La asesina dentro de mí
Cómics
La paz y tranquilidad del pueblo de Woodbrock se verá rota por una serie de terribles sucesos
Imaginad una comunidad casi ideal, donde sus vecinos se conocen desde siempre y es costumbre saludarlos cuando te cruzas con ellos, incluso departir unas educadas palabras para interesarte por su salud.
Así ha sido siempre la vida en una pequeña localidad, alejada del mundanal ruido de las masificadas urbes, y donde hay todo lo que necesitas para vivir…
Samatha Strong es la propietaria de uno de esos comercios, una ferretería en la que trabaja junto a su empleado Charlie, un tipo tan servicial como miope, cuya torpeza y despiste es ya legendario en el lugar.
La existencia de Samantha no se diferencia de la de muchos de sus convecinos. Pero quién sabe los secretos que se esconden tras las puertas de estos ideales hogares, aunque nadie ha podido sospechar nunca el más grande de todos, aquel que hace que de vez en cuando Samantha coja una maleta muy especial para ella y se dirija a la alejada gran ciudad en su coche para pasar unas horas.
Allí se respira otro aire, y nadie la conoce. Observando a los atareados urbanitas, llegará un momento en el que su vista se pose en uno o una en especial, el elegido.
Ha ensayado ese momento mil veces, pendiente de la buena voluntad de aquella persona que se acerca y le pregunta si necesita ayuda. Y justo ahí, en ese instante, se revela la verdadera naturaleza de Samantha Strong, su lado más oscuro.
Y es que ella es una asesina en serie, una fría psicópata que ejecuta sus crímenes con matemática limpieza. Lejos de su hogar, oculta en el bosque, donde nada ni nadie puede seguirla o interrumpir su macabro ritual.
Hasta ahora, estoy seguro que el argumento de este cómic no os parece demasiado original, ¿verdad? Desde que Thomas Harris escribió su genial El silencio de los corderos, ese subgénero protagonizado por asesinos en serie se ha convertido en algo bastante habitual y exitoso en la literatura, el cine o las series de televisión.
Pero hay algo que diferencia, y de qué manera, al cómic creado por el director de cine Patrick Horvath, Bajo los árboles, donde nadie te ve. Y es que nos presenta un cóctel de lo más original. Imaginad esta bebida en la que se mezcla una serie catódica como las peripecias de Dexter Morgan con aquella ya añeja serie de dibujos animados de la Aldea del Arce (¡Chamalele, chamalá…!).
Sí, los protagonistas de este cómic parecen sacados de una narración de Beatrix Potter, que si volviera a levantar la cabeza seguro que regresaría escandalizada a su tumba.
En Woodbrock sus habitantes son animales antropomórficos, con actitudes muy, muy humanas.
Martin, el jubilado cabrito que comienza a chochear; la insoportable cerda Cherry Gherkins a la que todo el mundo odia; Melody, la amable carnicera viuda o Lola, la ratona mejor amiga de Samantha, que vive con su hijo.
Todos ellos, y algunos más, forman parte del dramatis personae de este cómic, cuyo argumento dará un inesperado y sangriento giro cuando la muerte llegue de una manera harto brutal al pueblo, llevando el terror y la desconfianza a sus calles, que dejarán de ser seguras debido a la presencia de un implacable asesino al que la fuerza policial comandada por el bonachón sheriff Patterson es incapaz de dar caza.
Samantha verá cómo su vida, y personal código, puede verse alterado y descubierto, y no va a permitir que nadie manche de sangre las casas de su pueblo, ese lugar que tanto ama vivir.
Pero claro, el criminal resulta ser un tipo inteligente, y se iniciará un juego del ratón y el gato, en el que, en un momento dado, todos los ojos de sus conciudadanos pueden volverse hacia la osa parda Samantha.
Bajo los árboles, donde nadie te ve, publicado por Astiberri, es uno de esos cómics que devoras al instante, sin poder dejar de pasar sus páginas, en las que su autor demuestra lo bien que maneja los tiempos, y nos presenta a una serie de personajes carismáticos.
El reloj corre, y la cuenta atrás ha comenzado para que Samantha descubra la identidad del asesino que protagoniza las primeras páginas del periódico de la localidad, el Woodbrock Wanderer…
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