles dónde están situados cada uno de ellos, eso sí, pero se los encontrarán prácticamente todos cerrados.
Cerrados en una fecha clave, como es la Semana Santa, en la que empieza la temporada de playa, en la que recibimos a más gente sin planes por las mañanas, y en la que todas las administraciones tendrían que velar más y mejor por la gestión de un patrimonio que estos días les saca los colores en cuanto a la pobre oferta turística-patrimonial, que dista bastante a lo que se merece esta ciudad.
Recordar que la Factoría de Salazones, dependiente de la Junta de Andalucía, cerró hace unos meses de forma indefinida y tras unas obras de mantenimiento sin más justificación que la falta de presupuesto y de personal, sumándose así a la situación de los Columbarios romanos de la calle General Ricardos, cerrados desde hace años, con lo que se ha clausurado de esta forma buena parte de la visita del Gades romano.
Por labores de mantenimiento y de un contrato que no ha llegado a tiempo, también está cerrado desde el pasado 1 de abril uno de los yacimientos más importantes de nuestra ciudad, Gadir, que presumiblemente abría en Semana Santa, según apuntaron desde el Consistorio hace unos días. Según estas fuentes, aprovechando la puesta en marcha del contrato puente que estaba previsto hacer hasta que no se resuelva la situación con el nuevo pliego y contrato definitivo, Gadir se iba a someter a labores de mantenimiento y fumigación que tampoco han terminado a tiempo.
La Casa del Obispo, por su parte, está pendiente de que la concesionaria abandone el enclave, una vez que el pleno del Ayuntamiento aprobara la resolución del contrato con Monumentos Alavista, en un paso adelante que ha llegado nada menos que cinco años después de su cierre.
Sólo nos queda el Teatro Romano, también pendiente de la adjudicación del gran proyecto que no termina de resolverse.
Lástima que esto ocurra a pocos meses de que el New York Time nos proponga entre las ciudades españolas que visitar, y a unas horas de que las encuestas sitúen a nuestros habitantes en la cúspide de la amabilidad, porque esto es lo que les quedará a los turistas. Las bondades de nuestra ciudad y nuestras gentes en el siglo XXI, pero poco que contarles de nuestro rico y maltratado pasado histórico y patrimonial.
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