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Tristante gana el Premio Ateneo de Novela con 'Nunca es tarde'

Conocido por la saga de Víctor Ros, el autor narra ahora una historia de extraños crímenes en el Pirineo

La cordobesa Tania Padilla logra el Ateneo Joven con 'La torre invertida'

El escritor Jerónimo Tristante, anoche en el Alcázar de Sevilla con el Premio Ateneo junto al alcalde Juan Espadas. / Fotos: Juan Carlos Vázquez
Francisco Camero

23 de junio 2017 - 02:07

Sevilla/"La novela me ha dado ya muchas satisfacciones, y eso que ni siquiera la he publicado", confesaba el pasado miércoles un "contentísimo e ilusionado" Jerónimo Salmerón Tristante (Murcia, 1969) a propósito de Nunca es tarde, la obra con la que ganó el Premio Ateneo de Sevilla y se embolsó los 24.000 euros que lo acompañan. En la modalidad Joven, con una dotación de 6.000 euros, la vencedora fue Tania Padilla, por La torre invertida. Los galardones fueron entregados durante una cena en el Alcázar que reunió, como de costumbre, a numerosos escritores y profesionales del sector. Ambos libros serán publicados el próximo mes de octubre por la editorial Algaida, que junto con la fundación cultural de El Corte Inglés colabora con el premio que convoca el Ateneo de Sevilla desde hace 49 años.

"Empecé a escribir esta novela hace casi justamente un año, cuando pasaba un momento de desánimo, y me ayudó a redescubrir el placer de escribir, a volver a disfrutar de la escritura como refugio, como aventura privada. En fin, me lo pasé muy bien mientras la escribía y creo de verdad que eso se va a notar al leerla", contaba Salmerón Tristante, que hasta ahora en sus libros ha mostrado siempre predilección por "los viajes en el tiempo", sazonados con las clásicas dosis de intriga, acción y aventura. Con uno de ellos, de la mano de su personaje Víctor Ros, un inspector de policía en la España de finales del siglo XIX, ha tenido especial fortuna y éxito, hasta el punto de que el proyecto se convirtió en una saga que llegó finalmente también a la televisión por medio de una serie que comenzó a emitirse en TVE en el año 2015.

"Quería reinventarme", reconoce el ganador, algo "encasillado" por el éxito de su sagaPadilla viaja en su obra a la construcción de la pintoresca Quinta de Regaleira, en Sintra

"Esta novela", apuntó en declaraciones a este diario el escritor, en referencia a Nunca es tarde, "la tenía en el tintero, aparcada, desde hacía mucho. Claro, las novelas de Víctor Ros, por ejemplo, me encasillaron y condicionaron mucho. Son ya diecisiete años en el mundo editorial y a veces pesa la responsabilidad, lo que se espera que uno haga... Por eso me apetecía un cambio de registro, reinventarme, dejar a un lado la ambientación histórica y escribir una novela en el presente". Y eso hizo -en parte, porque el elemento de reconstrucción de una época determinada del pasado sigue presente, aunque de otro modo ahora- en la novela ganadora del Ateneo, protagonizada por una mujer por primera vez en sus libros. "Me resultaba divertido ponerme ese reto", explicó Tristante sobre Isabel, el ama de casa que ocupa el centro de su nueva narración, un thriller ambientado en un pueblecito idílico -al menos aparentemente, como dictan los cánones- en el corazón del Pirineo aragonés.

"Es una mujer de cuarenta y tantos que descubre que su marido le ha sido infiel y cuyos hijos, ya en la universidad, han volado del nido. Como se siente vacía, mientras consulta en una hemeroteca del pueblo una serie de recortes de prensa para hacerles un regalo a sus hijos, descubre que en esa misma población, a principios de los años setenta, hubo una serie de crímenes que no llegaron a resolverse. Y precisamente cuando ella decide empezar a investigar aquellos hechos, una niña desaparece en el pueblo. Ella no tarda en sospechar seriamente que aquellos crímenes están empezando a repetirse en el presente, pero nadie la toma en serio", resumió el escritor murciano, que con esta novela de género puso especial interés también en la exploración de los ambientes enrarecidos y en los resortes de "la psicosis colectiva en un lugar pequeño y cerrado".

También juega con los géneros La torre invertida, la novela de Tania Padilla, cordobesa de treinta y dos años, licenciada en Filología Hispánica, antigua beneficiaria de una de las becas para jóvenes creadores de la Fundación Antonio Gala y autora de dos novelas anteriores, Nosocomio: el diamante negro (En Huida, 2013) y Un secuestro raro (Algaida, 2016). La torre invertida que da título a la obra es la que corona la Quinta da Regaleira, uno de las más pintorescos y famosos palacios que abundan en Sintra, la hermosa y pintoresca villa próxima a Lisboa.

"Siempre me ha interesado Portugal, voy desde pequeña porque mis padres veraneaban allí, y tenía muchas ganas de escribir algo que tuviera que ver con el país", explicó Padilla sobre el germen de una novela que tiene mucho de "viaje iniciático" y que combina un registro "metaliterario" con una investigación "esotérica" aunque también histórica.

"Empecé a documentarme muy en profundidad sobre la quinta, quién fue su arquitecto, cómo planteó la construcción, quién fue el artífice de semejante excentricidad, un millonario [António Augusto Carvalho Monteiro] del que en su época muchos decían que era masón", detalla la autora cordobesa sobre esta "recreación de un pasado alternativo" donde tienen cabida lo mismo el último rey portugués en el exilio que Fernando Pessoa (autor de no pocos textos de honda fascinación esotérica).

Según la autora, dos voces tan distintas entre sí como el propio Pessoa y Jonathan Franzen fueron inspiraciones importantes para esta novela que con "un punto humorístico y algo de sexo", apuntó, aspira, en una "línea muy americana", nada menos que a captar también la "textura real de la vida cotidiana".

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