Tosca, una mujer de carácter, desde hace más de cien años
El Gran Teatro Falla de Cádiz acoge esta noche la representación de la obra de Giacomo Puccini, a cargo de Ópera 2001 y la Orquesta Filarmónica de Pleven
Desde hace más de cien años (111 en concreto) se viene poniendo ininterrumpidamente en escena en todo el mundo la ópera Tosca de Giacomo Puccini, uno de los más grandes compositores de ópera de todos los tiempos. En esta ocasión viene al Gran Teatro Falla de la mano de Opera 2001 y la Orquesta Filarmónica de Pleven
Probablemente fuera la soprano Maria Jeritza (1887-1982) la prima donna que más se ajustaba al ideal de Puccini para el papel de Tosca. La Jeritza poseía un dramatismo que le hacía aparentar una reina de temperamento fogoso y una gran voz emotiva.
En nuestro más reciente recuerdo, la interpretación que del papel llevó a cabo María Callas, aún tiene gran tirón entre el público pucciniano. Y entre mis versiones favoritas, las de Mirella Freni con Plácido domingo en una grabación de 1990 bajo el sello Deutsche Grammophon, y la de Montserrat Caballé con Josep Carreras, grabación de 1976 bajo el sello Philips.
Tosca es la mujer. Una mujer que nos sigue encandilando a la vez que admirando, y a la que se respeta desde que se estrenara la obra el 14 de enero de 1900 en el Teatro Constanzi de Roma. Es fuerza, a la vez que delicadeza y decisión. Y Tosca también es tragedia. Tiene todos los ingredientes necesarios para enganchar al público de principio a fin: Drama, acción y una música sublime.
El dramatismo que requiere el papel de la Tosca de Puccini es tal que, por encima de la música y la melodía, el espectador sale del teatro con la idea de una protagonista presente en todos los actos, en un incansable trabajo de interpretación, sin caer en la cuenta de que la acción no está acompañada de la cantidad de arias, dúos o tercetos con los que otras óperas apoyan los papeles de personajes dotados de menos movilidad. Pero el hecho de que el papel de la Tosca tenga un alto componente dramático, no parece casualidad, si se tiene en cuenta la fascinación de que fue presa Puccini al ver la obra de teatro Tosca de V. Sardou, interpretada por Sarah Bernhardt, tras lo cual parece ser, que se a decidió escribir una ópera con un libreto basado en la historia.
Puccini, nacido en pleno romanticismo italiano, desarrolló su propio estilo musical, con influencias tradicionales, e incluso veristas, orientales y expresionistas. Pese a que en Tosca se pueden apreciar estas incursiones de Puccini en diversas corrientes, y pese al gran valor que le da al movimiento, al drama y al argumento, Puccini en esta ópera, que sin duda es una de las que más fama le ha dado desde su estreno, no renuncia a su enorme capacidad como creador de melodías tonales, y así podemos apreciar en Tosca pasajes verdaderamente bellos, donde la partitura hace que el cantante se encuentre muy cómodo con melodías sumamente agradables para el espectador. Es el caso del dúo del primer acto Mia gelosa de Cavaradossi y Tosca, o la conocidísima aria de Tosca, Vissi dárte, vissi dámore, del segundo acto.
Una ópera de permanente actualidad, para no perdérsela, y donde la mujer es la protagonista.
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