Vicisitudes de una adolescente
Estela G. de la Flor debuta con 'Vida y obra de una pelirroja torpe'
Escribir un diario personal e íntimo ha sido una de las necesidades más comunes de esa turbulenta etapa de la vida que se da en llamar adolescencia. En esa necesidad casi vital se ha basado la periodista Estela G. de la Flor (Cádiz, 1989) para debutar en la literatura con Vida y obra de una pelirroja torpe, el diario de una niña gaditana de 13 años, Martina, que, hija de su tiempo, cambia el bolígrafo y el bloc por el teclado y el blog para escribir su diario personal en internet.
Alentada por su "típico sueño infantil" de escribir alguna vez e impulsada definitivamente al vacío por la crisis laboral que sigue hundiendo la profesión periodística, Estela de la Flor tiró de orgullo y decidió inventarse a Martina y a su blog íntimo y personal. La idea surgió del intento de presentarse a un concurso literario extremeño en el que los textos tenían que acompañarse de ilustraciones. Se apoyó en una amiga, Estefanía Rosado, para que ella dibujara la historia que ya le rondaba por la cabeza. Al final, no pudo aspirar a este premio y envió el texto a un certamen de Edelvives.
Aunque la suerte le fue esquiva, la joven periodista gaditana lo tomó como una experiencia más y decidió dar el paso de publicar esta singular vida y obra de Martina, una pelirroja de 13 años repletita de dudas, como buen adolescente, y a quien el mundo y las personas que la rodean le cuestionan de manera permanente.
Así nació un libro del que Estela prepara la tercera edición, tras agotar las dos primeras de cien ejemplares cada una, y que se puede encontrar en un buen número de librerías de la capital gaditana. Autoeditado, la periodista gaditana se apoyó en Estefanía Rosado para la ilustración de portada y en Rafa Guerrero para el diseño y la maquetación de la obra.
Evidentemente escrito en primera persona, la protagonista de este libro se acompaña en su relato de sus padres -ella vive con su madre porque están separados-, sus compañeros de clase, sus mejores amigos y algún que otro profesor. Con todos ellos, esta pelirroja gaditana a la que la mala suerte persigue de forma casi innata va descubriendo todo lo que suele rodear a la adolescencia, como el despertar sexual, los primeros amores o el rechazo del mundo adulto.
Empedernida lectora desde muy joven, Estela G. de la Flor cita como uno de sus referentes literarios al Manolito Gafotas de Elvira Lindo. Ahora es ella la que se ha pasado al otro lado para buscar lectores. Además de su libro, ha creado una página web (unapelirrojatorpe.com) para apoyar su publicación.
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